Maracaibo.- La avenida Milagro Norte en Maracaibo amaneció llena de gente y de pancartas. Por semanas programaron una protesta pacífica a la que convocaron a toda la comunidad. Están cansados por la falta de luz, de agua y porque en dos meses siete personas de su comunidad, entre adultos y niños, murieron por desnutrición.
“Nos morimos de mengua, auxilio”, se leyó en una de las pancartas que Carolina Leal tenía en sus manos. La mujer es líder comunitaria y decidió reunir a su gente para hacer un llamado de atención.
“Nos abocamos a esta protesta pacífica para gritar por lo que vivimos. Se nos están muriendo los ancianos y los niños. Se nos han muerto doce personas. Siete por desnutrición y el resto por ajusticiamiento. No se vale que a unos nos maten y a otros nos dejen morir”.
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Carolina tiene 10 años trabajando por su comunidad. Reclama: “Aquí no hay gobierno, nadie atiende nada. Nos destrozan”.
Pide ayuda. La reclama casi a gritos, al igual que las mujeres, hombres y hasta niños que la acompañan en la avenida. “Aquí necesitamos que esto cambie, empezando por el Gobierno. Eso es lo que pido y hasta yo cambié; más chavista que yo, nadie. Tengo fotos con todos los que ahora están en el poder y de qué me sirvió eso, de nada. Ellos son los responsables, ellos son los que nos están dejando morir”.
Precisa que las edades de los niños que murieron van entre unos pocos meses y 11 años. “Se enferman porque no comen, van al hospital y los envían a sus casas porque no hay cómo atenderlos. Los envían a sus casas a morir por infección y lo que les falta es alimentación”.
No comen. Todos coinciden en eso. “Cuando hay, tomamos sopa de lenteja como a las tres de la tarde para engañar al estómago como si fuera desayuno y almuerzo. Hay una vecina que hace chicha de harina y a veces la compartimos”.
En la avenida había personas de los barrios Reyes Magos, La Salina, Altos del Milagro, Milagro Norte, Santa Rosa de Agua, Santa Rosa de Tierra, Callejón Los Cachos, Lago y Sol y Altos de Jalisco.
En la protesta pacífica llevaron pancartas. Desde los más pequeños hasta los más ancianos llevaban papel o cartón en donde se leía: “Señores de la GNB, no me pegues, tengo hambre”.
En otro papel que sostenía un niño de cinco años, pero que parecía de tres, se leía: “Me quiero alimentar”. Otros llevaban un cartón con fotos de las personas que murieron por hambre, según denuncian en la comunidad y en el que clamaban: “No más muertos por hambre”.
Marisol Morales tenía una de las pancartas más grandes. Sobre un cartón pegó un papel blanco que decía: No tenemos agua, ni luz. No hay medicina. Mucha gente enferma sufriendo con el corte de luz. Se olvidaron de Santa Rosa de Agua, pero sin agua”.
Lloró al contar su situación. Dijo que su papá había sido víctima de los cortes eléctricos. “Mi papá tenía cáncer. Yo sabía que iba a morir, pero no como murió. Le hicieron una traqueotomía y lo tenían que aspirar. Cuando fallaba la luz un vecino nos prestaba la planta, pero se le dañó y ese día no pudimos hacer nada, no tuvimos cómo socorrer a mi papá. La crisis de la luz mató a mi papá”.
“Y por eso yo sigo protestando. Nos quitan la luz más de 12 horas y solo nos las ponen dos. A veces son hasta más de 24 horas sin luz. Aquí también hay crisis por agua. La pipa la están vendiendo más cara. Se aprovechan del pobre”.
Zoraida Chirinos, de 56 años y está desempleada dice: “Estamos desasistidos. Aquí no hay Gobierno y a los que están en el Gobierno yo les digo que el pueblo tiene un límite. El hambre es dura, la necesidad es dura”.
Chirinos cuenta que sus hijos se tuvieron que ir del país para poder ayudarla. “Aquí todos tenemos problemas: los niños sufren de neumonía porque con el calor y por la falta de luz, los padres los tienen que sacar al patio y se resfrían. Además, no hay medicinas”.
La mayoría dice que hay ancianos que murieron por infartos por el calor y porque no tienen para comprar medicamentos. “Ahora no hay ni cómo enterrarlos. Nos mandan a meterlos en bolsas negras o nos piden que les demos los escaparates”.
Irma Chirinos cuenta que su nieto nació con desnutrición. “Lo estuvimos llevando al hospital, pero no mejoraba. No teníamos para comprar nada, hasta que a mi hija le ofrecieron que se fuera para Colombia y ahora los dos se están recuperando porque allá la están ayudando”.
Eso pasa en su sector con frecuencia, cuenta. Los niños van de casa en casa pidiendo que les den comida y conoce a una pareja de ancianos que comen solo en ocasiones yuca con suero.
El otro padecimiento de los niños es la escabiosis. “No hay agua y los niños y la gente se están bañando en el lago. Yo he visto a gente que en esa agua sucia del lago cocina yuca”.
Por todos estos reclamos y ante la ausencia de ayuda, las comunidades decidieron protestar, hacer un llamado de atención para que los atiendan. Claman por agua, por luz y por medicinas. Claman por todo lo que deberían disfrutar en la comunidad “y no tener que estar mendigando”.
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