El repunte de las enfermedades infecto contagiosas como la tuberculosis y otras afecciones de las vías respiratorias y de transmisión sexual, mantienen en alerta a la población de las comunidades indígenas de los municipios Antonio Díaz, Tucupita y Pedernales.
Las enfermedades endémicas como la diarrea, vómito, la desnutrición y las enfermedades de trastornos estomacales, cierran el deplorable cuadro de salud de los indígenas ante la ausencia absoluta de medicina en los dispensarios y centros de salud.
Reportes de instituciones científicas como el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y especialistas del Instituto de Biomedicina de la Universidad Central de Venezuela, señalan en sus informes a la comunidad de San Francisco de Guayo como el epicentro de las enfermedades crónicas como el VIH sida, la tuberculosis y otras enfermedades crónicas.
Sin embargo, los testimonios de la dirigencia warao y habitantes de las comunidades, “ya no es solamente Guayo, todas las comunidades indígenas presentan ausencia de medicina y requieren de atención primaria y las enfermedades como la diarrea, la fiebre y las afecciones respiratorias afectan a los niños y adultos”, señala Abel Ávila, habitante de Bonoina.
Según Ávila, la situación se agudiza por la falta de transporte y equipos de movilización en los poblados, el colapso de los motores fuera de borda y el desabastecimiento de la gasolina completó el cuadro de aislamiento de la población indígena en la selva del Delta del Orinoco.
“Cualquier situación de emergencia, es una muerte segura en la orilla del caño”, afirma Enrique Moraleda, representante de la comunidad Nabasanuka, una localidad ubicada en la parroquia Manuel Renauld y cuenta con un Consultorio Popular Rural tipo I “el hospital Luis Gómez”, sin embargo, carece de insumos y medicina.
Ante esta situación, la población acude a las propiedades curativas de las medicinas tradicionales y vegetales. “Existen dos opciones nada más: las plantas medicinales o el brujo de la comunidad”, señala una madre warao.
La ausencia de los servicios básicos como el agua potable, la energía eléctrica, el colapso del transporte y la deficiencia de alimentos nutritivos en las 320 comunidades waraos, forman el caldo de cultivos para el deterioro progresivo en el sistema de salud en Delta Amacuro.