El presidente de Chile, Sebastián Piñera, dijo que el día de ayer, 16 de febrero, desplegaron más de 670 efectivos militares en los más de 1.100 kilómetros de frontera con Perú y Bolivia, asegurando que apoya la migración regular, pero no a la migración ilegal.
Por su parte, el ministro del Interior de Chile, Rodrigo Delgado, indicó este jueves, 17 de febrero, que llegó el momento de cerrar aún más la frontera norte del país, donde desde hace pocos días rige una nueva ley de ingreso más estricta y un estado de excepción en cuatro provincias que son escenario de una crisis migratoria.
«Llegó el momento de cerrar aún más la frontera y poder tener las herramientas que nos están otorgando la nueva legislación migratoria y el estado de excepción. Vamos a seguir usándolas y no descartamos tomar más medidas», afirmó el ministro a periodistas desde el palacio de La Moneda, sede de Gobierno.
Entre las estrategias que se barajan están el toque de queda en las provincias de Tamarugal, El Loa, Arica y Parinocata (norte) y el control de tránsito de camionetas para frenar el tráfico de migrantes, explicó.
La semana pasada, estas y otras zonas del norte de Chile vivieron una escalada de tensión con una ola de huelgas y paros de camioneros contra la migración irregular que llevaron al Gobierno a decretar el estado de excepción en varios pasos fronterizos, una medida que permite el despliegue de las Fuerzas Armadas.
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En paralelo, el Ejecutivo anunció la puesta en marcha del reglamento de la nueva ley de migraciones, que busca endurecer las fronteras y que permitirá a partir de ahora las denominadas «reconducciones», deportaciones sin un procedimiento judicial.
Delgado detalló que se está trabajando con Bolivia para afinar ese proceso y aclaró que en la frontera con Perú las expulsiones se están llevando a cabo con plenitud.
El norte de Chile lleva un año sumido en una fuerte crisis migratoria con la llegada masiva de personas por pasos clandestinos -la mayoría de nacionalidad venezolana-, el colapso de pequeñas localidades fronterizas, la celebración de marchas contra la migración y ataques xenófobos.
Los inclementes pasos altiplánicos siguen formando la principal ruta de ingreso irregular a Chile, que pese a la pandemia y la crisis social de 2019, sigue siendo uno de los países más atractivos para migrar dentro de América Latina, por su estabilidad política y económica.
Las imágenes más impactantes son de la ruta entre las aldeas de Colchane (Chile) y Pisiga Carpa (Bolivia), donde EFE pudo constatar el caos que cada día se desata con la llegada de decenas de personas, incluidos niños y embarazadas.
Según el Departamento de Extranjería y Migración, en Chile hay 1,4 millones de migrantes, lo que equivale a más del 7% de la población, y los venezolanos son los más numerosos, seguidos de peruanos, haitianos y colombianos.