Quien viva en Barquisimeto alguna vez ha visto en las calles a este personaje, un expaciente psiquiátrico más conocido como “el Loco de la pancarta”, porque siempre lleva sobre su cabeza una especie de sombrero-cartel con frases de protesta contra los maltratos hacia las personas con trastornos de salud mental, dentro y fuera de los centros asistenciales

“No a la represión en los psiquiátricos”. Esa es la frase más común que lleva Argenis Giménez sobre su cabeza, en forma de sombrero-cartel, lo cual ha hecho que su lucha contra el maltrato hacia las personas con enfermedades mentales, dentro y fuera de los hospitales psiquiátricos, se haga visible en Barquisimeto.

“Se trata de un caso de la vida real que sucede en todo el mundo y no son cosas subjetivas mías. En lo que sí he sido único es en mi estilo de protestar. Si ha de recordarme la historia será nada más y nada menos que como ‘el Loco de la pancarta’”, se lee en su autobiografía, gracias a otro arte que ha cultivado desde pequeño: la escritura.

Argenis Giménez estuvo recluido por depresión en el Hospital Psiquiátrico El Pampero, en Barquisimeto. De allí -según narra- se escapó para nunca más volver.

Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas. Aunque hay tratamientos eficaces, más de la mitad de los afectados en todo el mundo no los recibe.

“El mayor susto de mi vida fue cuando tenía 28 años. Fue la primera vez que me pusieron electroshock en el psiquiátrico. Uno queda inconsciente, al despertar sientes pánico, aquello es horroroso, es la peor sensación que he sentido en mi vida… Debe ser que como eso pega en el sistema nervioso, en los neurotransmisores”, rememora con escalofríos.

Aunque esto ocurrió hace más de 30 años, las denuncias sobre maltratos no han cesado. En febrero de 2018, trabajadores del Hospital Psiquiátrico El Pampero declararon ante los medios por las muertes, a causa de desnutrición, de al menos 10 pacientes en un período de dos meses. Dos años antes, The New York Times logró entrar a este recinto y mostró, a través de fotografías, las condiciones de los internos, todos con extrema delgadez.

Desde hace más de cuatro años no hay médico psiquiatra en esta institución, la principal del estado Lara para el tratamiento de pacientes con enfermedades mentales. La segunda, es la Unidad Psiquiátrica de Agudos, ubicada en el Hospital Luis Gómez López, donde tampoco hay personal especializado ni cuentan con las medicinas que requieren los enfermos.

El Pitazo intentó contactar a los directivos de estos centros, así como al Director Regional de Salud, Javier Cabrera, pero no respondieron a las solicitudes de entrevistas.


Mi lucha es para que los locos dejemos de ser mártires anónimos… pero como los locos no votamos, no pagamos impuestos, entonces no somos tomados en cuenta en la sociedad

Argenis Giménez, mejor conocido como “El loco de la pancarta

“Los locos no votamos”

“La gente dice: esos locos sí son felices, no se bañan, no se preocupan por nada ¿quién fuera él? Pero esto es una corona de espinas, un viacrucis. Esto no es un paseo ni una diversión ni un pasatiempo. Por eso, a manera de compensar mi autoestima, hace casi 30 años comencé mi proyecto de vida, me dije: algo tengo que hacer para no sufrir en vano”, cuenta Argenis.

Así inició su campaña en las calles con la pancarta sobre su cabeza, con frases de lucha por las personas con enfermedades mentales, para crear conciencia pública y sensibilidad social.

“Mi lucha es para que los locos dejemos de ser mártires anónimos. Yo trato de llamar la atención y plantearle los problemas a los políticos, pero como los locos no votamos, no pagamos impuestos, no mantenemos a nadie… entonces no somos tomados en cuenta en la sociedad. Nos patea la familia, el gobierno, la sociedad”, reflexiona Argenis.

Insiste en que las personas con enfermedades mentales tienen derechos, a pesar de ser “desaventajados sociales y débiles jurídicos”.

“Yo soy famoso pero no poderoso, porque yo no cobro entrada como los artistas… Soy famoso porque ando loco en la calle, sufriendo…”, comenta Argenis.

Dentro de esa fama, un grupo de músicos le escribieron una canción que fue publicada en la página Facebook de La Bandera del Folclor. El coro dice así: 

“Al loco de la pancarta te lo voy a presentar. 

Se levanta en la mañana para ir a protestar, 

con pancarta en la cabeza, marchando por la ciudad,

compartiendo sus escritos, a nadie le pide ná”

Una hazaña andar “medio bañadito”

Argenis Giménez tiene 60 años, los cumplió el 18 de agosto de 2020. Nació en una familia disfuncional que vivía en la pobreza, con ellos estuvo hasta los siete años, cuando se fue y quedó al cuidado de las Hermanas de La Caridad, con quienes aprendió a leer y escribir. En la actualidad vive en la calle.


EN FEBRERO DE 2018, TRABAJADORES DEL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO EL PAMPERO, DENUNCIARON LA MUERTE DE AL MENOS 10 PACIENTES EN DOS MESES, A CAUSA DE DESNUTRICIÓN


“Mi mamá era esquizofrénica, tuvo nueve muchachos… pasábamos hambre, andábamos del timbo al tambo. Yo le decía que quería ser un hombre grande, que quería aprender a leer y a escribir, pero ella me insultaba”, recuerda Argenis.

Para poder bañarse y guardar sus cosas, cuenta con la ayuda de personas que le permiten hacer su aseo diario. Una de las anécdotas de estas almas caritativas es que Argenis es muy metódico, incluso antes de guardar su jabón de baño “lo lava” para dejarlo con un mejor aspecto.

“A diferencia de los demás indigentes no me he perdido en los vicios de las drogas y el alcohol… Para yo andar medio bañadito es una hazaña… si quisiera anduviera con las mechas llenas de barro, chivudo y con la ropa llena de mugre, pero no”, explica.

Cuenta que sobrevive de hacer mandados -diligencias- y a veces porque hay personas que le ofrecen ayuda sin él pedirla. “No soy mendigo”, aclara.

Mencionó que la vida no le dio la oportunidad de formar una familia, pero a la vez eso le permite andar con su pancarta “para arriba y para abajo”.

“Reconozco que eso fue lo mejor ¿porque un loco con otra loca que íbamos a tener? Íbamos a multiplicar la pobreza”, expresa.

Escritor y creador

“Siempre he repudiado las drogas con que en los psiquiátricos han profanado mi mente; además de los múltiples maltratos, desde los más sutiles hasta los más violentos con que reprimen ahí a muchos de nosotros”, destaca en su autobiografía.

Argenis Giménez plasmaba sus denuncias, con su propia letra, en hojas tamaño carta, las cuales fotocopiaba para poder entregar a más personas. Hasta hace poco menos de diez años, Argenis Giménez se trasladaba a las sedes de los periódicos regionales, en Barquisimeto, para entregar estos escritos.

“Ahora es más difícil, antes me regalaban las fotocopias”, cuenta Argenis durante un descanso de su caminata, donde no solo lleva su sombrero-cartel sino su máscara para prevenir el COVID-19.

Ante la pregunta del fotógrafo Enmanuel De Sousa sobre quién le había regalado la mascarilla plástica, Argenis responde: “¿Por qué cree usted que me la regalaron? Yo tengo mi propio talento para crear, para improvisar… Esta pancarta también la inventé yo, claro, no es un gran invento como los que hizo Nikola Tesla, Leonardo Da Vinci o Thomas Edison… esto lo puede inventar cualquiera”.

“El Loco de la pancarta” asevera que sí cree en la existencia del coronavirus, así como cree en la malaria o el cólera.

“Si no hubiese sido loco, sería ecologista. Escribí un cuento, El loco Amerú, pero no pude enviarlo al concurso de Aquiles Nazoa de este año”, dice Argenis antes de despedirse con su sombrero-cartel para continuar su andar por las calles barquisimetanas, con la esperanza de que su lucha sea tomada en cuenta.