Por: Paulino Betancourt
El asfalto sale solo por momentos, de una manera aleatoria, a veces se termina de manera abrupta, para reaparecer varios metros más adelante. Los designios de la vialidad deben haber sido gastar lo menos posible, pero el número de descontentos debe ser inversamente proporcional al ahorro obtenido. Donde la acera, decorada de agujeros, se resquebraja, a veces queda un pedrusco como el de una senda del Ávila, pero seguimos estando en Santa Mónica, en Caracas. Y reflexiono sobre el asfalto. Los carros pasan con lentitud extrema, en esas calles desheredadas y deshechas, con trechos de concreto que me han dicho se hizo en la época de Pérez Jiménez. De momento, los ciudadanos estamos a la espera del asfalto y la finalización definitiva de la obra.
En la construcción de pavimentos de calles y carreteras existen ciertas ventajas que poseen los pavimentos rígidos construidos en concreto, contra los pavimentos flexibles construidos en asfalto. Pero la decisión de pavimentar las calles estuvo favorecida en Venezuela por la entrada al negocio del suministro asfáltico de las empresas Creole y Shell, que construyeron las refinerías de Amuay y Punta Cardón en la Península de Paraguaná. Además, el costo de construcción de un pavimento de concreto es 1,6 veces mayor al costo de construcción de un pavimento de asfalto. De allí tenemos que en nuestro extenso país más del 90% de la red vial se encuentra hecha con asfalto, por lo que pareciera que históricamente el gasto inicial es nuestro criterio para decidir entre una opción o la otra.
Caminar por el asfalto bajo este sol de septiembre no es agradable, además un nuevo estudio científico sugiere que tampoco le está haciendo ningún favor a nuestros pulmones. El olor en Caracas, o en cualquier ciudad, suele estar matizado de asfalto. A medida que se calienta, el asfalto libera una mezcla compleja de compuestos orgánicos, que incluye contaminantes peligrosos y contribuyen a la contaminación del aire. Según el estudio publicado el miércoles en la revista Science Advances, estas emisiones se duplican a medida que aumenta la temperatura de 40 a 60 grados Celsius (°C).
Paulino Betancourt
Para este nuevo estudio, los investigadores recolectaron muestras de asfalto durante la pavimentación de carreteras y de productos para techos como manto asfáltico y sellador. Para comprender cómo el asfalto contribuye con la contaminación del aire, calentaron la sustancia a diferentes temperaturas en el laboratorio, luego la expusieron a distintos niveles de radiación solar en cámaras selladas y monitorearon las emisiones que provenían del asfalto. Uno de los resultados sorprendentes fue que la radiación solar tuvo un gran efecto. El sol moderado, independientemente de la temperatura, hizo que las emisiones aumentaran hasta en un 300%. Aunque el motivo no está claro.
Los compuestos orgánicos volátiles son dañinos para los seres humanos y potencialmente cancerígenos. Es probable que las ciudades experimenten aumentos de la temperatura urbana impulsados por el cambio climático, incrementando así el impacto relativo del asfalto sobre la calidad del aire urbano con el tiempo. El asfalto probablemente contribuya más a la contaminación del aire cuando está recién colocado, durante ese proceso de pavimentación, el asfalto se calienta entre 120 y 160 °C. Está claro que algo está saliendo al aire cuando eso sucede, lo podemos percibir. Combinados con óxidos de nitrógeno, y una temperatura entre 47 y 67 °C, también contribuyen a la formación de la calima, que se forma cuando la luz solar “hornea” compuestos orgánicos volátiles.
Este es uno de los primeros artículos que establece una conexión cuantitativa entre los gases del asfalto y la formación de aerosoles en el aire urbano, que contribuyen a la generación de material particulado, un tipo de contaminación del aire. Los investigadores calcularon que las emisiones anuales de nuevos pavimentos y techos podrían liberar entre 1.000 y 2.500 toneladas de contaminación del aire por partículas, en comparación con solo 900 a 1.400 toneladas provenientes de los vehículos de gasolina y diésel. Criándose partículas de menos de 2,5 micrómetros de diámetro, muy diminuto, un cabello humano tiene un diámetro de aproximadamente 50 micrómetros. Eso significa que la sustancia puede ingresar fácilmente al sistema respiratorio, pudiendo crear problemas cardíacos y pulmonares, bronquitis y ataques de asma.
Paulino Betancourt
Los hallazgos pueden ayudar a determinar los efectos del asfalto en la contaminación del aire en ciudades. Las propiedades químicas del asfalto los hacen comparables a las emisiones gaseosas de los vehículos, dicen los autores, haciendo que el análisis de sus riesgos potenciales sea clave para el medio ambiente y la salud pública. Sobre todo si pensamos que en Venezuela se usaban 540 mil toneladas métricas de asfalto líquido a base de petróleo cada año en pavimentación, techado y construcción.
A medida que se reduzcan los principales contribuyentes de la contaminación del aire, por ejemplo, a través de emisiones más limpias de los vehículos, las fuentes de contaminación pasiva, provenientes del asfalto, tendrán una influencia creciente en el aire que respiramos. Entonces, ¿qué hacer? Cambiar a concreto para pavimentar ayudaría a reducir las emisiones, pero el concreto no es un material de pavimentación ideal en todos los lugares. Otra posible solución podría ser la aplicación de tecnología de “pavimento frío”, donde se aplican selladores de colores a las superficies pavimentadas para que reflejen más energía solar y sea menos probable que se calienten.
Mientras sigo mi camino por Santa Mónica, y reflexiono sobre el asfalto, pienso ahora que la mejor solución no es el asfalto.
PAULINO BETANCOURT | @p_betanco
Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat
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