Se estima que en la Gran Caracas 7 de cada 10 habitantes han estado sin agua durante buena parte de la cuarentena, pero el incendio reciente que inhabilitó el sistema Tuy II casi en su totalidad no es la única causa de la sequía. El accidente solo sumó un importante daño al ya deteriorado suministro a la capital

El incendio reportado este 14 de mayo en la estación de bombeo número 20, Taguacita, que generó la paralización del sistema Tuy I y II casi en su totalidad es solo una de las fallas que reporta todo el Acueducto Metropolitano y que mantienen seca a Caracas. A ojos de los expertos, el problema no es la falta de agua, sino las paupérrimas condiciones de los canales que la hacen llegar a la capital, a 900 metros sobre el nivel del mar.

Sin tener certeza del porcentaje de la ciudad que no padece por agua en este momento, la crisis se puede apreciar en los ojos cansados de quienes deben cargar el agua hasta sus casas y ya volvieron rutina “el malvivir”.

Así lo describe Neyda Albino, de 39 años, que con sus tres hijos de 7, 5 y 2 años, no tiene mucho tiempo para ayudar a su esposo de 60 años a cargar las pimpinas desde un galpón en la carretera Vieja Petare-Guarenas hasta su ranchito en Ciudad Tablita, un sector muy pobre de la parroquia Caucaguita.


Si a Caracas llegaran los 20.000 litros por segundo que llegaban hace 20 años los caraqueños estaríamos bailando locos de alegría en la plaza Bolívar

José María de Viana

Con 21 años viviendo en esta zona de Caracas donde el agua siempre falla, Neyda no recuerda una peor época que la que le ha tocado vivir durante la cuarentena por COVID-19. Caucagüita, una de las 32 parroquias del área metropolitana y de las más altas, ubicada entre los 890 y 940 metros sobre el nivel del mar, siempre ha sufrido por la falta de agua, pero antes de que se decretara el estado de alarma, ya tenía dos semanas sin suministro.

Neyda tiene más de tres meses viendo cómo su esposo se pone una faja y baja por las empinadas escaleras de tierra que casi son un barranco hasta la carretera vieja para cargar el agua y volver a subir en una labor que le toma al menos dos horas. Pero esa su única opción, pues hay un chorrito un poco más cerca de casa, solo que no saben de dónde proviene el agua.

“Hay un chorrito por ahí, que no sabemos de dónde sale y hemos agarrado agua de ahí… Me bañé. Me bañé con eso y ahora tengo como un sarpullido. Tengo una sarna”, cuenta Nayda. “La cosa es que en la desesperación hay gente que agarra hasta para tomar”.

Su caso parece repetirse de este a oeste en toda la ciudad, pues en total, podrían estar circulando por las tuberías caraqueñas entre 9.000 y 11.000 litros de agua por segundo, 9.000 menos de los 20.000 que son necesarios para calmar la sed de todos los habitantes de la ciudad en este momento.

Los datos son aportados por expertos que creen que esta cuenta es esperanzadora para la crisis de desabastecimiento que hoy convierte a los caraqueños en pimpineros y que transforma las pocas fuentes de agua en una forma de negocio para muchos que se hacen de su control.

La temporada de sequía en Venezuela solo agrava el ya deteriorado Sistema Tuy que en sus versiones I, II, III y una IV nunca culminada, todavía no logra superar el racionamiento instalado en la ciudad por Hidrocapital desde 2012 como una medida para paliar la sequía, pero sobre todo las fallas en todo el sistema que, como la crisis, ha encontrado su peor momento a partir de 2017.


En el mejor de los casos, en la Gran Caracas 70% de la ciudad, por lo general, ha estado sin agua en buena parte de esta cuarentena… Solo un 30% de la capital ha tenido suministro en el mejor escenario

Juan Carlos Vidal

Traer el agua a Caracas siempre fue difícil. Desde los años 50 se determinó que sería el Río Tuy el principal proveedor del agua de la capital y se comenzó a trabajar en ello. Hoy la ciudad cuenta con tres sistemas de distribución, 9 embalses y 14 grandes estaciones de bombeo que se encargan de mandar el agua a todo el Distrito Metropolitano e incluso a los Altos Mirandinos y una sección de Valles del Tuy.

El ingeniero civil José María de Viana lo explica con claridad: “Si a Caracas llegaran los 20.000 litros por segundo que llegaban hace 20 años los caraqueños estaríamos bailando locos de alegría en la plaza Bolívar… Eso sería suficiente para abastecer y brindar un buen servicio a toda la ciudad”.

De Viana, que fue director de Planificación de Recursos Hidráulicos del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables entre 1981 y 1983, y presidente de Hidrocapital por siete años (de 1992 a 1999), aseguró en entrevista con El Pitazo que se trata de un proceso de deterioro que lleva muchos años gestándose y que aquel incendio que hoy mantiene a Caracas seca solo es el resultado de protectores que no funcionaron para alertar sobre un corto circuito porque no han recibido el mantenimiento adecuado.

Con el sistema Tuy I enviando solo 1.000 de los 4.000 litros por segundo que le corresponden a la ciudad, Tuy II solo con una de sus tres líneas habilitadas y una capacidad de funcionamiento del 12% y Tuy III dando todo lo que da en temporada de sequía, con embalses de contingencia vacíos y grupos de bombas apagados completamente, Caracas ve mermar otro de sus servicios públicos justo en medio de una pandemia que exige aumentar las normas de higiene y limpieza al máximo.

De Viana explica que en el Acueducto Metropolitano cada estación de bombeo es un escalón para lograr que el agua suba esos 900 metros sobre el nivel del mar en los que se encuentra el valle de Caracas con relación a la mayoría de sus embalses y que, con los daños estructurales e hidroeléctricos, además de la sequía en las represas que no se abastecen naturalmente es más complicada la subida del líquido.

Ni siquiera el reciente logro de poner a andar dos grupos de bombas en Taguacita es suficiente. Solo se logra arrastrar el agua a las cotas más bajas de la ciudad y quedan sin servicio las zonas más altas del este de Caracas.

Tobos vacíos y manos sucias

En el centro de la explicación técnica de la crisis del agua está la gente, los caraqueños que la padecen y que ya desde antes de la cuarentena habían visto mucho más escaso el líquido que sale por sus tuberías. Los primeros siete días luego de la falla en Taguacita son para muchos una simple muestra de lo que viene.

“En el mejor de los casos en la Gran Caracas, 70% de la ciudad ha estado sin agua en buena parte de esta cuarentena… Solo un 30% de la capital ha tenido suministro en el mejor escenario”, explicó a El Pitazo Juan Carlos Vidal, dirigente político, ex concejal del municipio Sucre y dirigente de la ONG Solidarios de Sucre.

Con 7 de cada 10 habitantes de la Gran Caracas sin agua, Vidal, con base en el seguimiento diario de la situación del servicio, cree que es posible que ningún sector de la ciudad haya estado por fuera de la escasez, ya que el suministro varía y llega a unos sectores y se va de otros.


Las cisternas disponibles se envian a cotas altas, porque el alimentador Este solo está enviando agua a las cotas bajas y no hay posibilidad por lo pronto de que el agua llegue a zonas altas

Jesús Vázquez

El monitoreo de Solidarios por Sucre les ha permitido notar picos de escasez de agua que incluso alcanzan el 80% de todo el territorio que comprende el Distrito Capital.

El ingeniero Jesús Vásquez, dirigente de Monitor Ciudad, asegura a El Pitazo que en las últimas tres semanas de mayo ciudadanos que residen en Caracas han debido gastar 270.000 bolívares semanales, el equivalente a 33% del salario mínimo en Venezuela.

Vásquez y su equipo han podido documentar los padecimientos de la población en los municipios Baruta, Chacao, El Hatillo y Sucre, en el este de la ciudad. Pero también han podido captar durante su monitoreo el deterioro paulatino del servicio durante la contingencia tras la llegada de la pandemia a Venezuela, con importante presencia en la zona central del país.


PODRÍAN ESTAR CIRCULANDO POR LAS TUBERÍAS CARAQUEÑAS ENTRE 9.000 Y 11.000 LITROS DE AGUA POR SEGUNDO, 9.000 MENOS DE LOS 20.000 QUE SON NECESARIOS PARA CALMAR LA SED DE TODOS LOS HABITANTES DE LA CIUDAD


“Las cisternas disponibles se envian a cotas altas, porque el alimentador Este solo está enviando agua a las cotas bajas y no hay posibilidad por lo pronto de que el agua llegue a zonas altas… Se estima que podrían pasar hasta unos 15 días o más sin que se pongan operativas las líneas de Tuy II que quedaron fuera de servicio”, explica Vásquez.

Mientras tanto, el Monitor Ciudad registra zonas de Caracas con más de 50 días continuos sin suministro de agua potable como algunos sectores de Chacao, las zonas altas de Petare, La Pastora, San Bernardino, Pinto Salinas, Sarria, Mecedores, Ojo de Agua, entre otros donde cargar el agua se volvió la norma.

Esta práctica ya es común desde que inició la cuarentena el pasado 16 de marzo y se ha vuelto rutina entre los caraqueños ver personas cargando agua de tomas improvisadas, alcantarillas y tubos rotos en toda la ciudad. Ahora que el agua no llega por tubería, incluso a quienes viven a orilla de calle y eran privilegiados y en muchos casos apoyo de los menos favorecidos reportan también esta nueva pérdida para los caraqueños.

Este especial fue publicado originalmente el 31 de mayo de 2020.