Tucupita. Zack Kariuki, miembro de la Orden Consolata y presidente de la ONG Vicaria Pastoral Indígena “Dani Consolata”, asegura haber encontrado el paraíso perdido entre los niños indígenas que viven en el vertedero municipal de basura en Tucupita. El misionero religioso lleva cuatro años en contacto con la población warao, en especial con los niños que buscan su existencia hurgando basura.
“La sonrisa y la risa de los niños jugando o haciendo su cola para que le sirvan un plato de comida, que comen con ojos brillantes. Los adultos que con paciencia esperan su turno, sin desorden o quejas si se acaba antes de su turno. Los jóvenes jugando en la carretera y el mocho que corre con ganas a retirar la pelota. Son, sin lugar a duda, la humanidad perdida”, dijo el sacerdote.
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En sus pormenores, el religioso informa la realización de una jornada de atención efectuada el pasado domingo 2 de junio. “Encuentro dinámico, los hombres buscando leña y mujeres preparando la sopa gracias a la donación de verduras de la empresa privada. Mientras, miembros de la vicaría enseñan a los niños a rezar. Y la música de fondo, todos sentados en cajas vacías de refrescos”, relató.
El padre Kariuki asegura la existencia de 30 niños en edad escolar que se encuentran fuera del sistema educativo. Sin escuela y sin maestros, los niños del vertedero de basura conviven y compiten con los zamuros y los insectos voladores por los desechos que van llegando hasta el tiradero de desperdicios.
“La próxima vez me llevo mi chinchorro para hacer mi siesta esperando la sopa”, humoriza el religioso. “Hacía tiempo que no gozaba de tanta paz y tranquilidad. En medio de niños sin ropa o con ropa pero, sucia porque no hay agua, y entre los que llamamos pobres encontré una gran riqueza” concluyó el padre Zack Kariuki.