Caracas. Un joven discapacitado que vendía chupetas y cigarros en la salida del Metro de Petare fue localizado dentro de un saco con un disparo en la frente, en el Kilómetro 9 de Filas de Mariche. A Cristian Jesús Pereda Ruiz, de 17 años, le faltaba una pierna desde hace un año, luego de ser víctima de un robo en su vivienda.
A las 2:00 p.m. del domingo 19 de mayo, una multitud que reside en el Kilómetro 9 se reunió en una de las zonas que dan al abismo. Un vecino había localizado un cuerpo dentro de un saco. Estaba muerto. En estado de descomposición y le habían dado un disparo en la frente.
Dos días atrás, Cristian Jesús había sido dejado por su padre, como de costumbre, en una de las salidas del Metro de Petare. A las 6:15 a.m. el papá del adolescente le dio dos paquetes de chupetas y seis cajas de cigarro para la venta; lo vendría a buscar cuando empezara a anochecer.
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Así hizo. Cuando el sol comenzó a caer el padre de Cristian fue por él. El joven no estaba en el sitio de siempre, tampoco en las distintas salidas. El progenitor, quien pidió la omisión de su identidad por temor a represalias, narra que esa noche se quedó dormido en una acera en la espera de Cristian, o de que llegara un conocido y le informara su paradero.
Llegó el sábado y el desconocimiento de dónde se encontraba su hijo llevó al padre a buscarlo en comisarías de la Policía Nacional Bolivariana y de la Guardia Nacional de la zona. No lo encontró. Decidió realizar la misma labor en hospitales, tampoco tuvo resultados. Por último, asistió a la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), en El Llanito, pero le anunciaron que debía esperar 72 horas para poner la denuncia de su desaparición.
La tarde del domingo, el padre recibió una llamada. Del otro lado del teléfono se encontraba un amigo que trabaja como mototaxista, quien lo contactó para decirle que en Filas de Mariche habían ubicado un cadáver que aparentaba tener la misma edad de Cristian.
El padre tomó una cola y cuando llegó al sitio que le indicaron ya se habían llevado el cuerpo a la medicatura forense de Bello Monte. Siguió su camino y se dirigió a la sede del Estado y a las 4:00 p.m. le dieron el acceso. Pasó a ver el cuerpo del joven que había recibido un disparo en el cráneo y dejado en un barranco.
En la fase de reconocimiento determinó que el cadáver que le mostraron sí era su hijo. Al contemplarlo le vio el diente partido, resultado de una caída con sus muletas días atrás.
Cristian desde hace un año no era el mismo. Le faltaba su pierna izquierda y su brazo lo tenía inmóvil, pues mientras descansaba en una habitación que mantenía alquilada con su papá, en el barrio San José de Petare, fue atacado por desconocidos, quienes ingresaron a robar las pertenencias que tenían en la pieza.
El joven se resistió y recibió dos disparos de escopeta. Uno de ellos le cayó en un pie y la herida se le infectó, por lo que los doctores del Hospital Pérez de León no tuvieron otra opción que amputarle la extremidad.
La víctima no deja hijos. Era el mayor de cuatro hermanos.
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