Por Alejandra Hernández Salazar
Carmen Sofía Marrero llegó a las 6 am de este martes al Mercal de El Ingenio, en Guatire, con mil bolívares en el monedero y la esperanza de poder comprar pollo, leche, arroz, pasta, margarina y azúcar, y que todavía le quedara vuelto, gracias a los precios subsidiados en esa red perteneciente al Estado venezolano.
A la 1 pm el camión con alimentos que surtiría al Mercal no había llegado y Carmen Sofía, junto a unas 20 mujeres de entre 30 y 50 años se quejaban de la falta de información.
«Esta gente de Mercal juega con nuestra mente. Nos tienen esclavizados aquí, llevando sol y pasando hambre y sed. No reparten número y uno no puede moverse ni para ir a hacer pipí un momentico a la casa», indicó la mujer.
Sus compañeras de la cola, con los rostros enrojecidos y los cabellos despeinados despues de aguantar siete horas de sol y calor, decían que el personal de Mercal nunca da la seguridad de si va a llegar comida o si el camión no llegará. Por eso pierden 7 horas de su vida en una cola, solo por la esperanza de conseguir alimentos baratos.
«Es desesperante. Si ellos dicen temprano que no viene el camión, uno se va a su casa a hacer oficio», dijo Mayerlin López.
Pero otra contesto «a mi si me dicen que viene o no, me da igual. Como no les creo nada me quedo aquí todos los martes. A veces tengo suerte y compro hasta caraotas a 50 bolívares«.
Una señora de la tercera edad les pidió que dejaran de quejarse «porque si aquí gana la MUD vamos a pasar hambre».
Las mujeres contestaron «¿más hambre que ahorita? Será que nos vamos a morir».
La discusión no siguió, no por falta de ganas, sino porque un hombre con una franela roja con el logotipo de Mercal dijo en voz alta: ya se sabe que no va a llegar nada hoy.
La fila comenzó a disolverse. Nadie permitió tomar una foto de la escena ni de la fachada del local.
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