Por: Nehomaris Sucre
A la sombra de los mitos socialistas, el chavismo ha hecho tantas promesas como ha podido. Desde convertir a Venezuela en un país potencia, hasta crear al hombre nuevo despojado de todo individualismo. Los resultados, como sabemos, son opuestos a lo ofrecido: nos incorporamos a la lista de países más pobres del mundo y el hombre socialista que surgió en la estructura del Estado-Psuv dista mucho de ser un manojo de virtudes como lo proyectaban.
Ahora con la operación “Mano de Hierro” el gobierno de Nicolás Maduro busca limpiar su imagen para mostrar a la comunidad internacional que luchan contra el narcotráfico y otros delitos.
Entre los funcionarios detenidos se encuentran dos diputados, dos alcaldes, el excomandante de la Zodi Anzoátegui y un general de brigada. Se trata de los “hombres nuevos” que ha gestado la cúpula chavista.
Sobre el caso abierto en la Corte Penal Internacional (CPI)
Otro afán del gobierno es demostrar a la Corte Penal Internacional (CPI) que el Estado venezolano tiene capacidad para procesar a los culpables de crímenes de lesa humanidad. Por ello, hace unos días el tribunal 12 de juicio del Área Metropolitana de Caracas sentenció a 30 años de prisión al teniente Ascanio Antonio Tarascio y al sargento Estiben Zarate Soto, ex funcionarios de la Dgcim, responsables del asesinato del Capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo.
No obstante, para cumplir con los parámetros de justicia ante el tribunal internacional de La Haya, resulta a todas luces insuficiente que procesen al oficial subalterno y al individuo de tropa profesional, mientras dejan de lado al resto de la cadena de mando, con más razón si tenemos en cuenta que previo a ser torturado y asesinado, el Capitán de Corbeta Acosta Arévalo también fue víctima de detención arbitraria y desaparición forzosa, crímenes sobre los cuales todavía el poder judicial no ha establecido culpables.
Lo cierto es que estas acciones de aplicar justicia, pero no en niveles superiores, por un lado, buscan esconder los grandes errores del gobierno de Maduro, pero en el otro extremo les producen divisiones internas y menoscaban la “lealtad” de funcionarios, quienes en el pasado posiblemente se consideraban intocables. De esta manera, se va reduciendo el círculo de militares y políticos incondicionales al gobierno.
Adicionalmente, se derrumba en Venezuela el mito del socialismo perfecto que crea seres humanos amantes del bien común y continúa debilitándose el chavismo como proyecto político.
NEHOMARIS SUCRE | @Neho_Escribe
Politóloga y militar retirada.
El Pitazo no se hace responsable ni suscribe las opiniones expresadas en este artículo.
