Impulsados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) desde hace más de tres décadas, los huertos familiares se presentan como una opción para mejorar la alimentación de los núcleos familiares en periodos de crisis como el que atraviesa Venezuela.
Es por ello que desde El Pitazo invitamos a la licenciada en Ciencias agronómicas y Ciencias de los Suelos y también consultora en Desarrollo Humano, Omaira Lozano, quien afirmó en el forochat que Venezuela, al haber sido un país agricultor y luego transformarse en un país petrolero, ocasionó un cambio radical de imagen, donde lo rural lamentablemente es visto como «pobreza». «Producir así sea en forma de huerto se considera rural y, por ende, se le atribuye el signo de pobreza», dijo Lozano.
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A pesar de que Venezuela atraviesa una crisis humanitaria compleja desde 2015, que involucra múltiples aspectos de la vida del venezolano, como lo social, lo político y lo económico; una situación caracterizada por la hiperinflación, con una migración que supera los 5 millones de venezolanos; que ha causado que cerca 90% de ciudadanos se encuentren en la pobreza y que 32% de la población padezca inseguridad alimentaria moderada, en ese contexto los venezolanos se han reinventado y han tomado las adversidades como oportunidades.
Lozano indicó que los huertos familiares es un proyecto sostenible, que tiene como objetivo que los núcleos familiares produzcan sus propios alimentos para mitigar las dificultades para acceder a ellos en el mercado nacional. Asimismo, contribuyen a la producción sostenible. Además, este proyecto es impulsado desde 2019 por la A. C. Acción Campesina.
A pesar de que este proyecto se desarrolla principalmente en áreas rurales, la invitada aseguró que también pueden ejecutarse en áreas urbanas y periurbanas.
A lo largo de la exposición y preguntas de los lectores, Lozano indicó que con dicho proyecto las comunidades aprenden a cocinar nuevas recetas con los rubros que producen, la iniciativa ayuda a ahorrar recursos económicos en el hogar, fomenta la creatividad y la capacidad de resolver problemas, y además fortalece el tejido social del país, ya que nuevos participantes replican los sembradíos sin formar parte del proyecto, mientras reciben ayuda de otros que sí son parte del Proyecto de Huertos Familiares (PHF).
