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lunes, 20 mayo, 2024
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Una venezolana en España conecta a Iberoamérica mediante la gastronomía

Antonella “Nella” Ruggiero es venezolana de ascendencia italiana. En 2008 salió de Venezuela con la idea de realizar una especialización en Periodismo Gastronómico en Madrid. La caraqueña nunca imaginó que 13 años después se convertiría en directora general de la Academia Iberoamericana de Gastronomía en España

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Por: Andrea V. González G.

Caracas. “El universo ha trazado un plan y a veces tienes que aprender a bailar con él”, dice Antonella Ruggiero o Nella, como todos la llaman. Y así ha sido en su caso. Trece años después de salir de Venezuela es directora general de la Academia Iberoamericana de Gastronomía en España. Una responsabilidad que nunca soñó.

Ingresó en 2016 para dedicarse a la comunicación institucional. Entonces, el puesto de director(a) general no existía. “Me doy cuenta que teníamos un diamante en bruto, que podíamos pulir y cincelar como quisiéramos”, relata la periodista que nació en Caracas y se crió en la avenida Victoria en el seno de una familia de inmigrantes italianos.

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Al comenzar su trabajo se preguntó cómo explicar a alguien radicado en España la necesidad de apoyo e importancia del patrimonio iberoamericano y su gastronomía. A partir del reconocimiento de fortalezas, amenazas y debilidades surgió la iniciativa de promover alianzas público-privadas para divulgar el patrimonio gastronómico iberoamericano. “Es la comunicación gastronómica en su más alto espectro”, afirma.

Considera además que la conquista marcó un hito histórico en la gastronomía, que guarda un nexo destacable que se debe preservar. “Es el típico vestigio histórico del que no te hablan y que te permitiría entender muchísimo más la historia”, explica.

Para Ruggiero la labor que realiza la Academia Iberoamericana de Gastronomía ayuda a difuminar las fronteras y distancias geográficas que existen entre sus países. “No estamos tan lejos, nos parecemos mucho más de lo que creemos y somos bastante más fraternales de lo que imaginamos”, asegura la venezolana para quien hablar otro idioma o comer platos distintos nunca fue una barrera. “Más bien lo entendíamos con algo extraordinariamente positivo”, relata.

Sentados a la mesa

Estudió periodismo en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y se graduó con honores. Tras realizar pasantías en el diario El Nacional pensó en dedicarse a la fuente política, pero repentinamente comenzó a escribir en la sección gastronómica de la Revista Marcapasos. Se dedicaba a contar historias sobre sitios olvidados en la ciudad de Caracas. “Recopilábamos información de bares antiguos, sitios donde se hacían jugos de fruta en el centro de Caracas, Capitolio”, cuenta.

Inició sus estudios con la idea de emigrar a Europa. En primera instancia, pensó en mudarse a Roma, pero en un salto casi súbito terminó en Madrid, España. “Qué estaba haciendo yo verdaderamente, si era una caraqueña de padres italianos tirada en medio de la Gran Vía”, pensó al verse alejada de sus raíces familiares por primera vez.

No obstante, su instinto la llevó a realizar una especialización en Periodismo Gastronómico que dictaba la Universidad Complutense. “Ahí entendí la trascendencia de lo gastronómico», explica. “La cocina no es una cosa que yo ame con locura. Amo la gastronomía, pero cocinar … soy un poco impaciente”, dice Nella.

Su vínculo gastronómico se fundamenta en el aspecto emocional, histórico y familiar que esto conlleva. Desde su perspectiva, la comida está asociada a los grandes momentos de la vida. “Por eso celebras tu cumpleaños comiendo algo (…) Lo entiendes como un momento extraordinario que compartes con alguien sentado a la mesa”, puntualiza.

Preservar el placer gastronómico iberoamericano

Para Nella, hablar de gastronomía es hacer mención especial a sus raíces italianas. “Siempre fue la manera de marcar identidad y que no se perdiera”, asegura. Lo anterior es un factor fundamental en las iniciativas de la Academia Iberoamericana de Gastronomía. Preservar y divulgar el placer gastronómico iberoamericano es traspasar las fronteras geográficas entre los países que la integran.

Durante la pandemia del COVID-19 dirigió una serie de seminarios web gratuitos para brindar la posibilidad de aprender sobre cultura gastronómica desde casa. Actualmente, la institución se enfoca en realizar proyectos divulgativos con universidades públicas y privadas, al igual que iniciativas multilaterales y de cooperación internacional, que apunten a la gastronomía como una herramienta viable para la recuperación turística tras la pandemia.

Entre sus últimas actividades, la academia entregó un reconocimiento a la ciudad de Madrid por sus características gastronómicas y turísticas relevantes. “Me dicen que presente la puesta en escena, con el alcalde de Madrid y las autoridades del ayuntamiento (…) Le dieron el micrófono a una venezolana, para que con su acento presentara el evento”, relata.

Con alas para volar

“Nadie me ha puesto límites, me dieron alas para volar y mucha responsabilidad también”, afirma la venezolana. La comunicación para Nella es el plan que el destino ha trazado para ella. “Cuando consigues la senda de tu vocación difícilmente puedes escapar de ella. Te agarra, tú te agarras a ella y te acompaña por el resto de tu vida”, asegura.

A Nella todavía le quedan proyectos personales bajo la manga. Estudiar un postgrado en psicología que le permita proyectar la gastronomía como solución a problemas intrafamiliares, dictar la asignatura de Periodismo Gastronómico en la Universidad Central de Venezuela. “No quiero ver hacia atrás cuando tenga la edad de mi nona y decir ‘por qué no lo hice, qué hubiese pasado si …’”, sostiene.

Su motivación está en seguir generando proyectos y propuestas de valor gastronómico. “En el universo, todo confluye de manera magistral y las cosas pasan cuando tienen que pasar”, remarca Antonella Ruggiero. Su futuro lo mira con optimismo, siempre viendo el vaso lleno y no medio vacío. “Uno tiene que ser una hoja sobre el río, a veces hay que dejarse llevar”, finaliza.

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