Caracas.- El Programa Nacional de Inmunización de Venezuela nunca había dependido tanto de las maniobras políticas del gobierno de turno. Luego del impago de más de un año al Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el país perdió el acceso a un aliado estratégico que por más de 35 años garantizó vacunas a bajo costo y altísima calidad. Esta situación aceleró las negociaciones con China y Rusia para la adquisición dosis, reveló a El Pitazo una fuente del Ministerio de Salud.
La fuente, que pidió resguardar su identidad, explicó que desde 2015, Maduro había reforzado la cooperación técnica en materia de adquisición de medicamentos con los gobiernos ruso y chino. Pero, dificultades en el proceso de traslado de los productos biológicos estancaron la negociación. En estas conversaciones se incluyó a las vacunas, por lo que se infiere que funcionarios de Maduro tenían previsto la posibilidad de no cancelar la deuda con la OPS.
Fue en 2019, justo después de vencerse el plazo para el pago ante el Fondo Rotatorio, que marcas chinas y rusas empezaron a reemplazar a las que gestionaba el organismo multilateral. El informante reveló que por la lentitud de los procesos de compra y traslado, algunas de las dosis importadas a aliados del gobierno no poseen certificación del Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel (Inhrr).
“Muchos de estos productos requieren una cadena de frío que no se puede interrumpir en ningún momento. El gobierno venezolano apenas podía garantizar combustible en la zona próxima al país. Chinos y rusos se debían encargar de toda la logística hasta acá. Como Venezuela aún tenía un tiempo de gracia con la OPS, se pararon las conversaciones para el reemplazo. La adquisición y distribución de vacunas jamás se había manejado con un sesgo político tan marcado”, expuso el informante, actualmente adscrito al Inhrr.
LEE TAMBIÉN
Tasa de letalidad por COVID-19 en personal sanitario se duplicó en cinco meses
Pérdida
Una deuda de más de 11 millones de dólares, acumulada desde el primer trimestre de 2019, impide al Gobierno de Nicolás Maduro adquirir una variedad de vacunas. Las dosis que integran el Programa Ampliado de Inmunizaciones eran traídas gracias a la OPS desde finales de la década de 1980. Gracias a estas gestiones se lograron controlar en las décadas de 1990 y 2000 enfermedades como la tosferina, la difteria y la fiebre amarilla. Estas dos últimas reaparecieron en el país en el primer Gobierno de Nicolás Maduro.
Hasta antes del retraso en el pago, Venezuela había cotizado sin problemas vacunas para el sarampión, rubéola y parotidis. También la antiamarílica, antivaricela y contra la hepatitis A. Todas estas forman parte del Esquema de Inmunizaciones en Venezuela, vigente desde el año 2007. A través de la OPS se había consolidado incluso una larga tradición en la adquisición de vacunas contra rotavirus. Este virus es causante de la gastroenteritis, enfermedad asociada a varios tipos de cuadros diarreicos comunes en la zona en la que está ubicado el país.
El Fondo Rotatorio de la OPS dispone en su catálogo de 46 vacunas y 29 productos de cadena de frío, que ayuda a preservar las fórmulas. La OPS tiene una alianza con 31 productores en todo el mundo y surte a 41 países y territorios en América Latina. El mecanismo de la OPS facilita la adquisición de las vacunas disponibles en farmacéuticas internacionales a precios por debajo del cotizado en el mercado. Por lo que otro informante lamentó que por la morosidad, Venezuela enfrente lo que calificó como una pérdida. Aunque recalcó que la suspensión es temporal y cesará una vez se cancele la deuda.