Caracas.- La extensión del uso de mascarillas para evitar el contagio de COVID-19 ha ocasionado escasez y confusión. El implemento, que originalmente fue descartado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es ahora popular y hasta de uso obligatorio en Europa, Sudamérica y algunas entidades de Estados Unidos. El desabastecimiento del implemento, llevó a que la OMS admitiera versiones caseras de tela, no desechables. Sin embargo, poco se ha advertido sobre los riesgos de su uso en niños menos de 2 años.
Hace dos semanas los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, (CDC, por sus siglas en inglés), actualizaron sus disposiciones acerca del uso de mascarillas. En un renglón aparte explicaron que las recomendaciones para la correcta utilización de los tapabocas están dirigidas para mayores de 2 años. En los consejos se enfatizan los riesgos para la salud que implican para bebés.
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“Los CDC recomiendan que todas las personas mayores de 2 años lleven un paño que cubra su nariz y boca cuando estén en la comunidad. Los revestimientos faciales de tela no deben ponerse en bebés o niños menores de 2 años debido al peligro de asfixia”, alertaron.
La excepción aplicaría para personas con dificultades para respirar en general. Es decir, personas con asma, enfermedades o infecciones respiratorias o enfermedades crónicas asociadas a fallas en el funcionamiento pulmonar. También abarca a la población con impedimentos para el correcto uso y manipulación del implemento.
“Los niños menores de 2 años se enumeran como una excepción, así como cualquier persona que tiene problemas para respirar o está inconsciente, incapacitado, o de otra manera incapaz de quitar la cara cubierta sin asistencia”, añadieron.
Aclaratoria
Los CDC recordaron que la mascarilla no es un factor determinante para evitar el contagio individual. Su uso es recomendado para reducir la posibilidad de transmisión comunitaria a gran escala. Desde el inicio de la propagación la efectividad del tapaboca ha sido debatida. Hace dos semanas estudios avalados por la OMS demostraron que la manipulación correcta del tapaboca, acompañada de otras medidas funciona para contener el avance del SARS-COV-2.
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“El uso de revestimientos faciales de tela es una medida de salud pública que las personas deben tomar para reducir la propagación de COVID-19, además de (no en lugar de) distanciamiento social, limpieza frecuente de manos, y otras acciones preventivas diarias”, enumeraron.
Respecto a la disposición de los respirados N95, los CDC concluyeron que deben dejarse para uso exclusivo del personal de salud. Esta mascarilla de patente estadounidense, filtra alrededor de 95% de las partículas del aire. Por eso su importancia para las personas más expuestas, por contacto directo con infectados.
“Una cubierta facial de tela no está destinada a proteger al portador, pero puede prevenir la propagación del virus desde el portador a otros. Esto sería especialmente importante si alguien está infectado, pero no tiene síntomas. Máscaras faciales médicas y respiradores N95 todavía están reservados para el personal sanitario y otros socorristas de primera respuesta, según lo recomendado por la guía actual de los CDC”, aclararon.
