Sur del Lago.- Antony, diagnosticado con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y quien pidió reservar su identidad, contó a El Pitazo que cada día a los pacientes se les hace más difícil costear pasajes hasta Maracaibo o Mérida para cumplir la rutina médica.
«Solo espero que este mensaje llegue hasta el Ministerio de Salud. Cada día es más engorroso para los pacientes viajar a la capital de nuestro estado o hacia Mérida, que nos queda más cerca. El efectivo casi no circula y los pasajes aumentaron al doble la semana pasada; ahora tememos mucho porque ha habido varios paros de transporte en Mérida y la gasolina cada día es más escasa», mencionó el joven, quien hace un par años supo la noticia de su enfermedad y teme revelarlo a su familia.
Antony, quien trabaja y depende de un sueldo mínimo (40.000 bolívares), afirmó que las autoridades encargadas del programa deberían habilitar una oficina en El Vigía (Mérida) o en Santa Bárbara de Zulia, a fin de descentralizar la atención a quienes viven con la condición y ameritan antirretrovirales así como necesitan laboratorios y reactivos para efectuar las pruebas de rigor, tanto para control como para diagnósticos.
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Dijo que sólo para desplazarse hasta Mérida invierte 30.000 bolívares desde donde habita, en el Sur del Lago, hasta el Hospital Universitario de la capital emeritense. Para llegar a Maracaibo tendría que invertir 120.000 bolívares más estadía y comida. Las pruebas en laboratorio también son costosas, debido a que los centros de salud no tienen los químicos requeridos para descubrir el virus que ataca el sistema inmune.
«Hay muchos, como en mi caso, que tienen que pedir prestado dinero o vender objetos de valor para poder cumplir con las consultas, pero más importante es seguir el tratamiento que aún nos proporcionan de manera gratuita. Allá en Mérida, cada dos meses nos autorizan a retirar en la farmacia del principal hospital del estado al menos dos frascos. Cada noche debo tomar la pastilla para mantener el virus indetectable, si no la tomo, mi sistema inmunológico corre muchos riesgos y, por ende, mi vida», contó.
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