Caracas.- El regreso a la normalidad post pandemia parece haberse adelantado en el Ferrocarril Ezequiel Zamora de los Valles del Tuy. Desde hace dos semanas, usuarios del tren que conecta a la subregión mirandina con Caracas alertan sobre un aumento de las aglomeraciones dentro y fuera del sistema. Además, las estrictas medidas de higiene en vagones y andenes, que fueron la norma en las primeras cuatro semanas de la pandemia, son cada vez menos frecuentes.
Según el testimonio de pasajeros habituales, las labores de desinfección se limitan a espacios de gran tránsito de personas. Atrás quedó el protocolo de lavado de pasamanos y asientos previo al abordaje o posterior al abordaje. Tampoco se le mide la temperatura a los usuarios. El único requisito para entrar es el uso de mascarilla y guantes. El costo del pasaje está exonerado.
Pasajeros del ferrocarril revelaron que el incremento en el volumen de usuarios se debería a que el acceso es permitido a todo el que presente un salvoconducto. Una versión del documento, que no amerita estar personalizado, circula en redes sociales. Cientos de usuarios aprovechan esta salvedad para usar el sistema ante la escasez de efectivo y transporte público.
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“Volvieron las colas. Hay gente a toda hora de ida y vuelta. La cola para entrar es larga piden es un salvoconducto, que cualquiera imprime y no hay forma de chequear. Muchos se han valido de eso para usar el ferrocarril, por la falta de transporte. Así que se ve gente que no va a trabajar, solo a comprar o resolver el día. El hambre le ganó a la pandemia”, contó Indira Serrano, residente del sector La Fila en Cúa.
A discreción…
El Tren del Tuy, como también se le conoce, fue uno de los servicios de transporte masivo incluidos en las medidas de contención del COVID-19 desde el inicio de la pandemia. A partir del 17 de marzo, dos días después de que se ordenara la cuarentena en siete estados del país, el sistema solo está operativo para trabajadores de sectores priorizados. De esta forma solo empleados de empresas relacionadas con la alimentación, salud, transporte, comunicación y servicios públicos podían usar el servicio, previa verificación de las credenciales.
Estas medidas aseguraban que una menor cantidad de personas se aglomeraran en las instalaciones. En un recorrido realizado por un equipo de El Pitazo, se constató el incremento del número de usuarios a las puertas de las estaciones. El control de acceso sigue a cargo de funcionarios de la Guardia Nacional. Las colas solo para esperar la verificación se prolongan por hasta una hora. En las largas filas, de más de 1 kilómetro en las estaciones Charallave Norte, Charallave Sur y Cúa, no se respeta la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de 1 metro de distancia, para prevenir contagios.
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“Ya pasa todo el que tenga salvoconducto. De la noche a la mañana todo el mundo consiguió el papel ese y los guardias que vigilan el ingreso no tienen cómo determinar la veracidad del permiso. La cuarentena en el ferrocarril al menos ya no existe. Volvió el hacinamiento y el descontrol. Ni siquiera están pendientes de que entre una cantidad de pasajeros limitada y solo trabajan trenes simples”, aseguró Rubén Sanoja, trabajador de una distribuidora de alimentos.
Todo a dólar
Con el incremento del flujo de usuarios, volvieron también los vendedores informales. Chupetas, aliños, combos de hortalizas y café son las principales ofertas en los pasillos del tren. “A un dólar o al cambio”, es el jingle que repiten los ambulantes entre un vagón y otro, correctamente equipados con guantes y tapabocas. La situación se repite en el Metro de Caracas, donde los controles de ingreso fueron encargados a la Policía Nacional.
“La anarquía siempre encuentra su camino. Los funcionarios se hacen de la vista gorda, ellos saben que ya regresaron hasta los buhoneros. ¿Eso es una actividad prioritaria?, me pregunto. Todos los días hay colas y peleas para entrar. Hay gente que de verdad necesita pasar y como no tiene el papel ese, se quedan por fuera”, manifestó Marianela Abache, habitante del sector Santa Bárbara en Ocumare del Tuy.
Trabajadores de la salud denunciaron que desde la implementación de las restricciones no se les ha garantizado un uso preferencial del servicio. Adujeron que en medio del engorroso procedimiento de ingreso no se les facilita el acceso, pese a llevar uniformes y comprobantes visibles que los identifican como trabajadores del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales.