Por: Paulino Betancourt
Los expertos coinciden ampliamente en que las actividades humanas están dañando al medio ambiente mundial. Desde la Revolución Industrial, la economía global ha crecido de manera espectacular. En general, esta es una historia de éxito, ya que el incremento en los ingresos ha sacado de la pobreza a millones de personas, pero ha sido impulsado por el crecimiento de la población y el aumento del consumo de los recursos naturales. La creciente demanda para satisfacer las necesidades de más de 7.600 millones de personas, ha transformado el uso de la tierra y ha generado niveles de contaminación sin precedentes, que afectan aspectos como la biodiversidad, los bosques, los humedales, los cuerpos de agua, los suelos y la calidad del aire.
Es sabido por todos que los humanos consumimos más recursos de los que la Tierra puede regenerar, lo que nos condena a la pobreza ecológica. Tal como asegura un equipo de investigadores de Global Footprint Network en una nueva investigación publicada en Nature Sustainability (https://doi.org/10.1038/s41893-021-00708-4). La publicación es un intento por estimar cuán rápido está ocurriendo ese déficit de recursos.
El grupo describe el análisis de datos sobre la biocapacidad de todos los países del mundo durante los años comprendidos entre 1980 y 2017. Pero, ¿qué es la biocapacidad? Se define como la capacidad de un ecosistema para regenerar sus recursos y sustentar a sus habitantes. Es así que para el año 2017, los autores determinaron que habíamos gastado el 173% de la “biocapacidad” total del mundo ese año. Obviamente, esto es un desbordamiento y es parte de una tendencia que ha empeorado en las últimas décadas. En 1980, la humanidad estaba utilizando solo el 119% de la biocapacidad mundial. Gran parte del aumento de la demanda desde entonces ha sido impulsado por las naciones más desarrolladas, que requieren niveles de vida cada vez más altos.
Claramente, el camino en el que estamos hoy no puede andarse para siempre. Si los seres humanos nos tomamos realmente en serio la supervivencia, los expertos dicen que no podemos seguir ignorando el factor limitante que son los recursos de la Tierra. Si no buscamos mejorar rápidamente la disponibilidad de los recursos, a través de la conservación y restauración, recortes de combustibles fósiles, desarrollo sostenible y patrones de consumo, los autores argumentan que nuestro capital natural no podrá recuperarse y nuestra esperanza de un futuro más equitativo estará totalmente socavado.
Como químico y estudioso de la sostenibilidad, estoy particularmente interesado en métricas e indicadores que puedan ayudarnos a comprender el uso que le estamos dando a los ecosistemas de la Tierra. Mejores mediciones de los impactos de las actividades humanas, pueden ayudarnos a identificar formas de mantener tanto el bienestar humano como los recursos naturales.
Otro indicador estudiado en el artículo es el “Día del Sobregiro de la Tierra”. Es un cálculo donde se indica la fecha en la que consumimos los recursos que nos corresponderían durante todo el año. Para este 2021 se determinó que la fecha correspondería al 29 de julio, siendo la más temprana en los últimos 41 años. El Día del Sobregiro de la Tierra es un concepto convincente y ha creado conciencia sobre el creciente impacto de las actividades humanas en el planeta, utiliza para su cálculo la huella ecológica, quizás la métrica más utilizada de los impactos ambientales del uso de recursos humanos. La huella ecológica de cada país es una estimación de los recursos biológicos necesarios, para satisfacer las demandas de consumo de su población y absorber las emisiones de carbono.
En 1980, la humanidad estaba utilizando solo el 119% de la biocapacidad mundial. Gran parte del aumento de la demanda desde entonces ha sido impulsado por las naciones más desarrolladas, que requieren niveles de vida cada vez más altos
Paulino Betancourt
Cuando la huella del consumo en todo el mundo excede la biocapacidad, los autores afirman que los humanos están sobrepasando la capacidad regenerativa de los ecosistemas de la Tierra. Para calcular las huellas ecológicas, Global Footprint Network estima la oferta y la demanda de recursos biológicos renovables en seis tipos de usos de la tierra: bosques, zonas de pesca, tierras de cultivo, tierras de pastoreo, tierras urbanas y el área de bosque necesaria para compensar las emisiones de carbono humanas, que es, la huella de carbono.
Por ejemplo, la huella ecológica de Venezuela es de 1,76 hectáreas por persona y la biocapacidad global es de 0,65 hectáreas por persona. Por lo tanto, se necesitarían 2,71 (1,76 /0,65) planetas Tierra para satisfacer las demandas de consumo, considerando que la población mundial fuera venezolana. Según estos cálculos, el Día del Sobregiro de nuestro país se estima el 8 de mayo (365 x (0,65 /1,76) = 135 días). Ahora bien, aunque nuestra huella ecológica se encuentra entre las más bajas del mundo, Venezuela también tiene una alta tasa de deforestación que no está incluida en el cálculo.
Aunque el Día del Sobregiro de la Tierra destaca los usos insostenibles de los recursos naturales, también necesitamos indicadores ecológicos científicamente sólidos para informar sobre la política ambiental y alcanzar una comprensión más amplia sobre los riesgos ecológicos que estamos ocasionando.
En definitiva, esta reflexión refuerza la necesidad de garantizar la sustentabilidad de los recursos naturales como el factor más influyente en la supervivencia de la humanidad en el planeta. Por tanto, urge sopesar los efectos económicos y ambientales que permitan generar políticas públicas de desarrollo sostenible. ¡Nuestra vida en la Tierra depende de ello!
PAULINO BETANCOURT | @p_betanco
Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat.