CRISIS ELÉCTRICA Dentro de trece días, Venezuela y su Sector Eléctrico Venezolano, SEV, celebrarán 130 años de historia eléctrica, en gran medida gracias al espíritu pionero de Don Jaime Felipe Carrillo, empresario de Valencia que encontró en Maracaibo su ciudad adoptiva, donde fundó la Maracaibo Electric Company. Con 0,645 MW prendieron sus luminarias e hicieron historia el 24 de octubre de 1888, convirtiendo a Venezuela en la tercera nación que conoció la electricidad en Sur América, detrás de Argentina y Perú.
Así arrancó la electrificación de Venezuela, desde Maracaibo, y se expandió por todo el país, avanzando a veces con pasos pequeños y otras con pasos agigantados por los primeros 110 años. Por contraste, en los últimos veinte años y dentro de estos, la última década, han sido los más desastrosos de nuestra historia eléctrica, marcados por la des-electrificación y la corrupción desmedida, poniendo al SEV y la nación contra las cuerdas.
En la última década, el régimen intentó duplicar la capacidad instalada del país bajo planes facinerosos, signados por errores estratégicos para, luego de malbaratar más de $50 mil millones, solamente en plantas de generación, termina: 1) estrangulando en más de la mitad la demanda anticipada de sus planes 2) deja más de 9.000 MW inconclusos cuya culminación requiere de deuda adicional y lo que es peor 3) duplicó la indisponibilidad del parque de generación y la crónica indisponibilidad del parque térmico se adentra en el parque hidroeléctrico nacional, llamativamente en el corazón del SEV, el Guri, donde más de la mitad de la capacidad se encuentra indisponible. Se está jugando con candela y el país es el gran perdedor, con más destrucción económica a través de una sigilosa des-electrificación.
No existe manera más expedita de destruir una economía, bien sea en tiempos de guerra o de paz, que sabotear el sistema eléctrico de una nación. La electricidad, por estar incrustada en todo el ámbito de la modernidad, es la propulsora del progreso y calidad de vida, de la viabilidad de todos los bienes y servicios que mueven el Producto Interno Bruto de cualquier país; esto es incluso más importante que el petróleo para cualquier país.
Ante este cuadro, es hora de que la sociedad venezolana tome consciencia y aterrice para no permitir más destrucción del SEV por parte del régimen. Si no, estaríamos condenando al país al más incongruente de los retrocesos. En medio de tanta opacidad, corrupción e impunidad, se seguirán cometiendo mayores abusos.
Hablemos claro: el saboteo es hecho por el régimen a través de la siguiente receta: 1) opacidad y propaganda engañosa, 2) corrupción que esquilma el tesoro de los venezolanos, 3) negarle el mantenimiento adecuado y oportuno al equipamiento, 4) abusar de los límites operativos del mismo, 5) ¡accionar improvisado, anti-planificador, que nunca tiene tiempo para hacer las cosas bien, pero siempre para volverlas hacer, lo que garantiza más corrupción!, 6) ocultar la información para tomar ventaja de oscilaciones cíclicas de la demanda y vender la falsa superación de la crisis, hasta el siguiente episodio, cuya ocurrencia está garantizada por la “receta” aquí descrita y 7) si algo sale mal, “sabotaje” cantarán.
Pero, ¿por qué es vital tomar en serio la situación del SEV y ponerle un parao a esta receta insostenible?
No puede haber una recuperación económica de Venezuela con el estado actual y proyectado del SEV, cuyo deterioro no se ha arrestado y mucho menos comenzado a revertir; por el contrario, sigue avanzando.
Es hora de que todos los medios profesionales del país se unan y confronten a la propaganda del oficialismo y hagan mayores esfuerzos para dar la otra versión que el país necesita saber. Solo así se puede doblar el arco histórico por el que están encajonando el país.
Basta ya de la obsesión con cada vez más “motores productivos” fundidos, para vender que la economía socialista del siglo XXI crecerá sin electricidad. Nadie en la historia ha crecido con una economía sin electricidad. De ser así, ya le hubiesen dado un Premio Nobel en Economía al régimen.
Recordemos que los grandes saltos que Venezuela ha dado en su historia, más que por el petróleo se los debe a la electricidad. O reaccionamos o perderemos el país o tal vez, que Dios no permita que por indiferencia nos despertemos un día en una Venezuela de vuelta a la ruralidad en pleno siglo XXI. Esto es tarea ineludible de toda la gran mayoría que anhela mejores rumbos para la Patria.
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