Este martes 16 de enero, luego que a través de un parte policial se confirmara que había sido asesinado Óscar Pérez en la operación Gedeon, un operativo organizado por el Comando Estratégico Operacional con el fin de darle captura, funcionarios de la Guardia Nacional dieron un madrugonazo y cerraron los principales accesos a la medicatura forense de Bello Monte con el fin de evitar fugas de datos de los caídos, aunque se logró conocer que se espera por la luz verde de la Fiscalía Militar para su entrega.
Extraoficialmente se sabe que el cadáver de Pérez, el del segundo de su grupo, José Alejandro Pimentel, el de Daniel Enrique Soto Torres, Abraham Israel Agostini, Jairo Lugo, Abraham Lugo y el de una mujer (de quien no se tiene información, pero el ministro Nestor Reverol informó que tenía 26 años) fueron ingresados a la morgue de Bello Monte la tarde de este lunes, alrededor de las 4:00.
Desde la morgue, un allegado de las víctimas relató que hasta esa hora esperaban por la orden de la Fiscalía Militar para la entrega de los cadáveres, debido a que el trabajo del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf) ya estaba realizado, según le informaron los funcionarios de esta entidad.
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La Fiscalía Militar es la encargada de realizar las investigaciones porque el exfuncionario del Cicpc se encontraba solicitado desde el pasado 27 de junio de 2017 por el delito de terrorismo, luego de sobrevolar con un helicóptero por encima de la sede del Tribunal Supremo de Justicia. También se le responsabilizó por el robo de armas en el comando de la Guardia Nacional de San Pedro de Los Altos, hecho ocurrido el pasado 19 de diciembre.
De la casa donde estaba “enconchado” Óscar Pérez solo quedan ruinas
Luego de acabar con la vida de Óscar Pérez y sus seis compañeros, las fuerzas militares y policiales siguen manejando el caso con hermetismo. Este martes los accesos a la urbanización El Araguaney, específicamente, el sector Cujicito, se encontraban restringidos, pues, al menos, 14 efectivos de la Guardia Nacional pedían explicaciones a quienes intentaban pasar al sector. La razón: la casa donde estaba oculto el ex policía solo queda el recuerdo.
Con el fin de evitar que extraños visitaran el lugar de los hechos, los militares revisaban maletas, asientos y guantera. Solicitaban cédula y papeles del vehículo. A quienes se trasladaban en rutas comunales también los hacían bajar de las unidades y los requisaban. Los peatones también debían pasar por el filtro: ojo en sus carteras, bolsos y lo que llevaban consigo.
No obstante, la censura se logró evitar desde un punto de la carretera nueva Mamera – El Junquito, pues algunos vecinos de la comunidad revelaron las coordenadas de ubicación de la casa. De esta manera se llegó hasta las cercanías y se capturó fotográficamente la vivienda de dos pisos, tipo chalet, donde se resguardaban el exfuncionario del Cicpc y quienes lo acompañaban. Se pudo observar que la infraestructura quedó prácticamente derrumbada como consecuencia a granadas, disparos y los daños más evidentes a la explosión producida por los antitanque RPG-4, como se verifica en vídeos que se hicieron virales en las redes sociales.
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