-“¿Aló? ¿Aló? Dígame”. Así empieza la historia de Antonia y su familia, víctimas de extorsión en el municipio Cabimas, de la Costa Oriental del Lago.
“Nunca se me va a olvidar lo que me dijeron; se repite una y otra vez en mi cabeza: ‘¿Cómo está?, ¿Usted es Antonia?’, me preguntaron y yo rápidamente respondí que sí. ‘La estamos llamando para una colaboración’. Yo inocente pregunté ¿Con alguna fundación? Y ahí cambiaron a quien hablaba. El hombre tenía la voz gruesa y un vocabulario más agresivo”. Le pidió dinero, un monto millonario, porque si no, la matarían.
“Yo corté rápido y apagué mi teléfono”, contó la mujer, sin saber que la llamada venía del retén de Cabimas. Era martes 12 de septiembre. Antonia salió de su casa a llevar a su hija a la universidad, mientras que su hijo se quedaba con su abuela. Su esposo, José, trabaja en Ecuador y ostenta un alto cargo en una empresa petrolera; viene cada 45 días. La familia reside en un sector popular de Cabimas. Cerca de las 11:00 de la mañana, alguien la llamó desde un número desconocido. La mujer contestó rápidamente; pensó que sería su hija, quien por temor no se llevaba el teléfono. No era la joven, sino delincuentes que buscaban extorsionarla.
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