Caracas.- Después del apagón, que comenzó el jueves 7 de marzo y dejó al país sin electricidad durante tres noches, la escasez de agua se agudizó en la capital, en donde ya se registran fallas con el servicio desde hace más de un año. A partir del lunes 11, la capital se llenó de tomas improvisadas y colas en los pocos lugares que estaban ofreciendo recarga de agua potable en botellones.
A muchos comerciantes les ofrecieron el servicio de llenado de tanques con camiones cisternas, con precios en dólares. Johana Pérez, atiende un local de potabilización en el bulevar de Catia, al oeste de Caracas, y luego de cinco días sin poder trabajar, logró pagar 100 dólares por 10.000 litros de agua. Aunque cree que tuvo suerte porque a muchos les estaban cobrando 300 o 400 dólares. Por eso, debió aumentar la recarga de 1.000 a 2.000 bolívares. Sin embargo, la necesidad por el líquido impidió que bajara la demanda. “Por lo menos la mitad de los clientes se lleva entre dos y tres botellones”, explicó.
LEE TAMBIÉN:INCENDIO AFECTA AL WARAIRA REPANO A LA ALTURA DE TERRAZAS DEL ÁVILA
En la parroquia Candelaria, a Carlos Álvarez le ofrecieron 10.000 litros entre 150 y 250 dólares, cuando en día normales lo paga por menos de 50 al cambio en bolívares. Perdió una semana de ingresos y su familia depende de eso, pero no podía pagar por lo que estaban pidiendo. “Si yo compro una cisterna a ese precio, que son como 300 mil soberanos, debo vender cada recarga en 7.000. ¿Cómo yo le voy a vender eso a ese precio a alguien que gana sueldo mínimo?”, inquirió. Este lunes logró pagar 140 mil bolívares por 10.000 litros que durarán, según sus cálculos, dos días.
Aunque no todos pudieron pagar el precio en divisas. Gloria López, encargada de un establecimiento en Pérez Bonalde, no precisó el monto que pagó por los 11 mil litros que son capaces de almacenar en los tanques, pero no abrió el local durante la semana pasada porque no podía costear lo que pedían las empresas de llenado. Este lunes pudo trabajar porque consiguió alguien que ofertara en bolívares. Se negaba a cobrar 10.000 bolívares por 20 litros de agua que normalmente le cuestan al cliente 1.000. La semana después del apagón la considera perdida porque, aunque no trabajaran, debió pagarle al único empleado que puede tener.
Sin cisterna, pero custodiados por policías
En la avenida principal de San Martín, parroquia San Juan, Roberto Aponte atiende un establecimiento de recarga que cuenta con un pozo profundo del que siempre emana agua de manantiales provenientes del cerro El Ávila. No tiene idea exacta de cuantas personas fueron al local a comprar agua durante los peores días de escasez en Caracas, pero eran tantas que funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) debieron custodiar la cola que no cesó en ocho horas de trabajo al día.
Estima más de 500, porque se llegó a un acuerdo con cuatro consejos comunales del sector para vender dos botellones por persona. Cada consejo comunal es de más o menos 220 personas. Tener un manantial les permite a los dueños del local ofrecer la recarga en 500 bolívares, menos de la mitad de lo que se consigue en otros lugares. Roberto calcula una caída de 80% de las ventas luego del jueves 14 de marzo, cuando comenzó a llegar el agua a varias parroquias capitalinas. “Aunque la necesidad de agua nunca acaba, porque ese problema afecta a todo el país”, sentenció.
