Coro.- Las hermanas Angélica y Anggie Araviche, venezolanas que migraron a Chile hace tres años, lograron, tras una ardua campaña en redes sociales, el pasaporte y la visa humanitaria para que su hermano con síndrome de Down, Doménico Araviche, pudiera viajar y reencontrarse con ellas, luego de que su madre falleciera víctima del COVID-19 el pasado mes de abril.
La noticia se conoció a través de un post que Angélica Araviche publicó en su cuenta Instagram, en la que declaró que después de un mes de haber iniciado la tarea de conseguir el pasaporte y la visa para que Coco, como cariñosamente lo llaman, pudiera viajar, un ejército completo se encargaría de replicarlo y hacerlo llegar a quienes, con dedicación y paciencia, se volcaron en ayuda.
El periplo para poder obtener los permisos de viaje datan desde hace dos años, cuando su madre -ahora fallecida-, acudió a las oficinas del Saime en La Vela para iniciar el proceso que les permitiera obtener los pasaportes express, que nunca obtuvieron.
En una entrevista anterior, las hermanas Araviche, oriundas de Coro, estado Falcón, dijeron a El Pitazo que Doménico Araviche DAddio (33), hace cerca de dos meses cayó en una profunda depresión luego de la muerte de su mamá Nohemy DAddio de Araviche, lo que lo mantenía en cama. Era atendido por su padre, quien también es un adulto mayor con complicaciones de salud.
En su cuenta IG, Angélica relató cómo después de seis horas de viaje desde la ciudad portuaria de Coquimbo, donde residen, hasta Santiago, capital de Chile, ella y su hermana Anggie lograron reencontrarse con su hermano Coco, la madrugada del 2 de julio. El pasaporte llegó el 23 de junio a la oficina de La Vela en Coro, y Chile otorgó una visa humanitaria que le permitió viajar junto a un primo.
En un video posteado por las Araviche, pudo apreciarse el momento en el que Coco llegó al aeropuerto de Santiago de Chile. El reencuentro causó euforia en las hermanas, quienes entre lágrimas y besos recibieron a Coco.
Recordó Angélica en el post que subió a las redes posteriormente: «Hace tres meses mi promesa fue mover cielo y tierra este año, tú (mami) y Coco se vienen con nosotras en el nombre de todopoderoso de Dios», y agregó: «Dios quiso que fuese diferente y hasta el final diré, a Dios no hay que entenderlo, hay que obedecerlo».
Deseó el descanso eterno a su madre al decir: ahora sí descansa en paz. Esta historia de valentía, fortaleza, coraje y fe les permitió abrigar esperanzas aun en los días más nublados, por lo que agradecieron a su familia (la del cielo y a la de la tierra), a los amigos por sus palabras de apoyo y a quienes sin conocerlas les brindaron ayuda y asesoría para que el sueño de reencontrarse se hiciera realidad.