La sanción al diésel… ¿cómo afectaría la producción en Venezuela?

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EL PODER EN ESTE PAÍS


Por: Rogelio Guevara

En los próximos días se evaluarán sanciones más estrictas contra Venezuela de cara a las elecciones presidenciales de Estados Unidos, donde Donald Trump y Joe Biden se disputarán la Casa Blanca el 3 de noviembre. Según Argus Media, se había analizado el impacto de la prohibición de importación de diésel y compuestos para su fabricación en nuestro país, algo que podría ocurrir para finales de octubre. En Venezuela es de conocimiento público, pero no oficial por parte del Estado que conduce Nicolás Maduro, que los complejos refinadores no operan ni cerca de un 30% de su capacidad y es regular leer o escuchar en medios de comunicación, por parte de fuentes de la industria petrolera, del freno por días o semanas en la producción de gasolina, diésel y otros derivados.

La falta de producción de diésel y/o importación del mismo traería graves consecuencias a la ya muy maltrecha sociedad venezolana y en especial a su deprimida economía. En el caso del diésel, este tipo de combustible es utilizado por vehículos de carga, transporte público y para generación de electricidad. Para analizar y evaluar el impacto de este escenario, conversé con cuatro destacados expertos en las áreas de energía y economía. Santiago Olalquiaga, profesor de macroeconomía por la Universidad Metropolitana; Oswaldo Felizzola, profesor del Instituto de Estudios Superiores en Administración (Iesa) en materia de energía; Alejandro Castro, economista por la firma de análisis Econométrica; y con Rafael Quiroz Serrano, experto en petróleo y profesor en la Universidad Central de Venezuela (UCV).

El profesor Santiago Olalquiaga nos comenta que los ciudadanos y empresas de Venezuela tienen muchos años sufriendo la peor sanción posible: la aplicación de políticas públicas destructivas, una pésima administración del gobierno, la perversión de las funciones del Estado y ola tras ola de una corrupción insaciable. Todos estos males, nacidos en la administración de Hugo Chávez y ahora exacerbados en la usurpación de Nicolás Maduro, han transformado a la economía venezolana en un sistema extremadamente frágil y con enormes precariedades. Para Olalquiaga “si se corta el suministro de gasoil en estas circunstancias, las precariedades que los ciudadanos, las familias y las empresas de Venezuela padecen pueden multiplicarse rápidamente”.


La falta de producción de diésel y/o importación del mismo traería graves consecuencias a la ya muy maltrecha sociedad venezolana y en especial a su deprimida economía. En el caso del diésel, este tipo de combustible es utilizado por vehículos de carga, transporte público y generación de electricidad. Para analizar y evaluar el impacto de este escenario, conversé con cuatro destacados expertos en las áreas de energía y economía

Rogelio Guevara

La escasez de gasoil es un detonante para la economía nacional. En opinión de Olalquiaga: “En primer lugar, el transporte y distribución de mercancías en todo el país depende de vehículos que, en su mayoría, funcionan con gasoil. Si se corta el suministro, se interrumpirá la distribución de mercancías y pasará a ser imposible, o muy costoso, mover los bienes producidos desde las empresas hacia los comercios. Esto quizás no suene catastrófico, pero consideremos lo siguiente: ¿de dónde viene la comida que cada uno de nosotros tiene en su cocina? ¿Y los medicamentos en nuestra despensa? ¿Y todos los demás bienes que consumimos? Una interrupción del suministro de gasoil podría disparar una escasez generalizada de la mayoría de los bienes. Si consideramos la ya precaria situación de la mayoría de los venezolanos, enfrentarse a una escasez generalizada de bienes, particularmente de alimentos, podría hacer estallar una hambruna como nada que hayamos visto hasta ahora. La escasez de bienes, además, irá acompañada por un aumento de precios”.

En consideraciones de Olalquiaga, pudiera generarse un mercado negro para el gasoil, como ocurre ya en todo el país con la escasa gasolina. Esto aumentará los costos de transporte para las empresas. Por su parte, en lo que se refiere al sector eléctrico nacional y el que tiene como potencia al gasoil, el especialista en macroeconomía considera que gracias al deterioro de la infraestructura eléctrica nacional, innumerables empresas a lo largo y ancho del país dependen hoy de plantas eléctricas privadas para obtener energía. “Según el Comité de Afectados por los Apagones, este es un país en el que ocurren, en promedio, unos 230 apagones cada día. Una empresa no puede trabajar así, y es por eso que muchas empresas se han provisto de plantas para generar electricidad y esas plantas, en su inmensa mayoría, funcionan con gasoil. Si se corta el suministro de gasoil, ¿cómo continuarán operando esas empresas, en este entorno de apagones constantes?”

Por su parte el especialista en energía Oswaldo Felizzola considera en relación al gasoil lo siguiente: “Aquí el problema no solo viene desde el punto de vista del combustible para transporte sino para los efectos en plantas del parque termoeléctrico y la parte más complicada del proceso es que Venezuela produce o producía gasoil, así que nosotros de recibir un bloqueo de gasoil sería algo completamente penoso. No hay estadísticas por Pdvsa sobre gasoil, porque en estos momentos están más preocupados por la gasolina”.  

Añade el profesor Felizzola acerca de la prioridad que le da Miraflores a la gasolina: “La gasolina tiene una particularidad y es que la usa la mayor parte del parque automotor venezolano, entonces una falla en la distribución de gasolina afecta a más vehículos y, por ende, es mucho más visible. Segundo, normalmente el transporte de carga es mucho más eficiente vía gasoil que vía gasolina. Por ejemplo, los camiones están mejor orquestados, mejor coordinados, por todos los servicios de despacho como supermercados y cadenas de farmacias. Por ende, es más fácil coordinarlos porque si hay poco diésel, puedo priorizar; en cambio con la gasolina es más incontrolable, ya que la escasez de gasolina se notaría más en las calles”.

En nuestro análisis con relación al impacto futuro que en el corto o mediano plazo puede tener de aprobarse esta sanción al diésel, el economista Alejandro Castro de la firma Econométrica opina: “Por parte de la administración de Donald Trump hay una posibilidad de que, en el mes de octubre, días o semanas antes de la elección de noviembre en Estados Unidos haga sanciones al diésel. Aún no hay nada concreto, pero en el caso hipotético de que ese escenario ocurra, ¿cómo se traduce eso en la práctica? Pdvsa no va a poder hacer ninguna compra en el exterior, al menos sin el temor de que el vendedor en cualquier parte del mundo sea objeto de sanciones, salvo que sea un aliado estratégico de Venezuela como Irán. ¿Cómo afectaría esta hipotética sanción a la producción de bienes en Venezuela? Buena parte de la cadena de producción y de valor en Venezuela se maneja a través del transporte por las diversas carreteras y autopistas que hay en el país y para poder trasladar estos productos, así como el transporte de personas, se necesita diésel. Sin diésel la cadena de valor se verá debilitada, se detiene, porque no hay combustible para gandolas y/o camiones y para autobuses de transporte ya sea público o privado”.


“Aquí el problema no solo viene desde el punto de vista del combustible para transporte sino para los efectos en plantas del parque termoeléctrico y la parte más complicada del proceso es que Venezuela produce o producía gasoil, así que nosotros de recibir un bloqueo de gasoil sería algo completamente penoso

Oswaldo Felizzola

El experto petrolero Rafael Quiroz Serrano indica que la profunda crisis que atraviesa nuestra industria no es de hace corto tiempo. “Para mí empezó en el año 2004, cuando comenzó a caer ligeramente la producción hasta los actuales momentos que ha caído vertiginosamente. Aun cuando estemos en 396.000 barriles diarios, es decir, lo que Venezuela producía en 1935, el año y mes en que murió el benemérito, Juan Vicente Gómez. Dejando esto claro, hay que reconocer que las medidas tomadas por el gobierno norteamericano contra la industria petrolera están llegando y afectando directamente a la población venezolana. Sobrepasó el límite de las individualidades de las personas y del Estado mismo, y ha llegado a la población de bajos recursos. Me refiero a la nueva dimensión o esquema que plantea Estados Unidos para prohibir la importación por parte de Venezuela, del diésel, del gasoil y fueloil. Por supuesto que se trata de combustibles destilados, utilizados específicamente en los motores diésel, pero se trata de combustibles que van al transporte público y también al transporte de carga, sobre todo carga de alimentos”.  

Los inventarios y la producción de gasoil son un misterio en Venezuela. La población venezolana nuevamente permanece en un eterno ciclo de preparación para escenarios hostiles económicos y petroleros que se reflejan en la realidad de la gasolina y ahora del gasoil en caso de aprobar estas sanciones. Las grandes colas y escasez de gasolina en el interior de Venezuela y en Caracas no se pueden ocultar, sin embargo, Maduro y Tareck El Aissami no se pronuncian ante esta tétrica realidad. Aún hoy, no hay versión oficial sobre la confiscación -por parte de la administración Trump- de la gasolina venezolana que viajaba en buques iraníes. Irónicamente Venezuela, dueña del combustible, no declaró, mientras que el productor (Irán) y el confiscador (Estados Unidos) sí ofrecieron sus respectivas versiones públicas del hecho. De aprobarse ahora esta sanción contra el diésel, ¿Cómo será su impacto en este último trimestre de 2020 y el próximo primer semestre de 2021? Esto en un entorno de continuidad de depresión económica, elecciones presidenciales por la Casa Blanca, fraude electoral en Venezuela por una nueva Asamblea Nacional a elegirse en diciembre de 2020 y los daños sociales del COVID-19 en el país.


ROGELIO GUEVARA CANTILLO | @rogeliogcmundo

Especialista en comercio internacional