Santa Bárbara de Zulia.- Las restricciones impuestas por la pandemia del coronavirus no fueron impedimento para que dos sicarios desenfudaran sus armas y asesinaran a tiros, y a plena luz del día, al docente Eduin José Amaya Manjarrez, de 40 años, en horas del mediodía de este miércoles 24 de junio. El hecho ocurrió en la avenida Bolívar del poblado fronterizo El Guayabo, ubicado en la parroquia Udón Pérez, municipio Catatumbo, en la zona Sur del Lago de Maracaibo del estado Zulia.
De acuerdo con la versión del Instituto Autónomo de Policía Municipal Bolivariana de Catatumbo (Polibcat), Amaya fue interceptado por hombres armados frente a la farmacia Don Manuel y lo asesinaron de varios impactos de bala. Falleció en la escena del crimen, porque los proyectiles los apuntaron hacia su cabeza.
Testigos del hecho le contaron a los agentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), subdelegación San Carlos de Zulia, que los homicidas, al efectuar los disparos, huyeron de manera veloz en una motocicleta amarilla. Describen a los delincuentes como dos hombres jóvenes.
Amaya Manjarrez quedó tendido en el pavimento en medio de un charco de sangre y su cuerpo fue tapado con una sábana blanca hasta que la comisión de la policía científica se trasladó horas después al poblado fronterizo con Colombia para efectuar el levantamiento del cuerpo y algunos casquillos de bala.
Eduin Amaya, desde septiembre del año 2007, daba clases en la Unidad Educativa Lino Ramón Rincón y residía a pocos pasos de esa institución. En su perfil de una de sus dos cuentas en la red social Facebook se lee que egresó como docente de biología y química de la Universidad Católica del Táchira. Desde el mismo año de su egreso universitario ingresó a ese colegio público.
Sus amigos en la misma red social comentaron, en medio de los mensajes de condolencia, que era portero de un equipo local de fútbol de grama y que por cariño le decían «Caballo». En sus fotos se mostraba con sus amigos en entrenamientos de airsoft, que consiste en el uso de réplicas de armas que disparan bolas de plástico.
El portal web del Consejo Nacional Electoral reseña que Eduin votaba en la Escuela Básica Doctor Raúl Cuenca, diagonal a donde cada mañana solía impartir clases. Se conoció que también se ganaba la vida como mototaxista, porque el sueldo que devengaba no le alcanzaba para subsistir.
Fue descrito por sus amigos como un docente servicial y solía denunciar en redes los bajos ingresos económicos que perciben los educadores venezolanos. El domingo 21 de junio, uno de sus hijos le posteó una imagen con una felicitación por el día del padre.
Las fuentes policiales no han logrado determinar si los victimarios de Amaya pertenecen a grupos irregulares que operan en la parroquia Udón Pérez, del municipio Catatumbo. No han emitido un móvil sobre su asesinato, aunque no está descartada la venganza.
Al igual que el crimen registrado el pasado año y en la misma modalidad de la concejala del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Milagros Bedoya Cantero, el asesinato del profesor conmociona a los lugareños de Catatumbo. Los ciudadanos de esta zona no se atreven a condenar públicamente el hecho, pero en varios mensajes de cariño que a Eduin le expresaron señalan que el eje limítrofe se ha vuelto un lugar difícil para vivir.
Algunos desde el extranjero postearon en el perfil de Amaya Manjarrez que lo piensan muchas veces antes de volver a sus hogares en El Guayano por temor a lo que allí enfrentan con la delincuencia.