El apagón del lunes 25 de marzo pudo evitarse si Corpoelec hubiese atendido los trabajos de mantenimiento al autotransformador que explotó en el patio 765 kv de la subestación Guri B ese día, cuyo evento afectó a los otros dos que operan en esas instalaciones. Esa falla fracturó el sistema de transmisión de las principales centrales hidroeléctrica del país, aumentó su vulnerabilidad y puso a Venezuela al filo de los apagones.
La carencia de mantenimiento oportuno a ese y los otros dos bancos de autotransformadores que funcionan en el citado patio impiden que hoy se transfiera entre 2.000 y 3.000 megavatios de energía que se produce en las centrales de Macagua y Caruachi al sistema de 765 kilovoltios, y dificulta poner operativas una de las tres líneas de 765 kv, que todas transmiten hasta 85% de la energía que se envía al Centro, Occidente, Los Llanos y Los Andes de Venezuela.
De acuerdo con reportes y analisis manejados por el ingeniero José Aguilar, especialista en sistemas de generación eléctrica y sus riesgos, Corpoelec no hizo todas las reparaciones necesarias a esos equipos pese a contar con los repuestos.
A la fase B del banco autotransformador 2 de Guri le debían cambiar el bushing para evitar la explosión del lunes. Reportes de Corpoelec, revelan que en 2016 se hizo la compra del equipo porque se requería su cambio, pero no se hizo. Entonces, la faena de mantenimiento costaba al Estado 15 mil dólares, hoy se perdió esa fase valorada en cinco millones de dólares.
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El banco de autotransformador 1 está afectado por los pararayos, que sirven para defensa de sobretensiones. Ese repuesto se cayó y decidieron inutilizar el autotransformador, pese a que en el almacén de Corpoelec está la pieza desde 2010, indicó Aguilar.
En el caso del banco de autotransformador 3, requiere urgente mantenimiento para alargar su vida útil. Tiene problemas con todos los bushing y los repuestos están en el almacén. Pero adicionalmente, sufrió daños en sus sistemas de control a raíz del incendio del banco de autotransformadores 2.
La fase b del banco de autotransformador 2 quedó destruido tras la explosión. Su recuperación sería posible con la instalación de la fase de reserva que tiene Corpoelec en el almacen de Guri, pero también tiene su bushing requiriendo de cambio y el repuesto se encuentra en el almacén, indicó Aguilar.
El ingeniero venezolano Paulo De Oliveira, profesor de la Universidad de Los Andes en Bogotá, explicó que un autotransformador del patio Guri B tiene una capacidad de 1500 MVA, suficiente para atender la carga de Caracas. «Si las buenas prácticas gerenciales se cumplieran, allí debería haber una fase de respaldo montada sobre unos rieles y en cuestión de un par de horas poder sustituir el equipo fallado. Si no hay repuesto, poco se puede hacer sino esperar varios meses a que se construya uno nuevo».
Precisó que el costo de la fase dañada, dependiendo del fabricante, puede oscilar entre cinco y 10 millones de dólares.
Aguilar dijo que con los repuestos en el almalcen la faena de mantenimiento puede costar al Estado unos 70.000 dólares para poner operativo de nuevo el patio B de Guri y los trabajos pueden tardar un mes, si se labora las 24 horas. Mientras, el sistema se encuentra más vulnerable, según infiere De Oliveira.
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«Los operadores actuales no tienen flexibilidad ni margen de maniobra. El personal que manejó competentemente dicho sistema por 40 años ha sido hostigado y la gran mayoría se encuentra desempeñando labores similares en otras partes del mundo. Hoy, el sistema está gobernado por militares que poco o nada conocen del tema, y mientras sigan allí, la recuperación de la estabilidad es una quimera», explicó el ingeniero José Aguilar.
Aguilar insistió en que hace falta un cambio de gobierno urgente para que personas capacitadas y conocedoras puedan liderar y mejorar la industria eléctrica. «Mientras más apagones ocurran, mas equipos se dañan y más inviable será la estabilidad de un eventual gobierno de transición, ya de por sí herida letalmente».
Esta fracturación del sistema del bajo Caroní marca el primer retroceso inédito en 60 años de servicio ilustre al desarrollo de Venezuela, desde que entró la primera planta en funcionamiento la central Macagua I, en 1959, dijo Aguilar.
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«Siempre el bajo Caroní, fue una prioridad nacional independientemente de los partidos políticos en la era de la democracia, así se construyeron los desarrollos Guri I, Guri II, Macagua II y III, hasta 1998. La era de la revolución sólo logró completar Caruachi, se estrelló en Tocoma, colocó en peligro en tres distintas ocasiones al Guri muy cercano de la cota mínima de operación la de 240 msnm, en los años 2003, 2010, 2016, pese haber contado con 7 % más agua que la era de la democracia y ahora termina retrocediendo y vaciando el Guri. Esto es una situación de carácter inadmisible y una verdadera calamidad energética que es de la más alta urgencia nacional».
De Oliveira resalta que la robustez del sistema depende también de la disponibilidad de generación térmica instalada en las grandes ciudades. Pero de los 19 mil megavatios térmicos instalados en el país, sólo se producían cerca de dos mil megavatios antes del 25 de marzo, según reportes de Corpoelec.
Ante esa indisponibilidad, indicó De Oliveira, todo el peso cae en la Red Troncal de Transmisión que proviene de Guri, y que está mal herida.
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