La era digital nos está intoxicando. ¿Cómo salimos de la «infoxicación»?

241

ANALÍTICA


Por: Heberto Alvarado Vallejo

Cerca de 4.000 millones de personas estamos conectados a internet. Sin dudas todo un logro de la era digital, la cual, en sus primeras tres décadas, ha impulsado innumerables procesos industriales y, por qué no decirlo, culturales.

La era digital ha crecido precozmente y, por ello, su propio proceso de maduración ha traído consigo una serie de experiencias, algunas previsibles, otras inesperadas. Unas positivas y otras en extremo negativas.

Una de las experiencias negativas y quizás, poco analizada es la sobrecarga de información, o como acuñó, Alfons Cornella, “infoxicación”. Y de este tema versa el artículo de esta semana. Cómo, la “infoxicación” ha generado un condicionamiento en los seres humanos, hasta el punto, que tomamos la decisión de desconectarnos, alejarnos de esos temas que nos estresan o generan un frenesí desmedido.

La consecuencia directa de esta decisión es la absoluta ausencia de un análisis profundo de algún tema de interés, bien sea en lo político, lo económico, lo comercial. La infoxicación es una de las principales promotoras de la “idiotización colectiva” tema del que hablamos la semana pasada. 

Al estar “infoxicado”, nuestro cerebro busca un alivio, un placebo o un antídoto maravilloso para no seguir alimentándose de contenidos. Llega a ser tan preocupante la infoxicación, que los seres humanos, no discernimos si la fuente informativa es veraz o una simple noticia falsa. Simplemente no queremos saber del tema. Lo bloqueamos y preferimos distraernos, bien revisando Tiktok, Reels en Instagram o videos en Youtube.

Al final, se genera una ausencia de consciencia colectiva. El individuo se desconecta de su entorno, no asume el compromiso social con su comunidad y su propio entorno. Seres distraídos que tratan de escapar, pero lo hacen por una vía que lejos de ayudarles, los sigue “infoxicando”.

¿Qué hacemos en internet?

La intoxicación por información es uno de los males del hombre moderno, que se alimentó con el imparable crecimiento de internet. La masificación de la información que se inició con la web y el desarrollo de los medios digitales, se ha potenciado en la última década con las redes sociales.

Ahora, las fuentes de acceso a la información son diversas. No solo accedemos a un mensaje a través de las páginas web. Las redes sociales, y los servicios de mensajería instantánea como Whatsapp han incrementado los canales de información. Con sus aspectos positivos y negativos.

En septiembre de 2020, luego de 6 meses en confinamiento, la consultora Visual Capitalist presentó un interesante estudio sobre el tiempo que pasamos conectados en internet y lo que hacemos durante el primer minuto de conexión.

Niños y Smartphone: ¿Cómo evitamos daños irreversibles en nuestros hijos?

En el análisis se detalló que en un minuto en Instagram se publican alrededor de 347.000 nuevas historias; los usuarios de WhatsApp envían 41,6 millones de mensajes y 319 personas abren una cuenta en Twitter.

La consultora advierte que esto es sólo el principio, pues una vez desarrolladas plenamente las tecnologías 5G aumentará el número de personas con acceso a Internet. Por decirlo de otra forma, estamos aún a tiempo de tomar decisiones prudentes que nos ayuden a desintoxicarnos del exceso de información para seguir disfrutando de las bondades de la era digital.

De lo contrario, la infoxicación seguirá creciendo. Al mismo ritmo que lo hace internet y los múltiples servicios digitales.

El daño

Un ser humano con infoxicación sufre de algunos males cada vez más comunes. La sobrecarga de información genera, por ejemplo, una profunda ansiedad y angustia. El cerebro, al estar incapacitado de procesar y analizar tanta información, genera un estrés profundo que al final deriva en una reacción de rechazo al mensaje que se difunde.

Además, el “infoxicado” pierde su capacidad de centrarse en una información concreta, o de profundizar en esos datos debido al continuo bombardeo en los diversos medios de difusión que existen hoy en día.

Al no interpretar, analizar y profundizar en un tema específico, la persona que padece de esta condición, es perfectamente moldeable a cualquier corriente de información que se quiera divulgar sobre un tema y al final, opta por ignorar el hecho, o inclinarse por alguna corriente informativa, muchas veces infundada.

Un ejemplo evidente es el bombardeo informativo relacionado con el COVID-19. Alrededor de la pandemia se han generado diversas corrientes informativas. Muchas de ellas, con el único interés de propiciar miles de “me gusta” o “reproducciones”. 

¿Cuántas personas están en crisis por miedo a salir a la calle?; ¿Cuántas entran en crisis por vacunarse o no vacunarse? Tantas fuentes de información, a favor y en contra de la vacunación y el confinamiento, confunden al individuo, que opta por tomar decisiones a partir de una reacción y no un análisis. 

Si el miedo es a estar o no estar confinado, por ejemplo, sólo debe revisarse el contexto y comparar tu entorno con el de otros países que están sufriendo igualmente a causa de la pandemia. Los medios digitales e internet nos ayudan a tener información veraz sobre cómo están tomando medidas frente al Covid-19 todas las naciones del mundo. 

Al comparar, sabremos si las medidas que están tomando en nuestro entorno son efectivas o no. 

Si por el contrario, nuestro punto de discusión es la vacunación. Simplemente debemos revisar la historia, ver cómo la vacunación ha permitido vencer muchas enfermedades que atentaron contra la humanidad. 

En este punto, entenderemos que la vacunación es necesaria, porque es la vía idónea para frenar una enfermedad pandémica.

Ahora bien, si el punto a discutir es el tipo de vacuna. Deberíamos acudir a las fuentes confiables, que den una información, basada en la experiencia. 

Sin embargo, tomarse un tiempo para analizar y revisar las fuentes informativas, es un lujo, que nuestra sociedad bombardeada de tantos mensajes, a veces no quiere correr. La gente entra en negación o simplemente ignora el tema.

Al no ir a fuentes confiables y absorber el mensaje que nos llega bien por un “reel”, una cadena de Whatsapp, favorece la infoxicación y por lo tanto, aleja a la persona de una solución a un problema.

Recomendación

Si de informar verazmente se trata, el internauta debe ir a las fuentes confiables. Los principales medios de comunicación del mundo utilizan todas las redes sociales y demás plataformas para informarnos sobre un determinado tema.

De la mano con esta acción, debemos reducir dramáticamente la exposición a contenidos basura. No todas las fuentes informativas cumplen con el deber sagrado de informar con responsabilidad. Por ello, es deber del internauta, asumir con responsabilidad los riesgos de estar infoxicado.

Es recomendable reducir las horas que pasamos conectados a internet, bien sea a través de smartphones o computadoras. En promedio estamos 6 horas del día conectados a internet, casi la mitad de nuestro tiempo productivo. Es necesario, ocupar más tiempo para la lectura, el análisis y claro está la interacción con tu entorno, y sobre todo con tu propio ser.

La próxima semana

La masificación de internet y la banda ancha abre puertas para alcanzar altos niveles de desarrollo. Sin embargo, existen grandes diferencias entre algunos países ¿Qué consecuencias trae para una nación una internet, lenta, o demasiado costosa?


HEBERTO ALVARADO | @Heberto74 @Hormigadigital

Periodista, director de Hormigatv.com.