¡Adiós a los protectorados!

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Por: Marinés Delgado Marcucci

Y ya era hora ¿No? Porque así como ya ha sido hora de que la revolución, para justificar su nombre, ha debido decirle adiós a todas las malas prácticas del pasado que no solo repiten sino que magnifican: corrupción, pacatería (somos los últimos en el matrimonio igualitario y en el derecho al aborto), nepotismo, ineficiencia, dogmatismo, sectarismo y reducir las verdaderas batallas a eslogans panfletarios.

Porque a fin de cuentas: ¿Qué es un protectorado? ¿A ver? Es una figura autoimpuesta por el gobierno/partido que no representa otra cosa más que la violación a la voluntad popular de escoger a sus representantes. Con esta figura, la «revolución», esa que dice ser del pueblo y para el pueblo, desobedece la decisión soberana de ese mismo pueblo para ajustarla (en teoría) a un proyecto político que no consiguió la preferencia por la vía de los votos.

Los protectorados eran sinónimo de intolerancia y arrogancia política y una peligrosa tradición que atenta contra la democracia misma. Sí, porque en muchos casos si la intención era favorecer al pueblo debido a la dudosa capacidad del elegido para hacer su trabajo, el partido/gobierno ha debido nombrar unos cuantos protectorados en los estados en los que sí consiguieron la preferencia de la mayoría.

Además imagínense semejante responsabilidad de ser protector de un estado al que no puedo proteger de nada: hiperinflación, inseguridad, pésimos servicios públicos. ¿Es malo el protector? ¿Necesitaría acaso un protector del protector? ¿O es que está fallando otra cosa más grave que la voluntad popular a la que no se le dio una oportunidad?

CLAVES | ¿Qué son los protectorados y por qué existen en Venezuela?

Claro, falló el entendimiento y la tolerancia, se arreció la crisis ya existente con sanciones inútiles, se jugó al desgaste y ambos terminaron exhaustos.

¡No más!

Lo dicho, la ideología de una persona no es sinónimo de su capacidad y ningún segmento, proyecto o partido político, por muy noble que sean sus intenciones, puede pretender que posee el monopolio de la virtud.

Hubo gobernadores electos del partido de gobierno que saldrán baratos si quedan en el olvido, hubo de los pocos de oposición que aún con protectores y demás hierbas encima se fajaron a trabajar. Y hubo (los menos hay que decirlo) quienes con el respaldo popular y del gobierno hicieron una excelente gestión.
Es de necios negar lo obvio y de tontos pretender justificar a los incapaces.

Pero bueno, que según dijo el presidente Nicolás Maduro, después de las elecciones regionales de noviembre (no antes, eso sí) estás extrañas figuras que por ningún lado aparecen en la Constitución serán cosa del pasado. Un mal recuerdo pues, ¿Cómo la emisión inorgánica de dinero? ¿Cómo la paciente espera de que Dios provea? ¿Cómo las reconversiones monetarias sin otras medidas que la hicieran viable? ¿Cómo la recuperación de Pdvsa?

Pero aún así, hay que celebrarlo, y más aún hay que votar en las regionales, porque la voluntad popular tiene un chance, sea para respaldar al candidato que sea, porque los diálogos están dando frutos y porque Venezuela merece la oportunidad de salir de este atolladero sin otro costo más que el tiempo perdido.


MARINÉS DELGADO MARcUCCI |

Periodista y ex subdirectora de Panorama.