El Observatorio Venezolano de Prisiones denunció las graves condiciones en las que se encuentran los detenidos en la subdelegación Santa Mónica del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) en Caracas, quienes sobreviven mientras esperan la reanudación de todos los procesos judiciales paralizados por la pandemia de COVID-19 en el país.
A través de una nota de prensa, reportaron que 64 hombres y 6 mujeres repartidos en tres celdas, de los cuales 68 todavía se encuentran en calidad de procesados y solo dos tienen sentencia firme. A pesar de que los calabozos policiales deben albergar detenidos durante un lapso máximo de 48 horas, algunos reos superan los cuatro años de permanencia en la sede.
El directora del OVP, Carolina Girón, calificó como inhumanas las condiciones de vida en el centro policial. «Son personas a quienes, en detrimento de sus derechos humanos, mantienen encerrados en una habitación pequeña, sin acceso a aire libre y mucho menos a la luz solar», declaró.
Familiares han denunciado que dentro de las celdas han proliferado diferentes enfermedades, destacando el caso de un reo con síntomas de tuberculosis, así como que sufrió una parálisis facial y fuertes dolores de cabeza, y al que sus allegados no han podido realizarle una evaluación médica completa.
También reportaron la muerte hace un mes de un recluso de nombre Raúl Gelder, de 34 años, quien presentaba un abceso en un costado y aunque durante se quejaba por el dolor y la fiebre, no recibió atención de los custodios. No fue sino hasta caer inconsciente que fue trasladado a un centro de salud, donde falleció el 13 de junio.
Igualmente, Girón dijo que los detenidos enfermos son llevados a un Centro de Diagnóstico Integral (CDI) cercano, donde muchas veces no son atendidos, o son devueltos luego de solo ser rehidratados. Sobre este punto, exigió a las autoridades realizar evaluaciones médicas adecuadas a los 70 reclusos, así como garantizarles el acceso al agua potable y servicios básicos de calidad.
«Conocimos a través de esta denuncia que los presos no tienen acceso al agua potable, pues el líquido les llega solo una vez a la semana. El baño es una especie de letrina insalubre, que obviamente no es saneado de la manera adecuada y esto lo convierte en un foco de infecciones, aunado al hedor constante en toda el área. Nos preocupa de sobremanera como éstas personas están expuestas a contraer enfermedades de la piel u otras afecciones pulmonares», resaltó.
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