Caracas.- Claritza Ron, internacionalista de profesión, llegó a pesar 39 kilogramos y sufrió durante nueve años una infinidad de maltratos y agresiones físicas y verbales de su esposo, el abogado Jesús Silva, candidato a rector de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
El 9 de febrero de 2019, el jurista le propinó una golpiza que la víctima califica de salvaje: sufrió una triple fractura de la mano izquierda y una severa lesión en la espalda.
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«Me tomó ocho meses de terapia entender qué era lo que estaba viviendo, que esto era un círculo de violencia, porque aún lloraba al sentir que lo extrañaba», comentó Claritza.
Para Ron no ha sido fácil seguir adelante después de la separación. “Llevo un año en esta lucha y ha sido cuesta arriba, un proceso de burocracia en un sistema que te revictimiza, porque te agota. Vas al Ministerio Público y te dicen que debes tener paciencia”, relató mientras comentaba las trabas burocráticas a las que se ha enfrentado en la Fiscalía para llevar un proceso contemplado en la Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujer a una vida libre de violencia.
Ron destacó que solo le han otorgado medidas de protección en un papel, que su esposo y agresor ha violentado. “Decidí vencer el miedo, porque hay que vencerlo, ese miedo que me paralizó en nueve años y que paraliza a muchas mujeres víctimas de violencia. El miedo que te infunden los agresores es terrible”, dijo.
Señaló que derrotó el miedo con amor propio. “Me partió la mano izquierda y tuvieron que operarme. Meses después, me decidí a continuar el proceso”. En febrero de 2019, Ron abandonó la Clínica Docente Los Altos, donde fue recluida luego de la golpiza propinada por Silva sin dejarse atender la lesión en su mano y espalda, pese a la recomendación médica de someterse a la intervención quirúrgica que se practicó varios meses después.
“He ido a muchas terapias y con dos psicólogas muy buenas, (Maigualida y Daniela), quienes me hicieron entender que estaba sumergida en un ciclo de violencia. No solo es el coraje de iniciar, sino entender el ciclo de violencia. Comprender que esta persona no te quiere ni te ama. Sobreprotección no es amor; yo lo denuncié y lo extrañaba”, confesó.
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Las agresiones de Silva venían acompañadas de insultos, con adjetivos como “parásito y cucaracha” a diario. En el año 2012, Ron interpuso una denuncia por violencia de género en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) en Maracay, estado Aragua, donde residía con Silva, pero el hombre logró engavetar el caso. Luego de esa denuncia confesó que le dio la peor golpiza de los nueve años de convivencia.
“Mis hijos también fueron víctimas de él; todas las agresiones las hizo frente a ellos. Cuando me fracturó la mano yo tenía a mi hijo de solo cuatro meses en brazos y mi otro hijo abrazado a mi cintura gritando y llorando”, refirió Claritza con la fuerza que ha tomado durante este año de terapias y con ayuda de familiares.
Llegó un momento en que luego de la denuncia, Claritza buscó al fiscal y éste le refirió que el retraso en el proceso correspondía a lapsos procesales. “Así pasó muchísimo tiempo para estar en este proceso. Habían puesto el caso en archivo fiscal, porque ni siquiera habían remitido la evaluación física forense y psicológica y ya estábamos en noviembre”, indicó.
Luego de este episodio en fiscalía, es cuando Ron decide romper el silencio. “Él puede entrar en mi casa y matarme; por eso decidí alzar mi voz y reactivé mis redes sociales, por donde hablé en el mes de diciembre y sentí apoyo de la gente y de los medios”, dijo.
La Comisión de Justicia y Paz de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) le prestó ayuda a Claritza cuando comenzó a alzar su voz. “Sabemos que esa persona (Jesús Silva) tiene sus ramificaciones en el poder, pero al fin logré destrabar el nudo y me volvieron a hacer las evaluaciones», comentó. Es en ese momento, de noviembre de 2019, cuando se reabre la investigación, dando curso a la acusación el 16 de enero de este año, y se fijó la audiencia para el 12 de febrero.
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La audiencia no se realizó porque Silva revocó su defensa un día antes en un escrito firmado por él. “Son medidas dilatorias que usa para demorarlo; es agotador, pero seguiré de pie; es necesario. Decidí no quedarme callada, porque no soy solo yo, sino muchas las víctimas de violencia”.
Ron refirió que en el país no hay ni una casa de abrigo y la ley establece varios tipos de violencia. “Yo sufrí nueve tipos de violencia y solo lo acusaron por dos de ellos”, destacó.
“No tengo los medios para un abogado privado, pero necesito que se acuse con cada uno de los tipos de violencia que sufrí», sentenció.
“En mi caso, yo dependía económicamente de él. Yo era su productora, su chofer, su asistente. Cuando yo quise trabajar no me dejó hacerlo, porque yo debía aportar también al pan de la casa, me decía”.
Actualmente, Ron lucha por mantener su vida y a sus dos hijos, aunque aún no tiene un trabajo estable. “¿Cómo se le dice a una mujer que denuncie si el Estado no puede proveerla de protección ni física ni económica? La mujer denuncia y debe volver a casa con el agresor”, dijo.
Al relatar la historia, Ron recuerda que lloraba al pensar en lo que ocurrió, mientras que la internacionalista señaló que ha librado batallas con los órganos de administración de justicia con apoyo de personajes del gobierno que han logrado que la causa se reactive, pese a que “voluntaria e involuntariamente» la fiscalía había desestimado y archivado el expediente.
En opinión de Claritza Ron, su esposo, Jesús Silva, no califica para ser rector. “Uno de los requisitos fundamentales para ese cargo debe ser una prueba psiquiátrica y él no califica. Él tiene demasiado tiempo detrás de ese cargo, pero no todo el mundo es ignorante, como él dice, y se da cuenta de quién es él”, acotó.
Ron aprovechó para enviar un mensaje a las mujeres, en especial aquellas que viven en medio de un círculo violento. “Mi mensaje es que se amen por sobre todas las cosas; si te amas no dependes de que alguien te ame más. El agresor nunca cambia y te involucra en un ciclo de violencia. A estas personas hay que pararlas con la denuncia y uno debe aislarse, porque él buscará la manera de manipularte. Rompan el ciclo de violencia, no dejen que el miedo las paralice. A mí me paralizó nueve años y no es fácil todavía. Pero sí se puede”.
La audiencia de imputación de Silva fue diferida para el miércoles 19 de febrero en el Tribunal Cuarto de Control del estado Miranda, con sede en Los Teques, donde se espera que el abogado presente sus defensores o se le asignará un defensor público para no retardar más el proceso.
“Tarde o temprano el proceso va a seguir y no voy a parar. Él quiere que me canse, pero no me voy a cansar. Si yo me estoy enfrentando a un hombre poderoso, que me dice que es la mano derecha del Presidente, ¿por qué la ama de casa violentada no se puede desprender de su agresor?”, finalizó Ron.
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