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lunes, 25 noviembre, 2024
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Le negaron un «paso humanitario» por el puente para el féretro de su hijo

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Cúcuta.- Dos días pasó José Duarte solicitando a la Guardia Nacional venezolana, ubicada en el Puente Internacional Simón Bolívar, que une a San Antonio del Táchira, en el municipio Bolívar de Venezuela, con Villa del Rosario, Departamento Norte de Santander de Colombia, que permitieran el paso del ataúd con el cuerpo de su hijo, quien falleció en el Hospital Universitario «Erasmo Meoz» de Cúcuta el pasado martes 26 de febrero.

Luis Lorenzo Duarte Rodríguez, de 37 años de edad, era nativo de la localidad fronteriza de Ureña. Durante años había vivido en el estado Bolívar trabajando como minero, pero el año pasado le diagnosticaron un cáncer en el hígado que le obligó a dejar sus labores, por lo que había regresado a su tierra natal.

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Hace 15 días, cuando el paso peatonal por los puentes internacionales aún estaba abierto, cruzó a hacerse tratamiento en Colombia, pero estaba tan avanzada su enfermedad que falleció.

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El viacrucis de José

A partir de allí, comenzó el viacrucis de su padre, José, un hombre moreno de más de 60 años de edad, de nacionalidad colombiana y rasgos indígenas. Vestía una franela de rayas azul y blanco, un pantalón beis y unas alpargatas que se notaban ya desgastadas. En una de sus manos llevaba un termo con agua, dispuesto a hidratarse mientras esperaba bajo un sol de entre 36 y 40 grados centígrados.

José Duarte
José Duarte tramitó junto a Defensa Civil Colombia la posibilidad de pasar a su hijo por los puentes, pero no pudo

Desde el miércoles 27 de febrero en horas de la mañana solicitó ayuda de Defensa Civil para poder mediar con las autoridades venezolanas y tramitar un «pase humanitario» entre las barricadas de containers que fueron ubicadas del lado venezolano del puente. Aunque acudió acompañado del director de la institución, Miguel Pérez, a quien le dijeron que sí le permitirían cruzar, la realidad fue otra.

Después de al menos cuatro horas de espera, dos efectivos de la GN le indicaron que sus superiores en el estado Táchira no estaban autorizados a tomar esas decisiones, por lo que debían esperar una respuesta desde Caracas, que fuera al día siguiente y le tendrían información al respecto. La conversación en todo momento se hizo en la mitad del puente, justo donde Migración Colombia tiene sus barreras y los puntos de control donde revisan la Tarjeta de Movilidad Fronteriza (TMF) cuando hay paso de venezolanos hacia su país.

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Advertencia de un padre

José se retiró del lugar no sin antes advertir que si al día siguiente —jueves— no le permitían el paso, se iría con su hijo a través de una trocha para poder sepultarlo junto a su familia en Ureña, pues no estaba dispuesto a cremarlo y llevarlo en un cofre, ni tampoco a enterrarlo de lado colombiano.

Depósito de cadáveres
En el depósito de cadáveres del Hospital Erasmo Meoz esperaba el cuerpo de Luis Lorenzo

«Conversé con un capitán, quien me dijo que hasta que no haya orden por Caracas no permiten paso. Mi familia está toda esperándome en Ureña, depende de lo que pase mañana y si no, me lo llevo por la trocha«, expresó.

Tal y como lo prometió, el padre de Luis Lorenzo regresó este jueves 28 de febrero al Puente Internacional Simón Bolívar. Llegó a las 6:30 am y se plantó en la mitad del puente; de ahí no se movía, mirando en todo momento hacia el lado venezolano. La respuesta seguía siendo esperar, ahora hasta las 9 am, pero pasadas las 10 no obtuvo una información precisa, por lo que decidió retirarse hacia el hospital y cuadrar la forma de trasladarlo por los caminos verdes.

El trámite

Mientras José cumplía con los trámites funerarios y buscaba la manera de que Migración Colombia le diera un permiso que respaldara el paso de su hijo hacia Venezuela, El Pitazo se trasladó al Hospital Universitario «Erasmo Meoz», en donde se encontraba el cuerpo del joven.

Allí uno de los patólogos informó que durante las últimas horas de cierre de frontera, han ingresado a las neveras del Depósito de Cadáveres (morgue del centro asistencial) tres venezolanos que no han podido ser retirados por sus familiares precisamente porque no tienen cómo cruzarlos hacia su país. En el caso de Luis Lorenzo, veía muy difícil que pudieran llevarlo por trocha, pero acotó que desde el centro de salud no tenían nada que ver en esos trámites, tan solo en la entrega del certificado de defunción.

A las afueras, empleados de dos empresas funerarias comentaban sobre el caso, y estaban prácticamente seguros de que no se podría hacer el paso por trocha, primero porque la Guardia Nacional no lo permitiría, y en segundo lugar porque en Venezuela debían entregar una serie de permisos a la Alcaldía para poderlo enterrar, que desde el gobierno colombiano no les darían por tratarse de un paso ilegal.

paso humanitario
Los trocheros discutieron cómo pasar el cuerpo de Luis Lorenzo entre el camino de piedras, lodo y monte

«Tienen contratada una funeraria venezolana que tramita un señor desde aquí, porque ninguno de nosotros hacemos esos servicios. Podemos dejarle el muerto en La Parada y de ahí en adelante él verá qué hace además con los trocheros, yo no creo que nadie se quiera guindar en hombros semejante peso«, expresó uno de los del servicio funerario, quien prefirió no dar su nombre.

En la trocha

Pero, aunque ninguno le daba buen augurio, José tramitó el lugar por donde iba a pasar, cuadró con la funeraria en Venezuela y se fue a San Antonio para coordinar todo lo necesario con el fin de recibir el cuerpo de Luis Lorenzo sin problemas. Los encargados de su traslado hacia la trocha salieron del hospital con el cuerpo envuelto en sábanas, llegaron a una tienda maderera donde compraron el ataúd, ingresaron el cadáver y en menos de cinco minutos iniciaron su recorrido.

Se trata de una zona ubicada a unos 10 kilómetros del Puente Internacional Simón Bolívar. En el lugar hay fincas de gran extensión y ganado. A lo largo se observan a los pimpineros hacer su trabajo de venta de gasolina. Entre avanzar y retroceder, porque los mismos funerarios estaban confundidos, se llegó a un callejón que conducía a un pozo, de ahí en adelante era un camino de lodo, piedra y monte.

paso humanitario
Entre piedras y un callejón de lodo comenzó el traslado del cuerpo hacia Venezuela

Al menos ocho trocheros ya estaban esperando para cumplir con su trabajo, por el cual ya le habían pagado una cantidad que no se pudo conocer. Se negaron a ser grabados por temor a las autoridades venezolanas, pero explicaron que sin peso tardan 15 minutos en llegar a San Antonio del Táchira, por lo que estimaban que con la carga del ataúd sería entre 30 y 40 minutos caminando.

El regreso de Luis Lorenzo a su tierra natal comenzó pasadas las 3 pm del jueves 28 de febrero; del lado venezolano estaban sus familiares, quienes tenían ya tres días esperándolo para darle el último adiós. Como este hay diversos casos que han llegado a la mitad del puente solicitando permiso para pasar, personas en sillas de ruedas, pacientes que salen de quimioterapia y de otros tratamientos para enfermedades crónicas, quienes a pesar de ir con sus tapabocas y de mostrar su informe médico, tienen que terminar pasando por trochas.

Fotos e imágenes Mariana Duque

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