La variación de precios ha estado disminuyendo los últimos tres meses y existe la errada percepción de que el fenómeno en sí mismo está desapareciendo. Que la inflación se ubique por debajo del 50 % mensual no implica que se detuvo la hiperinflación; esta afirmación la hace quien sigue definiendo el fenómeno desde su consecuencia y no desde su causa.
Una economía sufre de inflación cuando se financia déficit público mediante emisión de dinero. Es decir, el Banco Central crea dinero y se lo entrega al Gobierno para que este pueda gastar más de lo que sus ingresos le permiten. Justamente esto es lo que no se ha detenido en Venezuela y se puede visualizar mediante el ascenso de la base monetaria; este indicador nos permite medir el ritmo con el que el Banco Central inyecta dinero en la economía, y esto es lo que en efecto podemos considerar como inflación. La variación de precios es consecuencia de este hecho, y por lo tanto no representa el fenómeno en sí mismo.
Dicho lo anterior, es válido preguntarse por qué la variación de precios es cada vez menor si el problema de fondo no se ha detenido. Aquí entran en juegos otros términos que explicaremos a continuación:
La inyección de dinero que hace el Banco Central se llama expansión primaria. Todo ese dinero emitido cae en cuentas bancarias y por lo tanto existe un incentivo para incrementar el crédito, también denominado dinero privado. Cuando los bancos comerciales expanden el crédito se da lugar una expansión secundaria. Hay que tener en cuenta que la expansión secundaria ocurre luego de la primaria, por lo tanto debemos rechazar la idea falaz que hace creer que la emisión de crédito es la causante de la inflación.
En un entorno altamente inflacionario como el venezolano, el crédito concedido por los bancos es utilizado por las empresas para mantenerse medianamente a flote. Para que ese crédito pueda ser aprovechado en el tiempo, las empresas compran dólares con la intención de que el préstamo no pierda valor. Esto lo sabe el Gobierno, que para mantener estable el tipo de cambio y controlar a su vez la variación de precios, decidió aplicar una política restrictiva que consiste en aumentar el encaje legal. En resumidas cuentas, aumentar el encaje legal significa restringir el crédito emitido u otorgado por la banca privada.
Con esta política, la banca pierde la posibilidad de otorgar créditos y las empresas pierden la oportunidad de apalancarse para intentar sobrevivir a la hiperinflación. Las familias estaban recurriendo al crédito para financiar gastos corrientes y con esta medida sencillamente pierden total acceso a esa opción, lo que significa un golpe a la demanda. En este contexto hay que tomar en consideración la abrupta caída del PIB, es decir, de la riqueza que Venezuela genera. En cinco años nuestro PIB cayó 52 %, eso significa que la mitad de nuestra riqueza se ha esfumado y eso se traduce en desempleo, en una caída de los ingresos, en hambre y miseria.
Si la variación de precios ha disminuido, no es precisamente porque se haya solucionado el problema de fondo. Todo lo contrario, de hecho el aumento de dinero en nuestra economía es mucho mayor que los incrementos experimentados el año anterior. Mientras tanto, la banca sigue asfixiada con unos encajes imposibles de mantener. Esta política no es sostenible; los costos en el producto son considerables y el efecto en los precios es ilusorio y transitorio. Conclusión: esa disminución de la inflación también es una estafa del Gobierno. Seguimos en hiperinflación.
Oscar J. Torrealba
Economista UCV
Twitter: @DineroFiat
IG: srtorrealba
