Puerto La Cruz.- “El sábado en horas de la tarde hablé con el gerente de Bolipuertos y le indiqué que se habían activado las alarmas por hundimiento del barco Tallin Autoexpress en el Puerto de Guanta, pero no se tomaron las medidas a tiempo”, fueron las palabras de Alfredo Santamaría, presidente del sindicato de trabajadores de la empresa Conferry en Puerto La Cruz.
Santamaría explicó que el barco estaba amarrado a orillas del sector Volcadero en la localidad portuaria desde 2015, pero comenzó a ser desvalijado y tuvieron que moverlo al muelle número 5 de Guanta.
La embarcación estaba fuera de circulación y necesitaba achique periódicamente. No contaba con generadores propios para la labor, lo que llevó a realizar una toma de alta tensión de un poste en la localidad portuaria.
“Se había logrado achicar de manera constante, pero una vez que se movió de lugar no se contaba con el mantenimiento para tenerlo a flote. La tripulación lo había advertido en varias oportunidades”, añadió Santamaría.
Tras el llamado por la alerta de hundimiento, Santamaría recomendó pedir apoyo a Bomberos Marinos, Pdvsa y Protección Civil, pero su recomendación no fue escuchada.
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En ruinas
“Conferry cuenta con una sola embarcación de carga pesada que es la Virgen del Valle, además de una fletada; Croacia Express, por la cual se cancelan 30 mil dólares cada día, pero que tampoco está en óptimas condiciones”, acotó Alfredo Santamaría.
El representante sindical recordó que en el 2011, cuando se anunció la toma de la empresa Conferry, se contaba con ocho barcos. Posteriormente, en el 2013 fueron adquiridas otras tres embarcaciones. En la actualidad, sólo queda una y a ello le atribuyen la falta de mantenimiento e inversión.
Santamaría reveló que en el muelle de Araya se encuentra amarrado el barco Carmen Ernestina, el cual fue sacado de la bahía de Pozuelos hace más de un año porque se estaba hundiendo, pero en esta zona está siendo desvalijado.
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“El llamado es a las autoridades, al presidente y al vicepresidente, para que tomen en cuenta las propuestas realizadas por los empleados, quienes hace más de cinco años hemos venido indicando que se deben vender las chatarras para adquirir nuevo barco y así mejorar la calidad del servicio”.
Son más de 600 trabajadores que se mantienen como tripulantes de cada embarcación intentando mantenerlos a flote y realizando el mantenimiento que necesite con las pocas herramientas que cuentan para laborar.
