Emprender en Venezuela: lecciones para volar en medio de la adversidad

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EL PODER EN ESTE PAÍS


Por: Rogelio Guevara Cantillo

Venezuela es un territorio hostil, sobre todo para muchos trabajadores. Millones de ciudadanos, a pesar de estar en medio del caos, se las ingenian para subsistir ofreciendo innovaciones y aportando soluciones. El emprendimiento es herramienta para el desarrollo de cualquier país. Los venezolanos tienen un espíritu emprendedor sin parangón, más allá de que el país se encuentre en los últimos lugares en materia de libertad económica, según el índice de Heritage Foundation (puesto 177 de 178 según la edición de 2021). En días recientes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó sus proyecciones de crecimiento para América Latina, arrojando una caída para Venezuela de -10%, a la vez que no se observa un futuro alentador en materia de vacunación colectiva contra el COVID-19 en el país.

Sobre el tema del emprendimiento en el país conversé con Oliver Laufer, talentoso venezolano creador y director general de Caracas Air, empresa del sector aviación, una industria muy golpeada en los últimos meses por la crisis de la pandemia global y nacional de COVID-19. Jóvenes como Laufer no desfallecen, por el contrario, son símbolo de motivación y audacia entre sus seguidores en el medio de mayor uso para comunicar: las redes sociales.

Laufer creó hace 12 años junto a su hermano un negocio de aviones para escuela de vuelo. Vendieron todo lo que tenían a la mano e hicieron grandes esfuerzos. Tras varios sacrificios, lograron adquirir una avioneta Cessna 172 Skyhawk abandonada y la restauraron para luego alquilarla a una academia de aviación en Miami, Florida, para alcanzar así un gran éxito y uno de sus primeros sueños. Ese hecho fue el inicio de lo que conocemos actualmente en el país como Caracas Air.

Según relata, él sabía que tenía la misión de emprender en el sector aeronáutico y a pesar de lo cuesta arriba de la misión y tras años de encarar al Estado, lograron certificar y obtener los permisos para comenzar su empresa con el visto bueno del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) y otro año más en superar a todos sus competidores para convertirse en la academia de aviación referencia del país.

El mundo online

Ahora enfrentan, como muchos, un nuevo reto, un reto planteado por el COVID-19. “Yo creo que la aviación y la educación son los sectores más afectados por la pandemia. Caracas Air está en ambos sectores. Cuando decretaron la cuarentena en marzo de 2020, tardamos un poco más de lo normal en reinventarnos porque creímos que sería algo rápido”, admite Laufer ante la incertidumbre que representó el comienzo del coronavirus para los venezolanos y el planeta. Fueron meses difíciles y aún lo son. Laufer admite que tuvieron que reducir las operaciones de la empresa y perdieron a personas muy valiosas. A mediados de 2020, rediseñaron su modelo de instrucción y su estrategia comercial. Lo primero que hicieron fue una lección para muchos: migrar a un modelo online.


…él sabía que tenía la misión de emprender en el sector aeronáutico y a pesar de lo cuesta arriba de la misión y tras años de encarar al Estado, lograron certificar y obtener los permisos para comenzar su empresa con el visto bueno del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) y otro año más en superar a todos sus competidores

Rogelio Guevara Cantillo

Hay dos puntos fundamentales para fortalecer el emprendimiento, comenta Laufer. Esos puntos son la educación y las tecnologías de la información, magnificadas hoy en día por el uso de las redes sociales. Ellas son el futuro, añade Laufer. “La educación online terminará siendo asequible, asincrónica y flexible. Le da libertad al estudiante, pero también a la institución de crear contenido reutilizable”, explica el emprendedor. En el análisis de Laufer, esto hará que los costos desciendan y con ello aumentará la ganancia. Una institución que no requiere grandes instalaciones, aulas, profesores que cobran por hora, un número específico de estudiantes, pasaría a necesitar solo software, servidores, programadores y diseñadores instruccionales, manifiesta Laufer.

En esta reflexión, el profesor tradicional pasaría a ser un diseñador de contenido. Asumiría un rol más rentable y respetuoso con su tiempo. No habría límite en la capacidad de los estudiantes cuando la mayoría de las plataformas tienen exámenes que se pueden autocorregir, pero lo más importante es que podríamos recibir clases desde cualquier lugar del mundo, siempre que tengamos un teléfono móvil con conexión a Internet. “Yo creo que las universidades en el sentido tradicional de la palabra tienen los días contados. El conocimiento, el aprendizaje será mucho más asequible y democrático. Pero siempre es bueno recordar que lo viejo no da paso a lo nuevo sin oponer resistencia”, enfatiza  Laufer.

Con relación a las redes sociales, Laufer es muy activo en Twitter y lo usa como su canal de divulgación. Las personas están esperando que algo importante ocurra en la sociedad para ellas cambiar. Un cambio político, un despertar social y más en la atribulada Venezuela de hoy. Explica que el emprendedor venezolano no se va a sentar a esperar a que los políticos resuelvan sus problemas ni a que la sociedad le diga lo que es lo correcto y que no.

“La sociedad está llena de prejuicios, de limitaciones. El truco es no dejarse llevar por la sociedad, actuar por ti mismo, pensar por ti mismo. Si ser pobre, infeliz o amargado es la tendencia, ¿por qué tengo que formar parte de eso? Por eso mis tuits a veces se hacen virales”. A pesar de un Himalaya de adversidades, la mujer y el hombre venezolano buscan oportunidades, las crean si no las divisan y emprenden a pesar de estar en el medio de una sociedad dirigida por un Estado socialista que no ofrece soluciones a sus pobladores.


ROGELIO GUEVARA CANTILLO | @Rogeliogcmundo

Analista del poder y economía en Latinoamérica.