Caracas.- La diferencia y la adversidad han marcado los pasos de Mauricio. Desde su nacimiento casi cada acto de vida que ha emprendido ha derivado en un desafío a la muerte. El diagnóstico de hidrocefalia postmeningitica por hemorragia ventricular amenaza desde los tres meses de nacido con aprisionar su cerebro hasta hacerlo colapsar, con un desenlace fatal.
Su caminar pausado contrasta con las mil ideas por segundo que saltan de su mente como signo del triunfo que es cada instante que vive. Mauricio Mosqueda tiene actualmente 23 años de edad y es estudiante de octavo semestre de Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela (UCV), logro con el que venció las pocas probabilidades de desarrollo que le presagiaron por su condición.
“Yo sufro de una hidrocefalia compensada. Eso en realidad es una en uno en mil casos. Gracias a una válvula mi cerebro no continuó creciendo”, detalla con marcada precisión sobre el padecimiento que para muchos es una sentencia de muerte o una vida incapacitado.
Nada en su aspecto transmite debilidad. Posee un léxico amplio, que delata la voracidad con la que asume la vida. Apenas titubea cuando una palabra se escapa de su memoria. Por momentos, su sonrisa hace olvidar que cuando cumplió tres meses de edad sufrió una meningitis, luego de pasar casi una semana con una fiebre muy alta, lo que le ocasionó una hidrocefalia por la obstrucción de los ventrículos cerebrales.
Un colapso evitable
A los siete meses de edad le instalaron una válvula para drenar el líquido del cerebro a la vejiga. El dispositivo diseñado para durar hasta 40 años sin reposición no soportó el crecimiento de Mauricio. El catéter, por el que drenaba el líquido cerebral a la vejiga e impedía que su cráneo creciera, ha empezado a tensionarse.
El riesgo de que por esta tensión se desprenda la válvula, que regula el paso del líquido, es inminente desde el 12 de julio, fecha en la que su médico detectó la anomalía en un examen anual.
“El médico nos dijo que se debía cambiar la válvula porque la que tengo es para niños y no aguantó mi crecimiento. Me deben colocar una nueva antes de que se desprenda por completo la que tengo o estoy en peligro de muerte”, añade el ucevista, quien desde hace 22 años se somete de forma rutinaria al chequeo que ahora revivió fantasmas de viejas luchas.
De desprenderse la válvula el colapso sería inmediato. “Empiezo a presentar mareos cada vez más fuertes, luego empiezo a presentar vómitos. Puedo hasta perder la conciencia y morirme”, describe en la única ocasión en la que se encoje de hombros.
“Espere la llamada”
La válvula de derivación ventrículo peritoneal de presión regulable, marca Strata Medtronic, que Mauricio necesita con urgencia se ha vuelto una obsesión para su familia. El dispositivo, de fabricación estadunidense, no se consigue Venezuela y su costo oscila entre los 3.500 y 4.000 dólares, revela su madre, Gloria Rocha, una tachirense de mirada dulce y hablar cálido.
Desde que conocieron la urgencia del cambio del aparato, su búsqueda no ha parado, narra Rocha. En organismos oficiales, a los que acudieron por el alto costo del insumo, la respuesta no ha sido alentadora.
“No hay dinero para eso porque es muy costoso y los recursos están escasos ahorita”, alegaron funcionarios del Palacio de Miraflores la semana pasada.
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En el Ministerio de Salud le prometieron revisar el caso y el inventario para darle una respuesta en 15 días. “En el piso 8 un sargento del que no recuerdo el nombre me dijo que introdujera los papeles y espere la llamada en 15 días a más tardar”, rememora.
Pese a que las opciones de vida lucen esquivas, Mauricio no se da por vencido. “La adversidad a mí no me frena y a pesar de que haya mucha en este país, yo siempre he luchado contra eso”, afirma. Antes de cumplir 10 años de edad conoció la depresión. Y la derrotó.
“Me preguntaba por qué me pasó esto a mí, me ponía triste porque no podía correr como los otros niños”, añade.
Su búsqueda, enfatiza, no es por un aparato sino por mantenerse con vida, en su trabajo y estudio. La amenaza de que su cerebro quede atrapado por la falta de dinero o de respuesta oficial, o incapacitado por el resto de su vida, no ha podido contener sus sueños ni ha mermado su capacidad de lucha.
Cómo ayudar
Las personas o instituciones que quieran ayudar a Mauricio Mosqueda, puede comunicarse a través del número celular 0424-2800360 o por el correo: [email protected]
