Un beneficio de libre importación de carros dio pie a un nuevo esquema “informal” de comercialización en Venezuela. El presidente de Adane denuncia que empresas se dedican a traerlos a nombre del consumidor final siempre que el comprador asuma todos los gastos. Indicó, además, que traer carros al país a nombre de particulares para luego venderlos es un ilícito

Mientras los representantes del sector automotriz claman por un acuerdo que les permita continuar con un negocio de tradición en Venezuela, una nueva alternativa para la importación de vehículos surge en el país y pone en jaque al mercado formal de venta de carros, ya en declive por la crisis económica.

Desde el 29 abril de 2019, una resolución publicada en la Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6.454 permite a particulares y empresas importar vehículos nuevos o con un máximo de cinco años desde su fabricación sin la exigencia de la licencia de importación, pero con la salvedad de que su ingreso al país sea para fines no comerciales, es decir, no está permitida la venta de estos carros.

Para Gabriel Briceño, presidente de la Asociación de Distribuidores de Automóviles de Nueva Esparta (Adane), este beneficio dio pie a un “mercado informal” de vehículos en el país, pues asegura que una serie de concesionarios no oficiales se dedica a importar automóviles bajo esta modalidad para comercializarlos en Venezuela.


Debería haber una igualdad de trato entre la empresa privada establecida formalmente y los ciudadanos

Gabriel Briceño, presidente de Adane

El presidente de Adane considera que el beneficio de libre importación de vehículos es “la última estocada a la industria”, debido a que lejos de favorecer a las empresas de manufactura nacional benefician a las ensambladoras y comercializadoras de otros países, debido a que las personas en lugar de comprar vehículos ensamblados en Venezuela van a Miami, Panamá, Colombia, Brasil u otros países y traen el carro que quieran.

Sin embargo, explicó a El Pitazo que esos vehículos no cuentan con una cadena de concesionarios que le puedan brindar garantía, repuestos y servicio técnico. “Eso es pan para hoy y hambre para mañana”, dijo.

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Empresas de tradición

Gabriel Briceño explicó que las ensambladoras y comercializadoras deben cumplir con una serie de formalidades ante las autoridades venezolanas para obtener el permiso de importación de los vehículos que comercializan a través de sus redes de concesionarios. Señaló que las marcas deben pasar por una serie de controles de homologación de sus carros con el cual están obligados a garantizar al menos por 10 años repuestos y servicios para ese modelo.

Homologar los vehículos pasa por obtener una licencia en el Ministerio de Ambiente una vez se compruebe que cumplen con las regulaciones de emisiones de gases, y por una licencia de importación otorgada por el Ministerio de Comercio, bien sea de unidades ensambladas o medianamente ensambladas. Una vez con ambos permisos los representantes de las marcas pueden traerlos, ser revisados en las aduanas por Las autoridades competentes y, una vez pagados los aranceles bajo las figuras tributarias que correspondan y liberados, pueden ser comercializados por la red de concesionarios.


Tenemos un compromiso muy importante con nuestros clientes que por más de 60 años han confiado en la marca

Matteo D’ Abrizio, vicepresidente comercial de Toyota Venezuela

La falta de licencias, debido a que no les son otorgadas, es la principal limitante que tiene el sector para importar carros a Venezuela, situación de la que solo están exentas algunas empresas que pudieron lograr acuerdos particulares, explica Briceño, quien además manifestó su disposición de negociar con el gobierno de Nicolás Maduro las condiciones que permitan sacar a flote al sector.

Recurrir a la importación de vehículos a nombre de particulares para colocarlos en exhibición es un ilícito en el que no pueden incurrir las empresas de tradición, resalta Briceño, quien pide apoyo para que el sector pueda seguir siendo una opción para la adquisición de carros en el país. “Debería haber una igualdad de trato entre la empresa privada establecida formalmente y los ciudadanos”, dijo.

Según el presidente de Adane, el sector automotriz está prácticamente en extinción con un ensamblaje inexistente y unidades semiensambladas importadas a las que les terminan de colocar algunas partes en el país. Aunque no cuentan con cifras oficiales debido a que la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez) dejó de publicarlas, indicó que empresas como Ford Motors y Citroën de Venezuela tienen inventario que data de 2015–2016 que no se han podido vender por múltiples razones, entre ellas la falta de acceso al crédito al consumo y que los dueños de concesionarios buscan “rematar”.


Tenemos toda la buena disposición de sentarnos a negociar con el gobierno unas condiciones que nos permitan sacar adelante a una industria que está extremadamente golpeada

Gabriel Briceño, presidente de Adane

En contraste, marcas de tradición como Toyota continúan la apuesta por Venezuela con la incorporación de nuevos modelos, como lo hizo recientemente con la Land Cruiser Prado VX, una camioneta ensamblada en Japón con las especificaciones para el país e importada por esta compañía. El vicepresidente comercial de la marca, Matteo D’ Abrizio, dijo a El Pitazo que su planta en Cumaná, estado Sucre, se mantiene pero no producen por no formar parte de los sectores priorizados como parte de la cuarentena por la pandemia del COVID-19.

D’ Abrizio dijo que en condiciones normales Toyota produce prácticamente la cantidad de vehículos que demanda el mercado nacional y detalló que el año pasado la empresa comercializó cerca de 1.300 vehículos de los cuales casi el 50% fueron producción local.

Igualmente, estiman que este año cierre con niveles de comercialización cercanos a los de 2019, es decir, por el orden de los 1.000 carros entre sus más de 20 modelos adaptados a las necesidades del mercado y con las especificaciones para Venezuela a diferencia de los vehículos que puedan ingresar al país por otras vías, de ahí la importancia de adquirir los carros de su marca a través de su red de 58 concesionarios a nivel nacional, los cuales se encuentran totalmente activos y con inventario de vehículos para entrega inmediata.

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El mercado “informal”

El proceso de compra de un vehículo en Venezuela puede iniciarse desde las redes sociales. Son cientos las cuentas de Instagram en las que concesionarios físicos y virtuales, formales o no, ofrecen carros de variados modelos y marcas, de baja o alta gama a precios muy variados. Algunos cuentan con un local donde muestran su exhibición mientras otros solo cuentan con las redes sociales como ventana para vender sus carros.

El presidente de Adane denunció que bajo el beneficio de libre importación de vehículos surgió en Venezuela un nuevo esquema de comercialización a través del cual particulares traen al país carros, obviando el proceso de homologación al que están obligadas las ensambladoras, y los venden en el país. “Hay empresas que se dedican a eso, traen vehículos a nombre de su destinatario final siempre que el comprador se encargue de todos los gastos, pero las empresas destinadas al sector no pueden hacer eso porque no tienen licencia”, expresó.

Considera que a largo plazo esta modalidad perjudicará a los consumidores porque no podrán comprar ni un vidrio en el país por lo que tendrán que importarlo, ya que no hay un proveedor que garantice los repuestos. “Los nuevos mercados que están surgiendo no son industrias, es comercio informal de vehículos aun cuando estén en un local y con una exhibición bonita”, apuntó Briceño.


Los vehículos comercializados por la red de concesionarios de Toyota Venezuela son los únicos con las especificaciones para Venezuela

Matteo D’ Abrizio, vicepresidente comercial de Toyota Venezuela

Desde 25.500 dólares puede costar un vehículo de alta gama en un concesionario virtual venezolano consultado por El Pitazo. Esta empresa indicó que no cuenta con servicio técnico ni repuestos, pero aseguró que tiene los contactos de todos los servicios y requerimientos de la marca, en ese caso una compañía con trayectoria en el país.

Comprar el vehículo directamente en Estados Unidos u otro país también es posible, pero se debe contar con una empresa que realice todo lo concerniente con el proceso de envío, contratación de grúa, naviera y la logística necesaria para el traslado del vehículo. Uno de los concesionarios en Miami consultados por El Pitazo destacó que es posible realizar la compra desde Venezuela, sin embargo requieren la presencia de un representante en Estados Unidos que seleccione el vehículo y haga la prueba de manejo.

Rusvel Gutiérrez, presidente de la Cámara de Comerciantes, Industriales y Aduaneros de La Guaira, explicó a El Pitazo que los costos de flete de un vehículo desde Estados Unidos puede rondar los 2.500 dólares y su importación está sujeta al pago de tributos. Si el precio es superior a 20.000 dólares se debe pagar un 20% adicional por impuesto de importación, 1% de tasa por servicio de aduanas más un 16% de Impuesto al Valor Agregado (IVA). El proceso puede tardar aproximadamente 16 días.