Caracas.- La salud sexual y reproductiva es un aspecto casi totalmente fuera de la agenda del gobierno de Nicolás Maduro. Con un grado de escasez por encima del 50% en métodos de prevención, según el más reciente informe de la ONG Convite y el alto costo de pastillas, condones y métodos inyectables, entre otros, los derechos sexuales y reproductivos en Venezuela están garantizados para muy pocos.
Las políticas oficiales no ofrecen casi ninguna alternativa de prevención de enfermedades de transmisión sexual o del embarazo adolescente, remarcó la ONG. Desde hace más de cuatro años no existen campañas preventivas masivas. Tampoco hay un esfuerzo de información en materia sexo reproductiva en el Ministerio de Salud.
Es por esto que casi todo lo atinente a la anticoncepción es un asunto privado. Sin embargo, costear una vida sexual sana y con el menor riesgo no está al alcance de todos los venezolanos, menos de los adolescentes. Para muchos mantenerse a salvo de infecciones de transmisión sexual no es una prioridad. Destinar el poco dinero al que tienen acceso a medicinas o dispositivos para evitar la concepción temprana no es una opción.
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“Me cuido con el método del ritmo. Tengo que estar muy pendiente es medio enredado, pero es la única forma que tengo para cuidarme. Antes si me cuidaba más, hasta con el ginecólogo iba. Dejé de usar pastillas hace como cinco años, por el precio. Las más baratas ahorita cuestan como 10 millones de bolívares. Ni para mantener la casa pago eso”, contó Yeismar Villegas, de 24 años de edad y residente del oeste de Caracas.
Inalcanzables
En una consulta virtual hecha por el equipo de El Pitazo en tres de las más grandes redes de farmacia del país, se constató lo dicho por Villegas. Una combinación de etinilestradiol, gestodeno y gutishormofen de 21 tabletas cuesta 12 millones de bolívares en promedio. La fórmula es una de lo anticonceptivos más recetados. Otras modalidades, como parches o aros vaginales simplemente son inexistentes en el mercado local, como alertó el informe de Convite. Algunos de los precios mencionados están disponibles en sus páginas web.
“Los anticonceptivos orales y la píldora de emergencia o del “día después” pueden encontrarse en algunas localidades como San Juan de los Morros, Mérida, Maturín o Maracaibo. No obstante, en el resto de las regiones el comportamiento del abastecimiento cambia significativamente, registrándose en ellas indicadores de escasez superiores al 40%”, refirieron.
En el estudio de la ONG se tomaron en cuenta ocho métodos anticonceptivos. La muestra se basó en la situación de escasez reportada en 10 ciudades de 9 regiones del país. El desabastecimiento de algunos de estos productos, en especial los más novedosos del mercado asciende a casi el 100% en algunos estados. Las más escasas son las formulaciones inyectables, de estricta indicación médica. Esta son modalidades que funcionan hasta el mediano plazo y por eso pueden resultar más costosas.
Desaparecidos
En promedio la escasez se ubica por encima del 50% en todos los rubros y modalidades. A excepción del condón, la escasez es generalizada. Pero el preservativo tampoco es asequible, pues su precio equivale a cuatro salarios mínimos actuales, hasta el 10 de diciembre.
“Los porcentajes de escasez en los principales métodos anticonceptivos y de protección conocidos en el país superan el 50%. Los casos más alarmantes, en términos de disponibilidad en farmacias regionales visitadas, los parches y aros vaginales con 97%, anticonceptivos inyectables 96% y dispositivos intrauterinos con 94%. Solo el método de barrera masculino (condón) se encuentra disponible en la mayoría de los establecimientos que conforman la muestra”, detalló la investigación.
Para Anderson Febles, habitante del noreste de Caracas de 26 años de edad, su sueldo como asesor de ventas en una tienda de zapatos no le permite incluir la anticoncepción entre sus prioridades. Hijo de una maestra de primaria que emigró hace tres años a Perú, invierte las remesas en comida y las medicinas de sus abuelas. Confesó que ha evitado ser padre hasta ahora gracias al coitus interruptus, modalidad que impide que inseminación de forma natural.
“Da hasta pena reconocerlo. Desde que mi mamá se fue estoy a cargo de mis abuelos. Cuando compro condones es porque entra algo extra de plata. Una comisión, o una propina. Aquí (en Venezuela) es difícil cuidarse como uno quisiera. No porque uno no esté informado, sino porque no alcanza. Esa es la realidad”, lamentó.