Elecciones parlamentarias en Venezuela: la singular abstención

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LOS PITAZOS DEL DIRECTOR


Por: César Batiz

de acuerdo con el primer boletín del Consejo Nacional Electoral 31% de los electores asistieron a las mesas de votación este #6D. Pero para la oposición liderada por Juan Guaidó, solo 20% de los votantes participó en las elecciones parlamentarias. 

Los oficialistas creerán y defenderán su versión singular de la realidad, pese a que los centros de votación se vieron vacíos y los gobernadores, alcaldes, candidatos y hasta los representantes del Clap en las comunidades, tuvieron que enviar mensajes amenazantes y ofrecer comida, bombonas de gas y hasta zapatos para estimular la participación. Los opositores tal vez verán la abstención como un triunfo de quienes adversan a Maduro. Pero en fin, este es un factor buscado por la oposición y con una magnitud inesperada para el oficialismo. 

El peso de esta situación en la opinión pública se conocerá tras una guerra de percepciones sobre el análisis de la abstención.

Sin embargo, la guerra de las percepciones apenas comienza y ni la hegemonía comunicacional, ni el que más de 70% de los venezolanos esté en contra de Maduro, inclina de forma determinante la balanza a algún lado. Son muchos factores que incidirán en quién ganará en imponer su mensaje.

Comencemos por analizar el porqué la hegemonía comunicacional no basta para ganar la guerra de las percepciones. El ejemplo de esto lo tenemos en el mismo #6D. La abstención demuestra que la gran cantidad de medios tradicionales y algunos nativos digitales al servicio de un discurso único oficial, no resultan suficientes para llevar electores a los centros de votación. 

El alto precio de los productos, los bajos salarios y la falla de los servicios públicos se imponen al disfraz de verdad que distribuyen los medios oficiales. Ni siquiera amenazas como “el que no vota, no come”, lanzada por Diosdado Cabello, pudieron arrastrar a los votantes.

Por eso, el dominio del mensaje y de los canales no es suficiente para imponer la versión de una elección aceptada por todos. Las dudas quedan y la ilegitimidad de origen acompañará a los nuevos miembros de la Asamblea Nacional, así como ha acompañado a sus colegas constituyentes.


Los oficialistas creerán y defenderán su versión singular de la realidad, pese a que los centros de votación se vieron vacíos y los gobernadores, alcaldes, candidatos y hasta los representantes del Clap en las comunidades, tuvieron que enviar mensajes amenazantes y ofrecer comida, bombonas de gas y hasta zapatos para estimular la participación

César Batiz

Claro está, aunque nos costó entenderlo, el oficialismo no le teme al desconocimiento nacional e internacional de este proceso del #6D. Pero en las filas del régimen no esperaban encontrarse con el rey desnudo tan cerca y observar que el chantaje del bono y el Clap perdió fuerza como herramientas de control social. Ante eso, pese a que puedan forzar la sonrisa, el calvario irá muy adentro.

Para la oposición, no es suficiente disfrutar de las cifras de abstención. No se puede interpretar que esos que dejaron de votar por el oficialismo, que aquellos que no aceptaron el chantaje del Clap o el pernil, son votos amarrados para el sector opositor. 

Si el sector liderado por Guaidó no moviliza a sus posibles electores en la consulta popular que se inicia este 7 de diciembre, pero que tendrán la oportunidad de manifestarse en 3.000 puntos en todo el país hasta el 12 de diciembre, entonces, la abstención de este 6 de diciembre perderá el efecto causado en estas primeras horas.

La noche de este domingo Juan Guaidó emitió un mensaje al país. Llamó a encontrarse en la calle el 12 de diciembre para manifestar la voluntad de la mayoría de los venezolanos. Esta posiblemente será la última oportunidad para que Guaidó se legitime como líder de la oposición y siga al frente hasta lograr la transición, por lo cual, el madurismo vería perdidos todos sus esfuerzos por disminuir políticamente la figura de Guaidó.

Eso ya debe estar en las cuentas del régimen. Por lo tanto, desde el oficialismo se intentará cualquier acción para disminuir la posibilidad de que la consulta se convierta en un catalizador que agrie las navidades felices a Nicolás Maduro y sus más cercanos colaboradores. 

Ya veremos qué ocurrirá. Por ahora la abstención con una magnitud inesperada es el plato fuerte que obligará al régimen a maquillarla y a tratar de entender la pérdida del Clap y bonos como herramienta de control social. Mientras que a la oposición se le presenta una oportunidad que se reafirmará si logra validarla con la participación en la consulta popular.


CÉSAR BATIZ | @CBatiz

Periodista egresado de la Universidad del Zulia, especializado en Periodismo de Investigación. Director de El Pitazo.