Disfunciones de tiroides y salud mental

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Por: Karina Monsalve

Desde el año 2007 las asociaciones internacionales de tiroides eligieron el 25 de mayo como Día Internacional de la Tiroides para concientizar a la población sobre la importancia del diagnóstico precoz de los tratamientos tiroideos y su prevención.

Hoy en día se calcula que más de 200 millones de personas  en el mundo están afectadas por alguna enfermedad tiroidea.

Empecemos por describir esta enfermedad conceptualizándola. La tiroides es una glándula que se ubica en la base del cuello por delante de la laringe, con una forma que recuerda a la de una mariposa. La glándula tiroidea, es uno de los tantos órganos endocrinos encargado de la regulación de diferentes procesos metabólicos. 

Su función es concentrar el yodo para producir las hormonas tiroideas (T4 y T3). Las mismas son almacenadas y luego se vuelcan a la circulación para llegar a todo el organismo, donde regulan distintos procesos metabólicos tales como la producción de calor, el crecimiento y desarrollo, la reproducción, y el funcionamiento de los distintos órganos y sistemas.  

Los desórdenes de la tiroides pueden ser categorizados en dos grupos generales, aquellos relacionados con la producción de hormonas tiroideas, tales como, hipotiroidismo e hipertiroidismo y aquellos con compromiso estructural, como el bocio y las neoplasias, siendo las relacionadas con la producción hormonal las más representativas estadísticamente.

La disfunción tiroidea se encuentra entre los desórdenes más comunes del sistema endocrino con un impacto sustancial debido a su alta prevalencia a nivel mundial y su relación con altas tasas de morbi-mortalidad, por ello se convierten en un tema de gran relevancia para el área de la salud.

La alteración de estas hormonas genera síntomas variados pudiendo confundirse con otras enfermedades de origen psiquiátrico, cardiológico, gastroenterológico, etc, demorando su diagnóstico. Las acciones de las hormonas tiroideas son imprescindibles en todas las etapas biológicas de un ser humano desde la concepción hasta la vejez. 


Los desórdenes de la tiroides pueden ser categorizados en dos grupos generales, aquellos relacionados con la producción de hormonas tiroideas, tales como, hipotiroidismo e hipertiroidismo y aquellos con compromiso estructural, como el bocio y las neoplasias

Karina Monsalve

Las enfermedades que afectan a la glándula tiroides son frecuentes en todas las poblaciones del mundo. Representan entre el 30% al 40% de los pacientes que son atendidos en una consulta especializada de endocrinología clínica. Estas enfermedades tienen una base genética en la mayoría de los casos, pero en su presentación juegan un papel importante los factores ambientales como es el consumo de yodo de la población.

El déficit nutricional de yodo puede causar un amplio espectro de enfermedades que afectan a personas de todas las edades, pero particularmente a las mujeres gestantes y al desarrollo fetal y neonatal.

Por ejemplo, el hipotiroidismo es una condición en la cual la glándula tiroides no puede producir la suficiente cantidad de hormonas tiroideas necesarias para cumplir con el requerimiento tisular. Esta patología se ubica como el desorden más común de la tiroides. Desde el punto de vista psicológico, las personas que tienes una tiroides hiperactiva (hipertiroidismo), pueden presentar los siguientes síntomas: nerviosismo inusual, inquietud, ansiedad e irritabilidad.

En el caso del hipotiroidismo los síntomas y signos son muchos y poco específicos, además que su presentación interindividual puede ser tan variable e ir de un espectro asintomático, síntomas leves, moderados o en algunos casos de mayor gravedad, pero por lo general tienden a ser más sutiles que los del hipertiroidismo. Por ejemplo, pelo seco, intolerancia al frío, fatiga, calambres musculares y estreñimiento se encuentran entre los más comunes. Desde el punto de vista psicológico, estos pacientes consultan por cambios en el estado de humor, alteraciones del sueño, fatiga, baja energía, cambios en la memoria y ganancia de peso, la cual no debe ser mayor del 5% del peso normal.

Tanto el hipotiroidismo como el hipertiroidismo pueden producir síntomas atribuibles a una enfermedad psiquiátrica. En el hipotiroidismo son frecuentes la astenia psicomotora, el letargo, la somnolencia y trastornos cognitivos, como pérdida de memoria y falta de capacidad de concentración, todos ellos muy frecuentes en la depresión. Por otra parte, el hipertiroidismo puede ser causa de hiperactividad con taquicardia, nerviosismo, crisis vasomotoras e irritabilidad, que pueden confundirse con ansiedad, crisis de pánico o episodios de manía o hipomanía.

El tratamiento adecuado (con un medicamento que bloquea la capacidad del cuerpo de producir nuevas hormonas tiroideas o sustituir las que faltan) en general mejora los síntomas de la enfermedad tiroidea, tanto los emocionales como los físicos. Pero es importante diagnosticar la enfermedad a tiempo, de lo contrario puede conducir a enfermedades cardiovasculares, osteoporosis e infertilidad y sus síntomas se pueden confundir con cuadros psiquiátricos. 

Por favor, consulte con su médico endocrino si presenta inquietud sobre los síntomas de esta enfermedad. 


KARINA MONSALVE | TW @karinakarinammq IG @psic.ka.monsalve

Psicóloga clínica del Centro Médico Docente La Trinidad.