Los agronegocios en Venezuela deben ser el nuevo petróleo

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EL PODER EN ESTE PAÍS

Venezuela tiene un amplio potencial para el desarrollo de agronegocios, pero antes debe corregir muchas distorsiones creadas en estos últimos años. Los agronegocios representan un segmento importante en la economía. Cuando esta se encuentra en un proceso de desarrollo, crecen la industria proveedora de insumos y las empresas de procesamiento de bienes, industrialización de alimentos y distribución. Los estados Lara, Guárico, Portuguesa, Barinas, Apure y Mérida son estratégicas para los agronegocios

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más del 70% de las necesidades alimentarias mundiales están cubiertas por la actividad de pequeños productores, y Venezuela cuenta con un gran número de ellos. Un ejemplo de lo que estos pueden hacer es el queso llanero, uno de los artículos que caracterizan la gastronomía nacional.

La agricultura es el sector económico que más personas emplea en el mundo y la fuente principal de alimentos e ingresos para muchas personas que viven en situaciones de pobreza, según afirma la misma FAO. Invertir en la agricultura no es solo una de las estrategias más eficaces para mejorar la seguridad agroalimentaria y promover la sostenibilidad, sino que además resulta esencial para el desarrollo económico y su aporte al producto interno bruto.

Las políticas dirigidas a promocionar los agronegocios y las cadenas de valor alimentarias sostenibles son relevantes para el desarrollo de la humanidad. Los agronegocios son necesarios para potenciar las actividades agrícolas porque integran tecnologías y métodos para hacer evolucionar una actividad primaria hacia un enfoque de generación de valor.

En el tema de agronegocios es relevante la competitividad y es de importancia nacional en la producción agrícola. Hay muchos jóvenes en el país ideando variados proyectos de inversión, y el campo de agronegocios está en esos proyectos. Los agroemprendedores son personas que identifican una oportunidad y organizan recursos necesarios para aprovecharla y dar soluciones al mercado venezolano.

Un informe de la FAO al Comité de Agricultura (Coag) indica: «Los cambios en los sistemas agroalimentarios tienen repercusiones importantes en el crecimiento, la pobreza y la seguridad alimentaria». En el aspecto positivo, la agroempresa está respondiendo a una vigorosa demanda de los consumidores de productos de elevado valor y alimentos preparados.

Pese a ese aspecto positivo mencionado, explica la FAO que los beneficios no son automáticos ni su distribución será homogénea. Corren riesgo en particular los pequeños agricultores —que afrontan normas agroindustriales cada vez más estrictas y contratos—, los pequeños comerciantes, la pequeña industria, los mercados mayoristas y los minoristas, que compiten con los grandes proveedores y fabricantes de alimentos.

Sobre el aporte de los agronegocios, se necesitarán muchos puestos de trabajo en este sector para recuperar la producción venezolana. De hecho, para la firma de análisis Econométrica, durante la depresión económica del período 2014-2020, la pérdida de puestos de trabajo alcanzó un mínimo histórico, una décima parte de lo que era en 2003, y la oferta de empleos se ha ido recuperando lentamente desde mediados de 2020. Sin embargo, es apenas el 40% de lo que era en 2003.

Para el presidente del Centro de Estudios Agroalimentarios, Edison Arciniegas, a pesar de la situación negativa en el país entre 2019 y 2020, se duplicó la cantidad de alimentos disponibles y con repuntes pequeños, pero que gozan de sostenibilidad en Venezuela. Hay incrementos relevantes y de la rentabilidad, y asegura que podría crecer cerca de un 8%, con lo cual se puede aportar a la recuperación económica en este sector de la economía. Arciniegas asegura que no estamos bien, pero hay que tener confianza y seguir trabajando para la recuperación en diversos rubros agropecuarios.

Las tendencias en Venezuela son positivas y la resiliencia en este sector está mostrando poco a poco buenos resultados, como afirma Arciniegas, así como precios competitivos y aranceles bajos, que, según el experto, benefician a los consumidores.

Todo eso viene acompañado de un aumento de la capacidad de consumo, lo cual genera riqueza, y de la capacidad adquisitiva. Ante esto hay que mejorar la relación entre Estado y sectores productivos y afianzar las reglas del juego — como el aspecto legal en materia de sentencia de tenencia de tierras—, mejorar la investigación y aplicación de la ciencia en agronegocios e invertir en optimización productiva.

Entre las innovaciones en los agronegocios en Venezuela podemos apreciar, por ejemplo, los certificados digitales de inversión ganadera, como los desarrollados por Inversora Finagro. Se puede participar en ellos con una inversión inicial de un dólar y por medio de Fintech, así como en los desarrollos propuestos por la Bolsa Descentralizada de Valores de Venezuela. Esta acción requiere la autorización de la Superintendencia Nacional de Valores (Sunaval).

Venezuela presenta muchos escollos internos para el tema de agronegocios, uno de los cuales es la producción y distribución de gasolina y gasoil por parte de Petróleos de Venezuela (Pdvsa). La variable combustible hace complicada la creación de valor agregado en materia agroalimentaria. También complica la existencia de las mafias para la distribución de gasolina —y, por ende, la llegada de cientos de productos agropecuarios a las ciudades venezolanas—, la inseguridad, secuestros, extorsiones, abigeato y otros elementos adversos para el productor.

ROGELIO GUEVARA CANTILLO | @Rogeliogcmundo

Analista del poder y economía en Latinoamérica

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