La economía del mundo natural se lleva el nobel

158

CIENCIA Y LETRAS


Por: Paulino Betancourt

El lunes, los economistas David Card, Joshua Angrist y Guido Imbens ganaron el premio Nobel de economía 2021, por ser pioneros en el desarrollo de “experimentos naturales” o estudios basados en la observación de datos del mundo real, para mostrar impactos económicos en diferentes áreas que van desde el sector de comida rápida hasta la migración cubana. Dicha investigación hizo que la economía fuera más aplicable a la vida cotidiana, brindó a los legisladores evidencia real sobre los resultados de las políticas públicas y, con el tiempo, nos generó un enfoque más accesible a la economía, que pudimos ver con el éxito de ventas del libro Freakonomics, de Stephen Dubner y Steven Levitt.

A diferencia de las ciencias naturales, los economistas difícilmente pueden realizar ensayos experimentales controlados. Los experimentos “naturales” utilizan situaciones de la vida real para estudiar los impactos en el mundo, un enfoque que se ha extendido a otras ciencias sociales.

Entonces, ¿cómo se puede medir el impacto de las políticas económicas? Una solución es emplear un lugar donde el diseño de la política, o posiblemente incluso de la naturaleza misma, haya creado una comparación implícita entre grupos afectados y no afectados.

En 1992 una encuesta de los miembros de la Asociación Económica Estadounidense (AEE), publicada en la revista The Economist, encontró que el 79% estaba de acuerdo en que una ley de salario mínimo aumentaba el desempleo entre los trabajadores más jóvenes y menos calificados. Esas opiniones se basaban en gran medida en las nociones económicas tradicionales de oferta y demanda: si subes el precio de algo, obtienes menos.

Sin embargo, en un estudio publicado en 1993, Card analizó lo que sucedió con los puestos de trabajo en Burger King, KFC, Wendy’s y Roy Rogers cuando Nueva Jersey aumentó su salario mínimo de 4,25 a 5,05 dólares. Utilizó restaurantes en la frontera de Pensilvania como control, o grupo de comparación.

Contrario a las creencias de aquel momento, él y su difunto socio de investigación, Alan Krueger, descubrieron que un aumento en el salario mínimo no tenía ningún efecto sobre el número de empleados. La investigación de Card y Krueger alteró fundamentalmente las opiniones de los economistas sobre tales políticas. Para el año 2000, solo el 46% de los miembros de la AEE dijeron que las leyes de salario mínimo aumentan el desempleo, en gran parte debido a Card y Krueger. Sus hallazgos despertaron interés en realizar más investigaciones sobre por qué un salario mínimo más alto no reduce los puestos de trabajo.

Una conclusión fue que las empresas pueden traspasar el costo de los salarios más altos a los clientes aumentando los precios. En otros casos, si un empleador puede mantener los costos bajos, de modo que pueda permitirse pagar un sueldo mínimo más alto, sin recortar los puestos de trabajo, el salario más alto atraería a más solicitantes, impulsando la oferta laboral.

Otro estudio fue el impacto de una medida política de Fidel Castro en 1980 para permitir que todos los cubanos que desearan salir del país lo hicieran, lo que llevó a 125.000 personas a marcharse, en lo que se conoció como el Éxodo del Mariel.

Al comparar la evolución de los salarios y el empleo en cuatro ciudades, Card no halló efectos negativos para los residentes de Miami por el aumento del 7% en la fuerza laboral con bajos niveles de formación. El trabajo de seguimiento mostró que el aumento de la inmigración puede tener un impacto positivo en los ingresos de las personas residentes del país.

Por su parte, Angrist (que también trabajó con Krueger) e Imbens ganaron la mitad del premio por resolver los problemas metodológicos que permiten a los economistas sacar conclusiones sólidas sobre causa y efecto. Ellos ampliaron ese trabajo al idear pasos para determinar bajo qué condiciones una situación social o decisión personal, como el dejar la escuela a los 16 años, afecta los ingresos anuales del individuo.

El método de los investigadores estimó una disminución anual de 9% por cada año de estudio perdido, después de los 16 años. Ambos observaron que las leyes que exigen la asistencia obligatoria a la escuela son políticas públicas positivas para la sociedad.

A diferencia de los otros premios Nobel, el de economía no fue establecido en el testamento de Alfred Nobel sino en su memoria. Es el último anunciado cada año y ha tendido a vivir a la sombra de los famosos ganadores de los premios por la paz y la literatura, sin embargo los galardonados a lo largo de los años incluyen una serie de economistas enormemente influyentes, que nos han permitido entender la esencia y los enigmas de la economía.


PAULINO BETANCOURT | @p_betanco

Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat

El Pitazo no se hace responsable ni suscribe las opiniones expresadas en este artículo.