Cuentos de cuarentena –15–

En estos días me han preguntado: “Y ¿qué más? Cuéntame qué has hecho». Al responder me he sorprendido de todo lo que he hecho. Todo depende de si tengo agua, Internet o luz. Trabajo, arreglo y disfruto mi casa. Salgo una vez por semana al supermercado, practico la distancia social. Veo películas y series. Pido cuando puedo un delivery de comida preparada. Tomo sol y ya tengo color. No he ido a trotar y engordé unos kilos. He “ido” a misa en línea o por la tele. Me reúno con mi familia y amigos por WhatsApp o Zoom; nos enteramos de todo, nos reímos y disfrutamos a distancia. Resiembro plantas y cambio otras de sitio. He hojeado en el celular varias revistas gratuitas. Leí un muy buen libro y ahora disfruto por tercera vez Cien años de soledad del gran Gabriel García Márquez. No he ido a una coronarumba. Pongo música y bebemos lo que tenemos. En línea veo conciertos, obras de teatro, paseo por museos y, en Semana Santa, hasta visité los siete templos.

Aprendí a lavarme bien las manos, quitarme los zapatos cuando entro a casa, limpiar el volante y las manillas del carro con alcohol, a lavar bien las frutas y dejarlas como si fueran de plástico. Me cubro bien la boca cuando estornudo o toso, me quito bien guantes y tapabocas sin tocar la piel ni la cara. He visto y borrado sin ver una pila de empalagosos videos de autoayuda, los buenos días con florecitas y tazas de café (que no sé de dónde sacan tantos), las ocurrencias de la gente desde sus balcones y los memes de los negros funerarios de Ghana.

Si estás aburrido u obstinado de estar en casa, recuerda todo lo que has hecho desde el día uno. Necesito poco para sentirme bien. Después de que esto pase nos echaremos los cuentos y nos preguntaremos: “¿Cómo pasaste la COVID-19?

ALFREDO GRAFFE
–Venezuela–