Caracas. El papel de las Fuerzas Armadas es uno de los temas que más suena en reuniones, conversatorios y marchas. En las instalaciones de la Universidad Metropolitana se dio un debate sobre cuál debería ser su accionar en una futura transición. Los puntos en común: que se les enseñe a cumplir su función y que sean intervenidas las escuelas de Oficiales, Suboficiales y de tropa.
«La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional», reza el artículo 328 de la Constitución de la República, que junto al 329 describen que la función principal de los militares en el país es la defensa de la Nación.
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A pesar de lo que indica el principal texto jurídico del país, el General de División, Enrique Prieto Silva, detalla que quienes forman parte de las Fuerzas Armadas hoy día no tienen claro el concepto de por qué están ahí, y define su estatus de «difuso y complejo». «En Venezuela en vez de defender nuestras fronteras, lo que hacen los funcionarios es generar violencia y no contribuyen con la paz», cuestiona.
Por su parte, el también General de División, Juan Herrera Betancourt, se apropia de una de las frases más escuchadas en la vida política venezolana: ¿Para qué las Fuerzas Armadas. Para qué en un futuro gobierno se mantendrían vigentes? Para responder aclara que son importantes, a pesar que «lo que tenemos hoy día en los cuarteles y unidades de batalla no tengan nada de funcional».
Herrera trae de nuevo la misión de los militares y destaca que no es otra que «garantizar la soberanía y territorio de un país». Para él, en una posible transición, los encargados de la misma tienen que buscar una estrategia para que los militares abandonen «la ideologías y los dame pa’l fresco«. Según Herrera, esto sería posible con la intervención de las Escuelas de Oficiales, Suboficiales y Tropa, y con un rediseño de los planes de estudio.
Otro de sus señalamientos, es que además de pensar en un nuevo cerebro en las Fuerzas Armadas, se deben conceptualizar como en los países modernos: pocos hombres, pero mejor equipadas y educadas. «No necesitamos grandes batallones, requerimos soldados que solo tengan en la cabeza defender a su país».
