Caracas.- El Hospital Clínico Universitario (HCU) redujo su capacidad de atención de casos del nuevo coronavirus. La medida, que se implementó paulatinamente desde mediados de marzo, se completó esta semana. Así lo confirmaron a El Pitazo integrantes del sindicato del HUC, que pidieron el resguardo de su identidad. Esta decisión se tomó después de que se agudizaran las deficiencias de personal, insumos y equipos de protección en el centro de salud.
Esta situación justifica las constantes denuncias acerca de la desatención en el establecimiento. Desde que empezaron a profundizarse las limitaciones y aumentó la demanda de servicios, los casos sospechosos de COVID-19 empezaron a ser referidos al hospital intermedio de campaña que se instaló en el Poliedro de Caracas. La saturación de la atención afecta, en igual medida, al vecino Hospital Periférico de Coche. Por lo que los cupos del domo de La Rinconada ayudaron a disminuir la presión por falta de camas en el suroeste de la ciudad.
“Desde que empezaron a aumentar los casos de coronavirus en Caracas, comenzaron a verse las deficiencias. El personal no se daba abasto y los insumos llegaban de último al HCU, porque no estamos en la lista de hospitales centinelas. En julio, cuando habilitaron el Poliedro para recibir pacientes con COVID-19, se empezaron a remitir todos los casos. Pero entonces se presentó otro problema, porque no hay suficientes ambulancias y los traslados al Poliedro se coordinan con militares, a su criterio, y no por especificidad médica”, narró uno de los sindicalistas.
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Colapso
La disminución del abordaje de pacientes con COVID-19 en el HCU no ha significado una mejora en la atención en los disminuidos servicios. El servicio de triaje, como se conoce a la evaluación previa a la revisión médica, es realizada por vigilantes. Esta situación antecede a la pandemia. Sin embargo, en medio de la precariedad impuesta por las restricciones de movilidad, transporte y escasez de gasolina las inasistencias del personal han aumentado.
“El colapso ahora es peor, porque es como en cámara lenta. Los pacientes llegan en menor cantidad que antes de la cuarentena, pero cada vez es menos lo que se puede ofrecer. Hay mucha deficiencia de personal en todas las áreas. Los que pueden llegar después no tienen cómo devolverse, entonces se turnan. En los primeros meses también nos afectó el foco de contagio que se detectó cuando un médico y un residente dieron positivo al COVID-19”, repasó una trabajadora del área de historias médicas.
Según los trabajadores, los insumos que han entrado, gracias a la ayuda humanitaria, son insuficientes. Insisten en que estas donaciones se hagan basadas en las reales necesidades de las instalaciones hospitalarias del país. En cuanto a equipos de bioseguridad, las carencias también se mantienen. Guantes, tapabocas y batas descartables se entregan limitadas de forma semanal.
Los productos de limpieza y el agua escasean por igual. El suministro de agua equivale a ocho días al mes. Por la poca presión, el bombeo solo alcanza hasta el cuarto piso. Esto dificulta el acceso a la higiene adecuado a pacientes hospitalizados y al personal. A pesar de que el hospital recibe cada vez menos casos del virus, conforme se han levantado algunas restricciones de la cuarentena, incrementó la demanda de otros servicios, que están suspendidos, como las cirugías programadas, o trabajan parcialmente, como la emergencia.
