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sábado, 18 mayo, 2024
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Licores adulterados: el falso cocuy es una amenaza de muerte

Cocuyeros artesanales alertan que personas inescrupulosas aceleran el proceso de fermentación de los ingredientes de los licores con formol y ácido de batería. En el caso del cocuy, el resultado es un falso licor que puede ser mortal. Una investigación del Ivic de 2018, luego del análisis de nueve bebidas artesanales del país, reveló que 44% de la muestras excedían los niveles aceptables de metanol para el consumo humano

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Caracas.- Es un patrón mortal que cobra fuerza en medio de la indiferencia de las autoridades sanitarias. No hay cifras oficiales, pero en la prensa abundan informaciones acerca de fallecidos por ingerir bebidas alcohólicas ilícitas en Venezuela. Entre el 20 de noviembre y el 9 de diciembre de 2019, cinco personas murieron al tomar estos productos en el estado Aragua. No fueron las únicas: este mismo año fallecieron otras 30 personas más en todo el país.

El registro hemerográfico elaborado por el equipo reporteril de El Pitazo determina que 4 personas murieron en 2017 (2 en Miranda y 2 en Lara) y 6 en 2018 (3 en Miranda, 2 en Caracas, 1 en Zulia). Pero, en total, en tres años la prensa informó sobre 45 fallecimientos por la ingesta de licores adulterados en los estados Aragua, Miranda, Lara, Portuguesa, Zulia y Distrito Capital. La entidad aragüeña concentra 44% de las muertes y todas ocurrieron en 2019.

El director de la Cámara de la Industria Venezolana de Especies Alcohólicas (Civea), Luis Enrique Cárdenas, asegura que de acuerdo con los artículos de prensa de los últimos meses, las muertes se registran entre los meses de noviembre y diciembre y enero y febrero, cuando los consumidores tienen más tiempo libre para el ocio y pueden participar en festividades decembrinas. Precisa que a las personas les atrae el costo de las bebidas artesanales, que son bajos en comparación con los licores industriales. “El precio de un licor artesanal es 80% menos que el de uno industrial”, específica Cárdenas.

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Versiones periodísticas coinciden en que las personas fallecieron por intoxicaciones graves causadas por altas concentraciones de metanol y otras sustancias, como formol y urea, que contenían los licores artesanales adulterados.

La mayoría de los registros concuerdan en que las víctimas mortales ingirieron un producto vendido como «cocuy de penca», un licor artesanal, declarado patrimonio natural, ancestral y cultural de la nación en 2005 y que es producido en mayor cantidad en Lara y Falcón. El metanol es un alcohol tóxico que tiene la planta (específicamente en el tallo y la cabeza) con la que se elabora la bebida tradicional y cuya concentración se reduce mediante el proceso de destilación.

El de la localidad de Pecaya, en la sierra falconiana, por ejemplo, es el único licor en Venezuela que tiene Denominación de Origen (D.O.), pues cumple con estrictas normas de fabricación. Los productores de cocuy, como Juan Carlos Concepción, que es copropietario de un alambique en Tintorero, estado Lara, asegura que los brebajes que causan la muerte por intoxicación no corresponden con el verdadero cocuy de penca.

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Tras las muertes reportadas en el estado Aragua, el pasado 12 de diciembre, el Servicio Autónomo de Contraloría Sanitaria, adscrito al Ministerio de Salud, emitió un comunicado en el que alertaba a los consumidores a abstenerse de ingerir bebidas alcohólicas que carezca de la información sanitaria obligatoria e instaba a evitar la preparación de licores con combinaciones no seguras. Pero el problema ya había sido advertido un año antes: en 2018, una institución pública volcó su mirada hacia las muertes y casos de intoxicaciones reportadas e hizo llamados a las autoridades sanitarias.

Una advertencia

En 2018, el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), dependiente del Ministerio de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, difundió un estudio en el que evaluó la concentración de metanol en nueve bebidas alcohólicas obtenidas en tres regiones del país. Después de analizar las muestras, los investigadores concluyeron que 44% de los licores excedían el límite permitido de metanol que estipula la Norma Covenin 3362-2001 (250 mg/L). Las concentraciones de metanol en las bebidas se encontraron entre 76,8 mg/L y 2.456 mg/L.

El cocuy, una de los tres productos alcohólicos que se tomó como muestra en la región central, formó parte del conjunto de bebidas analizadas. El resultado no fue alentador: de los tres licores fue el único que no cumplió con las especificaciones requeridas en la norma Covenin, pues concentró 323,2 mg/L de metanol. Las demás licores artesanales que registraron una elevada concentración de metanol fueron el miche (región Andina), el Palo de Arco y la chuchuguaza (región nororiental).

Luego del análisis, los investigadores señalaron que la posible contaminación de metanol en este tipo de bebidas alcohólicas exigía mejorar el control de calidad de estos productos de la industria nacional, así como hacer un llamado a los consumidores sobre sus efectos. En el estudio se menciona que la ingesta de metanol puede producir daños irreversibles, como ceguera, daños neurológicos y, en casos extremos, la muerte. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) indica que 50% de los casos que ingresan por intoxicación por bebidas adulteradas corren el riesgo de morir.

La presencia de altas concentraciones de metanol en los licores artesanales, según los investigadores, son atribuidas a irregularidades en el proceso de fabricación. «Las bebidas clandestinas de este tipo presentan mayor probabilidad de estar contaminadas con productos químicos por la ausencia de procesos de destilación que permitan la disminución de los compuestos no deseados durante su elaboración», señala el estudio.

«Esta probabilidad aumenta cuando las bebidas son elaboradas sin tomar en cuenta las buenas prácticas de manufactura y son distribuidas sin haberse realizado un control de calidad riguroso, en el cual pueda determinarse la presencia o no de contaminación o adulteración, como sucede en el caso de las bebidas alcohólicas clandestinas tradicionales y populares en Venezuela», se advierte.

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Denuncias de diferentes productores de cocuy aseguran que desde hace un año han proliferado bodegas clandestinas donde preparan la bebida, extraída del procesamiento de la planta vegetal agave cocui, de forma irregular.

El productor Concepción asegura que, actualmente, los fabricantes clandestinos, en su afán de aumentar la producción en menor tiempo, emplean sustancias tóxicas, como urea, formol y ácido de batería de motor, que son perjudiciales para la salud, con el fin de acelerar el proceso de fermentación de la bebida.

“Un artesano espera de 10 a 15 días para que se cumpla el proceso de fermentación, mientras que los productores clandestinos emplean la sustancia para acelerarlo de un día para otro”, dice el productor de cocuy, quien además señala que los fabricantes clandestinos usan melaza, ingrediente cuyo uso no está recomendado para preparar la bebida artesanal.

Concepción explica que el uso de estos químicos incrementan los niveles de metanol y otras sustancias tóxicas. «El tallo o cabeza de la planta con la que se hace el cocuy contienen niveles aceptables de metanol, que pueden ser descartables a través de las fases de la destilación. Pero el uso indebido de algunos elementos químicos, como urea, aumentan los niveles de metanol y otras sustancias perjudiciales para el organismo», explica.

La práctica contraviene lo dispuesto en la Providencia Administrativa N° 266-2017 de Servicio Autónomo de Contraloría Sanitaria, que establece los requisitos y condiciones sanitarias para la producción de cocuy artesanal. La institución indica en su artículo 26 que las bebidas alcohólicas denominadas cocuy “no deben adulterarse en ninguna de las etapas de su elaboración, particularmente en la etapa de la formulación y fermentación de los mostos”.

Cárdenas indica que a la débil vigilancia sanitaria se suma la inexistencia de campañas informativas y de prevención para que los consumidores eviten beber estos licores. El director de Civea señala que las personas deben tomar en cuenta que los productos tengan el Registro Sanitario y otras características, como la tapa debidamente sellada. Incluso, por seguridad, recomienda que las bebidas sean compradas en locales que cuenten con la autorización para el expendio.

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