Por: Karina Monsalve
A un año de la pandemia que cambió nuestras vidas nos preguntamos qué hemos aprendido de este año de retos y desafíos personales.
Definitivamente ante la llegada del COVID-19, causada por el SARS-Cov-2, la humanidad cambió, hay un antes y un después en nuestras vidas. Hay un antes y un después en el ámbito médico, pero también en la vida cotidiana como la concebíamos.
La cuarentena nos ha obligado a cambiar muchos de nuestros hábitos en el área familiar, laboral, académico y social. Desde los más pequeños hasta los adultos mayores, hemos tenido que hacer ajustes y adaptarnos a los nuevos canales de comunicación, a graduar o regular nuestros ritmos de vida a los tiempos que nos impone el comportamiento del virus.
A un año de la pandemia, los números de casos infectados siguen elevándose, en nuestro país alcanzando las cifras más altas desde sus inicios. Seguimos luchando entonces, luego de 12 meses con el aspecto más desafiante para los seres humanos como lo es la incertidumbre, pero también con otros que se suman a la situación de crisis como el miedo, lo desconocido, el contagio, la pérdida y el no tener la certeza del futuro inmediato.
A un año de la llegada de la pandemia, cientos de empleos se han perdido, enorme cantidad de negocios tuvieron que cerrar sus puertas, la economía se diversificó en cierto sentido, teniendo un crecimiento sorprendente el comercio online, pero es claro que se han podido hacer las cosas de otra manera. Todo se ha sometido a una prueba y a una improvisación y reinvención económica para poder subsistir.
La cuarentena nos ha obligado a cambiar muchos de nuestros hábitos en el área familiar, laboral, académico y social. Desde los más pequeños hasta los adultos mayores, hemos tenido que hacer ajustes y adaptarnos a los nuevos canales de comunicación
Karina Monsalve
El sector salud, uno de los más afectados. Los servicios de salud inicialmente no tenían la dotación mínima necesaria lo que condujo al contagio acelerado del personal, por ser ellos los de mayor vulnerabilidad por estar expuestos. Más de 270 médicos fallecidos y con importante déficit del personal de salud en los centros asistenciales, aun así nuestros médicos y enfermeras se han mantenido firmes y constantes en la atención integral de la población.
Así como ha traído pérdidas simbólicas y humanas, este tiempo también ha traído aprendizaje desde todo punto de vista. Debemos reconocer la capacidad de innovación que hemos puesto en práctica en los distintos ámbitos para cumplir con los objetivos planteados, así como también la capacidad de adaptación para sobrellevar tal situación bajo la afectación socioeconómica que ha impacto de manera drástica en nuestros hogares.
Desde el punto de vista emocional hemos diseñado códigos, formas y maneras de paliar la incertidumbre, el encierro, el miedo, la ansiedad, el insomnio, la comunicación, la depresión, la frustración y todos los demás sentimientos que nos ha generado este turbulento año. Hemos desarrollado toda la extensión de la palabra Resiliencia con la esperanza puesta en que algún momento este tiempo pasará.
El sector salud, uno de los más afectados. Los servicios de salud inicialmente no tenían la dotación mínima necesaria lo que condujo al contagio acelerado del personal, por ser ellos los de mayor vulnerabilidad por estar expuestos
Karina Monsalve
Es previsible que el estrés pandémico haya afectado más a los grupos vulnerables de la población, los de bajos recursos económicos, los desempleados, los discapacitados, los adultos mayores que viven solos, entre otros.
En el plano académico, las escuelas y universidades llevan 12 meses cerrados y a pesar de la resistencia de algunos docentes al uso de las nuevas tecnologías y las dificultades técnicas y de servicios básicos, conocidos por todos, en apenas pocas semanas las aulas ya eran virtuales. Los alumnos y los profesores se han enfocado en continuar el aprendizaje. Hacer presencia en lo virtual para mantener la continuidad intelectual que nunca debe detenerse.
Todos estos procesos y escenarios han sido complejos pero aun así se han llevado a cabo por ensayo y error, arrojando resultados que se podrán sopesar en un futuro a mediano plazo.
La valoración del tiempo, de los objetivos personales, del ritmo de vida, de la salud física y mental, la compañía de los seres queridos son todos aspectos que hoy en día salen a relucir en la actualidad de manera más significativa que en épocas anteriores.
Un año después entendimos entonces que la salud es lo primero, nuestro bienestar físico, mental y social y que debemos velar por ello.
Un año después, en medio de la incredulidad, la vacuna rusa llega a Venezuela y con ella la esperanza de que esta época pueda superarse en menor tiempo y con el menor costo posible de vidas humanas. Mientras eso pasa, nos queda a la sociedad, la responsabilidad y el compromiso de seguir trabajando por la construcción de un futuro más estable, más seguro para nuestros hijos, de seguir avanzando en la creación de proyectos que promuevan el progreso de nuestro deteriorado país y se seguir cuidándonos, porque lo que hagamos o dejemos de hacer modificará nuestro futuro inmediato.
KARINA MONSALVE | TW @karinakarinammq IG @psic.ka.monsalve
Psicóloga clínica del Centro Médico Docente La Trinidad.