Salud

“Es difícil tener la muerte cerca”: habla una médico que venció el COVID-19

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El 27 de julio comenzó la pesadilla de la médico cardióloga, Marjorie Cano, de 36 años. Sintió náuseas, inapetencia, dolor de cabeza, fiebre, pérdida de olfato y gusto. Sintió desgano y miedo. Ese día cerró su consultorio en San Carlos del Zulia y decidió aislarse en su casa.

Después de 10 días con esa sintomatología no tuvo mejoría. Los dolores no solo eran más intensos sino que su malestar se generalizó. Se sumó la tos seca y la dificultad para respirar. Cano decidió entonces buscar a la única neumonólogo de esa ciudad, Doménica Izzo, quien le dijo lo que más temía: “Tienes una neumonía por COVID-19”.

Pero no solo ella tenía problemas en sus pulmones, también su padre, Luis Cano, de 73 años comenzó a padecer deficiencias sin saturar oxígeno suficiente. A ambos los internaron en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), del hospital centinela Santa Bárbara y a su papá le detectaron síndrome de distrés respiratorio severo.

Dos días después de recibir tratamiento en la UCI llegó lo peor. Su papá no resistió los efectos del coronavirus y murió al lado del cubículo donde Marjorie respiraba con ayuda de una máscara de bipresión positiva o Bipap.

El COVID-19 había dado un primer y devastador golpe a su familia. Decidió aceptar la noticia con tranquilidad y, tres días después, pidió que la trasladaran a la clínica donde laboraba. Fue una medida urgente que sus colegas médicos apoyaron.

Ese golpe le mostró que “es difícil tener la muerte cerca”.

La cardiólogo constató que en la UCI del hospital centinela solo había un intensivista que renunció, una sola máscara de Bipap, otra de Cpap que es un dispositivo de presión continua positiva en las vías respiratorias y un solo ventilador mecánico.

La especialista sabe que estos insumos son insuficientes frente a la cantidad de pacientes que se agravan en la zona Sur del Lago de Maracaibo a causa del virus mortal.

Su caso seguía considerándose como sospechoso por el retraso en la entrega de los resultados de la muestra molecular PCR. Mientras, su esposo y una tía presentaron síntomas. Su hermana mayor, María Cano, tuvo complicaciones similares por lo que fue trasladada a una clínica privada en el estado Mérida, donde sigue luchando por su vida.

En la clínica, la médico estuvo 12 días y el 23 de agosto recibió el alta. A la fecha, sigue con cuidados en su casa.

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Cuando cuenta su historia agradece a sus colegas Doménica Izzo, neumonólogo y a la internista Daxy Ruiz; también a los enfermeros y a los demás trabajadores, quienes pese al riesgo de contagio, la asistieron para salvar su vida. “Es difícil estar tan cerca de la muerte”, repite la especialista en afecciones del corazón a quien el virus le propició una miocarditis.

“En el hospital al menos tienen el tratamiento básico para tratar el virus, me consta porque también trabajo allí, pero carecen de insumos. No hay cánulas ni máscaras con reservorio. Son insuficientes los ventiladores y los dispositivos Bipap y Cpap. El municipio Colón está atravesando momentos difíciles. Hay muchas personas muriendo en sus casas”, cuenta la médico.

Dice que los familiares deben comprar los antibióticos que son costosos porque cada organismo amerita una atención particular.

Cano, a principios de la pandemia, solía reunirse con especialistas en epidemiología para definir el protocolo de atención de pacientes asintomáticos, así como a quienes presentan síntomas leves, moderados o agudos.

“Lo que está pasando en el Sur del Lago es que las personas llegan cuando los síntomas han avanzado demasiado y es allí cuando se complican”, remarca la especialista egresada hace siete años atrás de la Universidad del Zulia con especialización en cardiología en el Hospital General del Sur.

Foto cortesía M. Cano

Pide a las personas que se cuiden, que usen tapabocas, que eviten visitas y reuniones. “Esto que ocurre no es un juego y está enlutando cada vez más hogares. Personas de alta estima se están yendo”.

Hasta el 1 de septiembre, la comisión presidencial del gobierno de Nicolás Maduro no ha confirmado ni un solo deceso en el municipio Colón del estado Zulia. El alcalde Blagdimir Labrador, dijo en el mes de julio que solicitaría la estadística de las defunciones, pero no las ha dado a conocer a la colectividad.

A la fecha, Cano desconoce el resultado de su prueba PCR y la de su papá.

Para la segunda semana de agosto el gobernador Omar Prieto dijo que habían 49 pacientes recluidos en el hospital Santa Bárbara, y no citó ningún fallecido.

“Subestimamos demasiado los efectos del virus. Creíamos que era un cuento que no iba a llegar y no le dimos importancia. Aún hay mucha ignorancia de la gente que no presta atención a los protocolos de contención para cortar la cadena y mientras las personas no se cuiden seguiremos afrontando saldos negativos”, explicó la cardióloga.

Ahora hay dos cosas que mueven a Marjorie, que su hermana se recupere y que ella pueda estar al 100 % para seguir salvando vidas, a pesar de las deficiencias del sistema de salud.

Edwin Urdaneta
Publicado por
Edwin Urdaneta

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