Los Taques.- Los habitantes de la urbanización Judibana, en el municipio Los Taques del estado Falcón, salieron a protestar este miércoles, 14 de octubre, y trancaron por tercer día consecutivo la entrada a la comunidad para exigir el suministro de agua potable que no se cumple desde hace más de un mes.
Los servicios básicos de esta comunidad están conectados al Centro Refinador de Paraguaná (CRP), porque es un sector que nació junto con el crecimiento de la refinería Amuay. En la localidad habitan principalmente trabajadores petroleros y jubilados de la industria.
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Desde el 2019, la comunidad ha presentado deficiencia en el servicio de agua potable que era diario, luego pasó a dos veces por semana, posteriormente a semanal hasta que ahora se puede superar un mes sin el suministro y tampoco hay respuestas de los organismos competentes.
Los habitantes de la comunidad han protestado en las afueras del edificio administrativo de la refinería Amuay, pero tampoco han recibido respuestas. Este jueves cumplieron tres días trancando la entrada de la comunidad por una hora, como medida de protesta, ya que en su mayoría son personas de la tercera edad que no pueden permanecer por más tiempo en el lugar.
A la protesta llegó una comisión de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) para mediar con los manifestantes, pero estos no aceptaron la mediación debido a que este miércoles los organismos de seguridad les prometieron una reunión con alguno de los encargados del servicio y la promesa no se cumplió.
Adrián Petit, habitante de la comunidad, dijo que han usado todos los canales regulares para exigir a Pdvsa el suministro de agua y han hecho caso omiso. «Que nos digan qué va a pasar con nosotros; somos más de mil familias afectadas y nadie nos da respuesta. No somos camellos y tampoco tenemos para comprar agua», dijo.
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María Irausquín es una persona de la tercera edad que solo cuenta con la pensión mensual. Diariamente camina a las tomas clandestinas que están alejadas de la comunidad para buscar dos botellas de agua de cinco litros y con eso cocinar y asearse.
«Vivo sola y no tengo para pagar diez dólares por mil litros de agua a un camión cisterna, por eso tengo que caminar para buscar el agua donde sea. A veces los vecinos me ayudan porque saben que soy una persona sola y que no tengo muchos ingresos», lamentó.
Expresó que su miedo es cruzar una avenida y que sea alcanzada por algún vehículo porque ya no camina ni corre con la misma rapidez de antes, sin embargo no tiene otra opción que salir a buscar agua. Otro problema de Irausquín, y que comparte la mayoría de la comunidad, es que como en Judibana no faltaba el agua, pocos tienen lugar de almacenamiento, lo que hace que se queden sin agua más rápido.
Los manifestantes esperan que puedan tener alguna solución en los próximos días y que les digan los días de suministro para estar atentos y poder almacenar agua lo más que se pueda.
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