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martes, 28 mayo, 2024
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Ana María Da Costa: «Mi hermano ha sido víctima por pensar diferente»

Vasco Da Costa, el activista de ascendencia española, ha sido detenido por funcionarios del gobierno de Maduro en dos ocasiones. Este 31 de agosto entró en la lista de indultados. Su hermana solo espera verlo en libertad

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Casi 24 horas han pasado desde que el ministro de comunicación del gobierno de Nicolás Maduro, Jorge Rodríguez, informó sobre el indulto a 110 parlamentarios y líderes políticos apresados y perseguidos. Entre ellos se encuentra el activista de ascendencia española Vasco Da Costa. Su hermana, Ana María Da Costa, narró a El Pitazo cómo el pensar diferente le ha costado al dirigente pisar dos veces la cárcel.

La primera vez que Da Costa fue detenido por el gobierno de Maduro fue el 24 de julio de 2014. El motivo: diseñar, presuntamente, planes para “colocar explosivos en varias partes de Caracas», en el contexto de la ola de manifestaciones antigubernamentales que sacudió al país ese año y que se saldó con 43 muertos y decenas de heridos, según cifras oficiales.

El activista fue encerrado en el Internado Judicial de El Rodeo II y lo liberaron tres años después, específicamente el 6 de octubre de 2017. Junto a Da Costa estuvieron José Luis Santamaría y Efraín Ortega, quienes fueron apresados por la misma razón.

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Ocurrió que Da Costa no pasó ni un año en libertad. El 16 de abril de 2018, funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) allanaron su residencia en El Paraíso, Caracas, y se lo llevaron preso de nuevo. Al miembro del Movimiento Nacionalista lo acusaron, junto a Régulo García Castro, José Luis Santamaría, Luis Leal, Jorfran Quintero, Alonso Mora y Carlos Aristóbulo, de estar vinculado a la operación Gedeón, el movimiento de insurrección iniciado por el expiloto del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) Óscar Pérez.

A Da Costa y el grupo que fue detenido junto a él le imputaron los delitos de traición a la patria, instigación a la rebelión, ultraje a la Fuerza Armada Nacional y sustracción de efectos pertenecientes a la FAN. Se les impuso como centro de reclusión el Centro Penitenciario de Occidente, en Santa Ana, estado Táchira, pese a que todos residían en Caracas.

Desde la fecha, su hermana se convirtió en la bandera de su liberación. Buscaba la forma de visitarlo en Táchira hasta que lo trasladaron, en octubre de 2018, a la cárcel militar de Ramo Verde, donde enfermó tras ser encerrado en una celda de castigo más de dos semanas. «Mi hermano fue mordido por las ratas tras ser encerrado en una celda de castigo, simplemente por emitir una opinión sobre la situación que existe en Ramo Verde. Por eso está enfermo hoy en el Hospital Militar», dijo Ana María el 17 de octubre de 2019 en una protesta organizada por familiares de presos políticos.

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Da Costa fue llevado el 10 de octubre de 2019 al área de procesados militares del Hospital Militar Carlos Arvelo, en San Martín, Caracas. Según Ana María, la mordedura de unas ratas y las continuas torturas hicieron que Da Costa desarrollara un tipo de cáncer en el ojo izquierdo que lo tuvo recluido en el centro de salud hasta el pasado 2 de julio de 2020. Pese a las complicaciones de su salud, el activista no fue puesto en libertad o en arresto domiciliario.

Desde que lo sacaron del Hospital Militar y lo llevaron nuevamente a la cárcel de Ramo Verde, Ana María no lo ha podido ver debido a las medidas de prohibición de visitas que aplicaron los centros de reclusión para evitar la propagación del Covid-19. Durante su estadía en el hospital pudo verlo a diario y le llevaba ropa, comida y medicinas.

La hermana del preso político de 61 años solo espera que se cumpla el indulto que le fue dado a su hermano para llevarlo a un centro de salud, pues ha podido conocer que en los últimos meses ha sufrido cefalea, dolor corporal, tos y fiebre, y no sido llevado a un centro médico. Ana María Da Costa indica que a estos padecimientos se suman la diábetes y la hipertensión.

A Ana María Da Costa todavía le cuesta entender lo que ella y su hermano han atravesado desde 2014 por pensar diferente, por no estar del lado de un determinado pensamiento político. «A mi hermano no lo han encerrado, torturado, insultado para callarlo, porque a este Gobierno lo único que le interesa es mantenernos callados y tienen el poder para hacerlo. Mi hermano ha sido una víctima y yo solo anhelo verlo en libertad», afirmó.

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