“¿Será que yo más nunca…?”, la pregunta común del venezolano

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EL PODER EN ESTE PAÍS


Por: Rogelio Guevara Cantillo

Veo en el semblante y en las palabras de la gente una gran decepción y hastío. Por mi trabajo, siempre he estado en contactos con muchos venezolanos, desde lo más alto del estrato socioeconómico hasta el ciudadano más humilde. En las calles me llama la atención una frase recurrente en la mayoría de nosotros y que siempre comienza así: “¿Será que yo más nunca…?” Y esta interrogante abarca muchos aspectos de nuestras vidas. “¿Será que yo más nunca veré a mi familia en el exterior o en interior?” “¿Será que yo más nunca veré a mi esposa(o)?” “¿Será que yo más nunca veré a mis hijos?” “¿Será que yo más nunca veré a mi novia(a)?” No es solo por la pandemia, es por todas las variables que confluyen en un mismo momento histórico en Venezuela: crisis política, crisis humanitaria, crisis económica, crisis energética, crisis de valores, en fin, crisis de la sociedad venezolana.

¿Cuándo nos recuperaremos de este desastroso trance? Los años siguen transcurriendo para los venezolanos sin rumbo fijo ni soluciones a la vista. Pareciera que, en un momento de la vida, en Venezuela se entró en un punto de inflexión y el país va en reversa. El tema resquebrajamiento de la sociedad no tiene precedentes en un país que en otros tiempos era imagen de éxito y de crisol de razas: españoles, italianos, portugueses, árabes, latinoamericanos de distintas regiones y pare usted de contar, que colaboraron en la construcción de esta gran nación. A pesar de las adversidades, siempre había una solución, siempre había un mañana. Al parecer ahora no.


¿Cuándo nos recuperaremos de este desastroso trance? Los años siguen transcurriendo para los venezolanos sin rumbo fijo ni soluciones a la vista. Pareciera que, en un momento de la vida, en Venezuela se entró en un punto de inflexión y el país va en dirección en reversa

Rogelio Guevara Cantillo

  

La famosa y a la vez penosa pregunta ¿será qué yo…? o ¿cuándo volveré a…? se extiende a situaciones que eran y son cotidianas en la vida de cualquier ser humano en Venezuela. “¿Será que yo volveré a usar o consumir determinado producto o servicio sea de primera necesidad o no?” A esto se suman otras interrogantes cotidianas como: ¿Cuándo volveré a tener gasolina?, ¿cuándo volveré a contar con transporte público decente y humano?, ¿cuándo volveré a contar con salud?, ¿cuándo volveré a contar con agua o electricidad?, ¿cuándo volveré a contar con gas?, ¿cuándo volveré a contar con servicios de telefonía fija o móvil?, ¿cuándo volveré a contar con servicio de internet?, ¿será que podré viajar nuevamente?, ¿cuándo podré estar otra vez en otras ciudades de Venezuela?, ¿cuándo podré estar de nuevo en Nueva York, Ciudad de México, Miami, Londres o Madrid? A muchos de los venezolanos en el exterior les ha resultado fácil la estadía en el extranjero, a otros les ha costado mucho y han sufrido innumerables penurias e inclusive, tratando de escapar de esta pesadilla en la que se ha convertido Venezuela para muchos, han perdido sus vidas. Muchos extrañan algún local, restaurante, parque, plaza, tienda o lugar de las ciudades que dejaron atrás en Venezuela como Caracas, Valencia, Maracay, Barquisimeto, Maracaibo, Puerto La Cruz, Puerto Ordaz u otras. 

He escuchado decir a los venezolanos, varias veces inclusive, esta frase: “Venezuela agota a todos”. Y muchos afirman que vivir aquí incluso “aburre”. Hasta el venezolano ha perdido la credibilidad y el poder de compra de su signo monetario. Irónicamente, hoy reina en el país para las transacciones de intercambio económico la divisa procedente de Estados Unidos. Ya no son los rostros de Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Antonio José de Sucre o José Antonio Páez los que protagonizan nuestro signo monetario, el bolívar. Ahora son los rostros de George Washington, Abraham Lincoln, Alexander Hamilton, Andrew Jackson, Ulyses Grant o Benjamin Franklin los protagonistas en una economía “socialista”.   


Ya no son los rostros de Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Antonio José de Sucre o José Antonio Páez los que protagonizan nuestro signo monetario, el bolívar. Ahora son los rostros de George Washington, Abraham Lincoln, Alexander Hamilton, Andrew Jackson, Ulyses Grant o Benjamin Franklin

Rogelio Guevara Cantillo

La que fue en otros tiempos potencia energética con grandes yacimientos de petróleo y gas, con una respetable empresa en la materia, Petróleos de Venezuela, hoy es incapaz de suministrar con facilidad y tranquilidad bienes económicos como gasolina o gas doméstico. En varias localidades de Venezuela ya es recurrente usar como fuente de energía para la preparación de alimentos el uso de leña. Leo con preocupación hoy que el país se enfrasca ahora en una nueva crisis, “la crisis de la leña”. Venezuela, de ser un importante país en materia de producción de hidrocarburos, retorna a prácticas de antaño para sobrevivir. Por culpa de un régimen que ha fracasado reiteradamente como modelo económico y de soluciones a los ciudadanos nos lleva a transitar una vida de antaño

¿Cuándo volverá la normalidad a nuestras vidas en Venezuela? No solo lo digo colocando en contexto la crisis de la pandemia de COVID-19, sino todo lo que éramos como sociedad, como venezolanos, esos recuerdos increíbles y alucinantes que nos hacían felices y revivir grandes momentos de nuestras vidas, con amigos, familiares, vecinos y compañeros de trabajo. ¿Será que ya no podremos contar con tranquilidad o todo será desasosiego? Estamos rodeados de crisis, una crisis que tiene soluciones, pero nos quieren llevar al pasado y al conformismo. Lo increíble y hasta espeluznante, si se puede afirmar, es que en muchas ocasiones para justificar sus errores, el régimen socialista esgrime que nuestros antepasados como abuelos podían vivir así en esas condiciones. Yo, como muchos de ustedes, pensé que vivíamos en el siglo XXI y a las puertas de un nuevo año 2021, y que esa realidad quizás estaba bien para nuestros antepasados. Así como ustedes, apreciados lectores, pensé que el gen evolutivo del ser humano y de la sociedad era avanzar, no involucionar, pero al parecer en Miraflores el orgullo es involucionar. ¿Será qué más nunca recuperaremos a Venezuela? Las acciones positivas y con tenacidad son la respuesta.


ROGELIO GUEVARA CANTILLO | @Rogeliogcmundo

Analista del poder y economía en Latinoamérica.