«Yo camino hace 17 años por él, por mi doctor José Gregorio. Él ya es un santo para mí, es un santo para todos», decía el señor Matteo Lauriola, un fiel que se acumuló junto a otro centenar de personas este lunes, 26 de octubre, frente al santuario diocesano Nuestra Señora de la Candelaria, en Caracas, para acompañar la exhumación de su cuerpo.
Pese a la pandemia que mantiene en cuarentena a todo el país, adultos, jóvenes y niños se congregaron este lunes con tapabocas o sin ellos en los alrededores de la plaza La Candelaria, de Caracas, para celebrar el natalicio número 156 del primer laico venezolano que se convertirá en beato.
Unas cintas de seguridad policial color naranja impedían a los feligreses acercarse al templo, donde desde tempranas horas las autoridades eclesiásticas y un equipo de médicos y científicos se disponían a preparar todo para la exhumación y la posterior ceremonia.
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Lauriola y otro montón de personas que lograron estar más cerca de los cordones policiales usaron los muros de la plaza para poner imágenes, retratos hechos a mano, velas y estampitas del beato.
«Gracias, Santo», repetían sin parar los ciudadanos que rezaban, aplaudían y hasta cantaban cumpleaños en la plaza la Candelaria. Algunos lograban pasar la barrera policial y corrían hacia la reja de la iglesia, donde se arrodillaban y encomendaban a José Gregorio sus cargas.
Fue así como una joven mujer con un bebé en brazos entró y luego de arrodillarse y llorar frente a la iglesia dijo a la prensa que acompañaba al doctor de los pobres para pedirle un milagro para su hijo.
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Carmen Pérez fue otra de las fieles cuya emoción incontenible se manifestaba en llanto. Esta andina dijo deberle el bienestar de toda su familia al doctor y aseguró que esa era la razón que la motivó a presentarse en la Candelaria, aún sabiendo que la iglesia haría la ceremonia de exhumación a puerta cerrada.
Mientras, tras las rejas grises que separaban a la iglesia del pueblo, las autoridades eclesiásticas encabezadas por el cardenal Baltazar Porras salieron a saludar y a recordar la preponderancia del evento que tenía lugar este lunes y que representaba uno de los últimos pasos para obtener las reliquias del doctor José Gregorio y cumplir con la ceremonia de beatificación.
Porras adelantó que el acto oficial podría ocurrir en abril de 2021, luego de la Samana Santa y refirió que esperaban poder recibir a la feligresía en los templos para ese momento. «Esta es una alegría para todos los venezolanos y esperamos poder celebrarla así», dijo antes de entrar a la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, donde además de ellos, se encontraban algunos embajadores como el de Italia, diputados de la Asamblea Nacional como Stalin González y Yaxuri Solorzano, la niña beneficiada del milagro atribuido a la intercesión de José Gregorio Hernández y certificado por el Vaticano que concretó la beatificación.
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Unas dos horas duró la ceremonia que era acompañada desde afuera con cantos y rosarios. En el ataúd encontraron huesos, arena y madera que ahora serán sepultados nuevamente el sábado próximo en otro acto de conclusión de la exhumación.
Aunque solo la prensa tuvo acceso a la plaza durante el evento, al concluir, y cuando se retiraron todas las autoridades, el templo de la Candelaria volvió a estar rodeado de la gente que tras la reja gris dejo flores y plegarias al médico venezolano que está cada vez más cerca de convertirse en santo para la Iglesia, aunque ya lo era hace años para sus creyentes.
